Nuestro centro tiene psicólogos expertos en el tratamiento de Hipocondría, la intención de este artículo es dar a conocer una forma de trabajar basada en la evidencia conocida sobre la enfermedad.
El Trastorno de Ansiedad por Enfermedad, antes llamado hipocondría, está incluido en el DSM-5 dentro de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por la preocupación persistente por padecer una enfermedad grave, a pesar de tener pruebas médicas tranquilizadoras. Es importante diferenciarlo de:
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): comparten las conductas de comprobación, pero en la ansiedad por la salud el foco está en el cuerpo.
Ansiedad generalizada: aquí las preocupaciones son más amplias, no solo sobre la salud.
Trastorno dismórfico corporal: la preocupación no es por una enfermedad, sino por la apariencia física.
Cuando hablamos de ansiedad por la salud, no estamos ante algo misterioso ni “innato” que surge de la nada. Lo que tenemos es un patrón aprendido de relación con las sensaciones corporales y con la idea de enfermedad.
Normalmente encontramos dos tipos de antecedentes:
Experiencias de aprendizaje temprano, en familias donde la salud se vive como algo frágil o permanentemente en riesgo. El niño aprende que una tos, un dolor o un mareo son señales que hay que vigilar de inmediato. Esto instala una contingencia de alarma: “si noto algo en el cuerpo, significa peligro”.
Eventos vitales significativos, como la enfermedad o muerte de un ser querido. Ese hecho funciona como un estímulo traumático que condiciona nuevas asociaciones: “si le pasó a él, me puede pasar a mí”. Desde entonces, cualquier sensación corporal queda bajo sospecha.
En términos conductuales, se trata de un aprendizaje por condicionamiento clásico y operante. Una sensación neutra (un pinchazo, una palpitación) se empareja con la idea de enfermedad grave, y a partir de ahí dispara miedo. Después, las conductas de comprobación y búsqueda de seguridad refuerzan ese miedo.
El problema no se explica solo por el origen, sino por cómo se mantiene en el día a día. Aquí intervienen tres procesos:
Hipervigilancia corporal: la persona está continuamente atenta a su cuerpo. Y ya sabemos que cuando uno se pone a buscar sensaciones, siempre encuentra. Esa atención selectiva aumenta la probabilidad de notar molestias y darles un valor desproporcionado.
Interpretación catastrófica: cualquier sensación es leída en clave de enfermedad. “Si tengo palpitaciones, es un infarto”, “si me duele la cabeza, es un tumor”. No se tolera la idea de que el cuerpo pueda tener variaciones normales.
Conductas de seguridad: son las que realmente mantienen el problema. Revisarse, buscar síntomas en internet, preguntar a médicos o familiares, evitar lugares con contagio. Todas esas conductas producen un alivio inmediato, pero a la vez refuerzan la idea de que “había un peligro” y que “necesito controlar para estar a salvo”. Es el clásico círculo de reforzamiento negativo: la ansiedad baja un momento, y eso fortalece la conducta que la reduce.
En conjunto, este patrón se convierte en un ciclo auto-mantenido:
Sensación corporal → Pensamiento catastrófico → Ansiedad → Conducta de comprobación/evitación → Alivio inmediato → Reforzamiento del ciclo.
El resultado es que la persona queda atrapada en un sistema que confirma constantemente sus miedos. El cuerpo se convierte en enemigo, la incertidumbre en amenaza, y la vida empieza a girar alrededor de evitar la enfermedad más que de vivir.
Prevalencia y curso
En estudios europeos, incluida España, la prevalencia oscila entre un 1% y un 5% de la población general. Suele iniciarse en la juventud o adultez temprana, a menudo tras una experiencia cercana de enfermedad o muerte. El curso suele ser crónico y fluctuante: hay épocas de más miedo y otras de calma, pero la tendencia al control y a la comprobación tiende a mantenerse si no se trata.
Aprendizajes familiares: crecer en entornos muy pendientes de la salud, con mensajes de alerta (“no te fíes nunca de un síntoma”).
Eventos vitales: pérdidas, duelos o enfermedades cercanas que marcan un antes y un después.
Factores cognitivos: intolerancia a la incertidumbre, sesgos atencionales hacia el cuerpo.
Factores emocionales: culpa, sensación de fragilidad, necesidad de control.
Factores culturales: el acceso inmediato a información médica en internet, a veces sin filtro, incrementa la ansiedad (el llamado “efecto Dr. Google”).
En consulta se suelen emplear entrevistas clínicas y tests validados en población española, como:
Whiteley Index (WI): mide preocupaciones hipocondríacas.
Illness Attitude Scales (IAS): explora actitudes y miedos relacionados con la enfermedad.
Health Anxiety Inventory (HAI): versión adaptada en castellano, útil para seguimiento.
Estos instrumentos ayudan a diferenciar entre una preocupación normal y un trastorno de ansiedad por la salud que requiere intervención.
Mecanismos neuropsicológicos
Las investigaciones muestran que en este trastorno se activan de forma excesiva:
La ínsula, que detecta lo que ocurre dentro del cuerpo.
La amígdala, que procesa la amenaza.
El eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, que dispara la respuesta de estrés.
Esto explica por qué sensaciones neutras (como hambre o cansancio) pueden vivirse como señales de peligro.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es el tratamiento de primera elección y ha demostrado eficacia en múltiples estudios en España y otros países. Suele incluir:
Exposición con prevención de respuesta (dejar de comprobar el cuerpo).
Reestructuración de creencias catastróficas.
Psicoeducación sobre el cuerpo y la ansiedad.
Técnicas de mindfulness o aceptación (ACT) para tolerar la incertidumbre.
En algunos casos se combina con tratamiento farmacológico (ISRS), especialmente cuando hay síntomas depresivos o de ansiedad generalizada muy intensos.
Pronóstico y prevención de recaídas
Con tratamiento adecuado, la mayoría de pacientes logran reducir de manera significativa la preocupación por la salud y recuperar calidad de vida. El objetivo no es eliminar toda preocupación (algo imposible), sino aprender a convivir con la incertidumbre sin que paralice la vida.
Las estrategias de prevención de recaídas más útiles incluyen:
Detectar señales tempranas (volver a revisar el cuerpo, consultar en internet).
Reforzar autocuidados básicos (descanso, ejercicio, alimentación).
Mantener un “botiquín emocional” con frases, técnicas y apoyos aprendidos en terapia.
El campo está avanzando hacia:
Intervenciones digitales (programas online y aplicaciones móviles de TCC).
Enfoques integradores, como el trabajo con partes internas (IFS) o la terapia narrativa.
Más investigación longitudinal en población española, para comprender mejor los mecanismos que mantienen el trastorno y adaptar los tratamientos a cada persona.
Jaime tiene 34 años y trabaja como ingeniero informático. Ha venido a consulta porque llevaba tres años viviendo con un miedo constante a enfermar. Todo empezó tras la muerte de un tío muy cercano por cáncer. Desde entonces, cualquier mínima molestia en su cuerpo le dispara la alarma. Tiende a revisarse compulsivamente, consulta síntomas en internet y ha ido dejando de hacer vida social por miedo a contagiarse de algo. Ha visitado a diferentes especialistas sin encontrar una causa orgánica.
Se crió en un entorno familiar muy pendiente de la salud. Esta ansiedad ha ido afectando a su vida en general y a su relación de pareja, generando cansancio y culpa. Jaime se siente en un bucle: cuanto más intenta calmarse, más miedo siente.
Marco teórico
El trabajo con Jaime se ha centrado en desmontar las ideas catastróficas sobre su salud. Su sistema de alarma está hiperactivado y reacciona con ansiedad ante sensaciones neutras, como si estas fueran señales de peligro real.
El protocolo incluye, entre otras, técnicas del modelo cognitivo-conductual, exposición interoceptiva, defusión de pensamientos, reestructuración de creencias, prevención de respuesta, regulación emocional, visualización guiada, trabajo con imágenes, con partes (IFS) y terapia narrativa.
Jaime se crio en un entorno donde la salud era un tema central y se transmitía la idea de fragilidad corporal. Eso sembró una creencia de base: “el cuerpo es vulnerable y cualquier síntoma puede ser peligroso”.
La muerte de su tío por cáncer actuó como evento crítico: un estímulo traumático que confirmó esas creencias. A partir de ahí, sensaciones antes neutras (tensión muscular, cansancio, pinchazos) se asociaron a enfermedad grave.
En términos conductuales, se estableció una condicionamiento de miedo: sensación corporal → señal de peligro.
El problema no se sostiene solo por el recuerdo del tío, sino porque Jaime ha aprendido a manejar su ansiedad de una manera que la mantiene y la intensifica. Aquí entran en juego tres procesos principales:
Hipervigilancia
Jaime está constantemente pendiente de su cuerpo. Esa atención selectiva incrementa la detección de señales internas y las convierte en objeto de preocupación.
Interpretación catastrófica
Cada señal se interpreta como patológica (“si noto palpitaciones, es que tengo un problema cardíaco”).
Conductas de seguridad y evitación experiencial
Jaime se revisa, pregunta a su pareja, consulta en internet o acude al médico para calmarse.
Además, evita situaciones en las que podría sentir malestar (transporte público, reuniones, leer noticias de salud).
Este patrón constituye lo que en psicología llamamos evitación experiencial: intentar controlar, eliminar o escapar de pensamientos, emociones o sensaciones internas desagradables.
La evitación funciona a corto plazo porque reduce momentáneamente la ansiedad. Si Jaime evita el metro o deja de leer noticias sobre enfermedades, nota alivio inmediato. Ese alivio refuerza la conducta de evitar, confirmándole que “ha hecho bien en protegerse”.
El problema es que, a largo plazo:
Nunca llega a comprobar que esas situaciones no eran peligrosas.
Su tolerancia a la ansiedad disminuye: cada vez necesita evitar más.
El miedo se mantiene, y muchas veces aumenta, porque la mente confirma que “si evité, era porque había un peligro real”.
De esta manera, la evitación experiencial no solo no resuelve el problema, sino que lo perpetúa y amplifica, creando un círculo vicioso:
Sensación corporal → Pensamiento catastrófico → Ansiedad → Conducta de comprobación/evitación experiencial → Alivio inmediato → Refuerzo → Mayor ansiedad futura.
En palabras simples: cuanto más evita Jaime enfrentarse a su ansiedad, más grande y amenazante se vuelve.
Conducta de Jaime (ejemplos) | Efecto inmediato (refuerzo) | Consecuencia a largo plazo (coste) |
---|---|---|
Revisarse el cuerpo (palparse, mirarse al espejo, autoexploración) | Baja momentáneamente la ansiedad (“me quedo más tranquilo”) | Refuerza la idea de que había un peligro real; aumenta la vigilancia futura |
Consultar en internet (“Dr. Google”) | Sensación breve de control y de “saber más” | Incrementa la duda, multiplica escenarios de enfermedad, eleva la ansiedad |
Preguntar a su pareja o médicos (“¿esto será grave?”) | Obtiene calma rápida al recibir reaseguramiento | Genera dependencia externa; mantiene la necesidad de preguntar cada vez más |
Evitar transporte público, reuniones o noticias de salud | Disminuye la activación ansiosa al escapar del estímulo | Refuerza la evitación experiencial; reduce tolerancia a la ansiedad; amplifica el miedo en futuros contactos |
Centrar la atención obsesiva en síntomas corporales | Sensación ilusoria de “prevenir” enfermedades | Hipervigilancia permanente; interpreta sensaciones neutras como patológicas |
Buscar segundas o terceras opiniones médicas | Alivio al descartar enfermedad momentáneamente | Refuerzo negativo del ciclo; no aprende a convivir con la incertidumbre; gasto de tiempo/energía |
Desarrollo de la intervención
Sesión 1
Desarrollo de la intervención
Hemos empezado a analizar la funcionalidad de su ansiedad por la salud, centrándonos en los factores que han podido desencadenarla y en los que la están manteniendo.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 2
Desarrollo de la intervención
Psicoeducación sobre el funcionamiento del Trastorno de Ansiedad por Enfermedad y en cómo se mantiene el problema en el día a día. Le he explicado cómo influyen sus interpretaciones sobre el cuerpo.
También hemos empezado a hablar de aspectos neuropsicológicos, porque para él es importante entender las cosas desde la ciencia. Esto ha sido útil para normalizar lo que le ocurre y restar dramatismo a algunas sensaciones.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 3
Desarrollo de la intervención
Se exploran las creencias que tiene Jaime sobre la salud, su cuerpo, la enfermedad y el control y cómo, a través de ciertas conductas, intenta sentirse tranquilo. También empezamos a construir un mapa de cómo se mantiene el problema: qué hace cuando siente miedo, qué espera conseguir y qué es lo que realmente ocurre. Esto nos ha servido para verificar si esas estrategias le están ayudando o lo están enganchando más al ciclo.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 4
Desarrollo de la intervención
Se identifican patrones de pensamiento que afectan a su ansiedad para empezar a sustituirlos por una mirada más realista, basada en hechos y no en interpretaciones automáticas. Hemos trabajado con ejemplos concretos para crear dudas razonables y posibilitar otras lecturas posibles.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 5
Desarrollo de la intervención
Introduzco la exposición con prevención de respuesta (EPR): aprender a sentir sin reaccionar, tolerar la incomodidad sin entrar en la comprobación.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 6
Desarrollo de la intervención
Analizamos qué significado le da al “no saber”, cómo intenta neutralizar esa sensación, y qué pasa emocionalmente cuando no puede hacerlo. Desde ahí, hemos empezado a reestructurar algunas creencias relacionadas con la vulnerabilidad, el miedo a lo imprevisto y la necesidad de tener siempre todo bajo control.
Esto conecta con lo que ya vimos en la sesión 4 sobre cómo nuestra mente interpreta las cosas de forma sesgada. Ahora vamos un paso más allá, centrándonos en el miedo a no tener certezas.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 7
Desarrollo de la intervención
Nos centramos en la interocepción.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 8
Desarrollo de la intervención
Abordamos las sensaciones que más miedo le generan. Se resignifican esas sensaciones desde una mirada científica, a través del funcionamiento del sistema nervioso autónomo y la fisiología del cuerpo.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 9
Desarrollo de la intervención
Trabajamos las imágenes más temidas de Jaime. Usamos la técnica de exposición en imaginación guiada combinándola con narración, para que se enfrente a esas escenas y pueda darles otro sentido.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 10
Desarrollo de la intervención
Identificar y trabajar las creencias que sostienen la ansiedad por la salud.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 11
Desarrollo de la intervención
Se comienza a trabajar la exposición en contextos reales, esos escenarios que Jaime ha ido evitando por miedo al contagio. También abordamos cómo ciertos contenidos (noticias, conversaciones o espacios médicos) han ido perdiendo su neutralidad emocional y se han convertido en disparadores.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 12
Desarrollo de la intervención
Retomamos lo que ya salió en la sesión 7 sobre el papel de su pareja en cómo maneja el miedo. Jaime identificó que su esposa es una figura clave en su regulación emocional, pero también empieza a notar que esa dependencia puede estar afectando al vínculo.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 13
Desarrollo de la intervención
Revisamos cómo ha vivido su salud en diferentes momentos de la vida, cómo ha interpretado las experiencias con su cuerpo, y qué papel ha tenido su entorno en esa narrativa. Dejar de ver su cuerpo como algo que puede fallar en cualquier momento, y empezar a verlo como un compañero que ha estado ahí, ayudándole.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 14
Desarrollo de la intervención
Se aborda la imagen que tiene de sí mismo: reconectando con sus valores, sus fortalezas y su red de apoyo.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 15
Desarrollo de la intervención
Recuperamos técnicas que ya ha practicado en otras sesiones para diseñar su plan de prevención de recaídas. Se profundiza en la atención a señales sin caer en el control. Se reforzó la idea de que un retroceso no implica fracaso, y que lo importante es cómo se responde ante el miedo, no si aparece o no.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas para casa
Sesión 16
Desarrollo de la intervención
Analizamos el camino que Jaime ha recorrido, consolidamos los recursos y reforzamos que, aunque el miedo no haya desaparecido del todo, ha cambiado su forma de relacionarse con él.
Desarrollo de la sesión
Pensamientos
Observaciones clínicas
Tareas entre sesiones (a futuro)
Sesión | Foco principal | Técnicas / Intervenciones | Tareas para casa | Observaciones clave |
---|---|---|---|---|
1 | Formulación del problema y ciclo de mantenimiento | Psicoeducación “falsa alarma corporal”; mapeo funcional; introducción a IFS (parte que verifica) | Registro diario (pensamientos, emociones, sensaciones, conductas); exploración de la “parte vigilante” | Colaborador, con alta búsqueda de evidencia; orgullo del conocimiento médico online |
2 | Psicoeducación y neuropsicología de la ansiedad de salud | Amígdala, ínsula, eje HHA; defusión en 3ª persona | Identificar 3 ciclos activados; practicar defusión ante intrusiones | Normaliza sensaciones neutras; alivia al comprender el mecanismo |
3 | Creencias y conductas de seguridad | “Mapa de Creencias”; análisis coste/beneficio de comprobaciones; silla vacía (IFS) | Registro de conductas; “un día, una conducta” sin hacer; diario de partes | Toma conciencia de parches que mantienen el problema; asoma culpa/vulnerabilidad |
4 | Sesgos cognitivos y reestructuración | Abogado del diablo; probabilidades 0–100%; cambio de perspectiva; 3ª persona | Registro de sesgos; pregunta “¿pienso o interpreto?”; diario del abogado del diablo | Diferencia datos vs inferencias; baja fusión con pensamientos |
5 | Exposición con Prevención de Respuesta (EPR) | Diseño de ERP graduada; “observador interno”; respiración diafragmática | Experimento ERP diario con ratings de ansiedad; 3’ de observación plena de sensaciones | Empieza a tolerar malestar sin comprobar |
6 | Trabajo con incertidumbre | Reencuadre: “No saber es inevitable”; mindfulness; visualización “camino en la niebla” | 5 frases “No sé si…, y aun así puedo…”; dos acciones sin asegurarse; repetir visualización | Alivio intermitente al soltar la lucha por certezas |
7 | Interocepción y habituación | Exposición interoceptiva (hiperventilación breve, etc.); diario de contacto corporal | Práctica interoceptiva diaria con ratings; registrar 2 experiencias corporales neutras/agradables | Observa curvas naturales de activación y descenso |
8 | Reinterpretación fisiológica | Exposiciones específicas (correr, apnea leve, presión abdominal); psicoeducación SNA; neurocepción | Mantener interocepción; reinterpretación alternativa por escrito | Más lenguaje neutral sobre el cuerpo |
9 | Exposición en imaginación y narrativa | Peor escenario guiado; anclaje imagen segura; reescritura compasiva | Repetir exposición guiada; carta “yo cuidador” al “yo enfermo imaginado” | Contacta con vulnerabilidad sin catastrofizar |
10 | Culpa y duelo vinculado a la enfermedad | IFS con “parte culpable”; cartas proyectivas; visualización compasiva (niño en hospital) | Diario emocional; carta de despedida al tío; observar “niño vigilante” y necesidades | Emergencia de culpa y alivio al validarla |
11 | Exposición en contextos reales | Jerarquía situacional; plan conductual graduado; role-playing noticias/enfermedades | 3 exposiciones en contexto; práctica de neutralidad con palabras disparadoras | Toma conciencia del coste de evitar |
12 | Reaseguramiento y vínculo de pareja | Reducción de consultas; “botón de pausa”; comunicación emocional sin pedir tranquilización | Pausa antes de hablar; 3 comunicaciones emocionales sin reasegurar; reflexión “¿qué necesito de verdad?” | Reconoce impacto en la pareja y empieza a autorregularse |
13 | Historia corporal y reautoría | Línea de vida corporal; diálogo narrativo “cuerpo frágil vs cuerpo sabio” | Ampliar historia corporal (3 etapas); carta de gratitud al cuerpo | Cambia narrativa de traición a acompañamiento |
14 | Valores y sentido vital | Mapa de valores; “yo con hipocondría vs yo en crecimiento”; círculo de sostén; acciones valientes | Descripción “yo con confianza corporal”; acción diaria alineada con valores | Aparecen gratitud y esperanza |
15 | Prevención de recaídas | Termómetro emocional semanal; plan por niveles; ritual “botiquín emocional” | Diseñar botiquín; usar termómetro 7 días | Integra que retrocesos no invalidan avances |
16 | Cierre e integración | Línea de tiempo del proceso; 3 aprendizajes clave; carta al yo futuro; ritual de cierre | Leer carta en 6 meses; revisar botiquín; escribir al “yo sabio” periódicamente | “El miedo no manda”; mayor conexión corporal y autoapoyo |
Referencias
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