¿Tu hijo está teniendo problemas de violencia y relaciones con otros niños?Un psicólogo infantil experto en este tema puede ayudarle
Psicólogos infantiles y para adolescentes con más de 15 años de experiencia
Con las técnicas más eficaces en psicología infantil y para adolescentes
Con tratamientos de Psicología , Neurociencia y Neurofeedback
70€
Evaluación del problema y tratamiento.
Sesiones con el niños y con padres y/o tutores o profesores si es necesario.
55 minutos por sesión.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Denominamos acoso escolar, “Bullying” escolar, (palabra inglesa), a lo que conocemos como intimidación.
En nuestra sociedad actual, y muy a nuestro pesar, este término se encuentra de moda, debido a daños psicológicos y físicos de forma intencionada y repetitiva por parte de una persona o grupo, cuando un estudiante acude al colegio.
Muchos escolares están viviendo situaciones realmente terroríficas, verdaderos infiernos en sus institutos. El acosador aprovecha un desequilibrio de poder que hay entre su víctima y él para poder conseguir provecho.
El acosado se siente desvalido y desarrolla un gran número de problemas psicológicos que afectan a su salud e incluso, en determinadas situaciones límites, pueden conducir al suicidio.
Esta provocación se suele producir en el recreo, en clase, en los baños, en los pasillos, en el comedor o transporte escolar.
La persona que desempeña el bullying lo hace para imponer su autoridad sobre el otro, a base de constantes amenazas, agresiones, insultos y vejaciones, para así tenerlo bajo su total control y dominio a lo largo de meses e incluso años.
La víctima sufre en silencio la mayoría de las veces. Este maltrato de intimidación le hace sentir angustia, dolor y miedo.
Los especialistas señalan que el bullying o intimidación implica tres componentes principales:
-Inestabilidad de poder entre el acosador y la víctima. Este desequilibrio puede ser verídico o sólo percibido por la víctima.
-La agresión se lleva a cabo por grupo o un acosador que intentan lastimar a la víctima de un modo totalmente intencionado.
-Existe un comportamiento violento hacia una misma víctima, produciéndose en repetidas ocasiones.
Hay diversos tipos de acoso, entre ellos:
-Físico
Es la agresión directa a base de empujones, patadas y golpes con objetos.
-Verbal
El más habitual, sólo deja rastro en la víctima. Las palabras tienen mucho poder y reducen la autoestima del individuo mediante insultos, humillaciones, apodos, lenguaje sexual indecente…
-Psicológico
Se realiza mediante amenazas para provocar miedo, angustia y debilitar a la víctima, y de esta manera lograr un determinado fin, dinero, objetos…
-Social
Consiste en el aislamiento de la víctima y la exclusión. Los acosadores impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia o no contando con él.
-Acoso sexual
Son aquellas acciones que tienen que ver con los actos sexuales, por ejemplo, tocamientos no consentidos o que se burlan de la definición sexual de la víctima.
-Acoso por internet o cyber bullying
Este tipo de acoso escolar ocurre a través de móviles, ordenadores, tabletas… El acosador envía correos electrónicos o mensajes de texto desafortunados; ayuda a difundir rumores en las redes sociales e imágenes y vídeos injuriosos y humillantes.
Esta modalidad de acoso está aumentando en los últimos años, caracterizándose en que los niños que sufren cyber bullying también son acosados en persona.
Los motivos que originan la intimidación dependen de cada caso concreto, aunque suelen tener unas características frecuentes: el acosador escolar carece de empatía, por lo que es incapaz de ponerse en el lugar de su víctima y ser consciente de su sufrimiento.
El fundamento de la violencia del acosador puede venir propiciado ante la ausencia de un padre o que éste posea una conducta agresiva.
Situaciones como esta pueden provocar que el niño desarrolle una actitud violenta, déspota y que en la adolescencia tenga unos altos niveles de ensañamiento y ferocidad.
Otras causas que pueden tratar son una situación socioeconómica baja en casa, pésima organización en el hogar o problemas en el matrimonio.
La psicología infantil se dedica a resolver los problemas de acoso con técnicas con evidencia comprobada, de la manera más rápida posible.
Con la ayuda de los padres, y puede que de los profesores en algunos casos, los resultados son rápidos y duraderos.
Nuestra forma de intervenir con el acoso escolar consiste en:
En numerosas ocasiones, cuanto más intentan resolver estos problemas se encuentran con muy difíciles comportamientos por parte de sus hijos, llegando a tener sentimientos de indefensión e impotencia.
Aparte de esto es muy importante para los padres ayudar a sus hijos a mejorar algunas conductas que les causan dificultades, como el déficit de habilidades sociales o la falta de autocontrol pero, con frecuencia, realizan muchos intentos infructuosos hasta que recurren a ayuda profesional.
Es cierto que ser padres es una de las tareas más complejas a la que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida y, aunque por regla general los padres intentan hacerlo lo mejor posible, se trata de una ardua tarea que puede llegar a ser demasiado difícil
La psicología infantil interviene en el tratamiento de la ansiedad con eficacia, nuestro centro de psicología infantil es experta en la psicología infantil.
¿Cómo puedo detectar si mi hijo es víctima de un acoso o un acosador?
Existen una serie de alarmas que el niño acosado puede presentar y llamar la atención a padres y profesores:
-Pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y prestar atención y un notable descenso del rendimiento escolar.
-Ansiedad, depresión, falta de apetito, irritabilidad, dolor de cabeza, malestar general, cansancio, insomnio, pesadillas, etc.
-Apatía, tristeza, aislamiento social.
-Mantenerse en estado de aviso de manera constante.
-Fobia por no querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
-Faltar al colegio de forma reiterada.
-Sentimientos de culpa.
-Llanto incontrolado.
-Pánico a perder el control o a estar solo.
-Palpitaciones, nerviosismo, temblores, pesimismo, etc.
-Amenaza e intento de suicidio.
Nuestro centro de psicología infantil une las técnicas psicológicas más novedosas junto con tratamientos dirigidos a profundizar en los cambios neuronales provenientes de la neuromodulación.
Mapeo Cerebral (QEEG o Electroencefalografía cuantificada): medición del funcionamiento cerebral, un Electroencefalograma (qEEG), que es una medición totalmente objetiva de cómo funciona el cerebro, para ellos se colocan sensores en el cuero cabelludo que captan la actividad eléctrica del cerebro en sus diferentes partes, es indoloro y no invasivo.
Se entrega un informe personalizado de la actividad cerebral con imágenes de su actividad y con más de 40 páginas, con las referencias científicas encontradas relacionadas con su problemática y el tratamiento personalizado a seguir.
Tdcs: La Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS) es una técnica no invasiva de neuromodulación que aplica una corriente eléctrica de baja intensidad (generalmente entre 1–2 mA) sobre el cuero cabelludo para modificar la excitabilidad cortical.
Neurofeedback: se ponen sensores en el cuero cabelludo, que no son invasivos, ni producen electricidad, solo registran la actividad del cerebro, para enviarlas a un ordenador que procesa la información y proporciona una retroalimentación o «feedback» cuando la persona aprende a llegar a la actividad cerebral que queremos, consiguiendo así que la persona aprenda sobre su propia actividad neuronal, aprendiendo a regularse a si mismo por el entrenamiento.
Prevenir el acoso escolar es tarea vital para minimizar y reducir sus efectos lo antes posible.
Hay que intentar encontrar soluciones al problema mediante una amplia propuesta contando con el diálogo como la base principal para atajar esta situación.
De esta manera, podremos:
Aminorar la incidencia
Los padres y los profesores de los adolescentes deben llevar a cabo una serie de medidas que impidan la aparición de nuevos casos de bullying. Para lograrlo, tienen que identificar los factores de riesgo que los producen y actuar sobre ellos.
Disminuir los casos
Tratar de impedir que el maltrato se siga produciendo y que el adolescente tenga mayores problemas. Es importantísimo que exista una relación de comunicación que circule abiertamente entre las familias y el profesorado del centro.
La compañía persistente de dos o tres personas de la confianza del acosado hasta que desaparezca el sufrimiento, puede ser de gran ayuda y alivio para el alumno.
Detectar el bullying es un trabajo muy complejo ya que los niños suelen ocultarlo en el ambiente familiar y no piden ayuda a nadie de su entorno. Debido a esto, sólo son detectados los casos que no se pueden declarar por la dificultad de las lesiones o de los síntomas.
Hay determinados colectivos que son más propensos a sufrir este maltrato psicológico o físico, como los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales, que pueden padecer bullying homófobo.
Los niños con tendencia al intimidamiento suelen ser percibidos como diferentes por el resto de niños, obesos, muy delgados, que usen gafas, aparatos dentales, auditivos o ropa diferente del resto, son nuevos en la escuela, etc.
Los menores no son suficiente para poder defenderse y el acosador los percibe como personas débiles, poco populares y con un mínimo número de amistades.
El acoso escolar (bullying) es una forma de violencia reiterada, intencionada y sostenida en el tiempo que se da entre menores en el entorno escolar o social relacionado con la escuela. Implica un desequilibrio de poder, donde una o varias personas ejercen maltrato físico, verbal, psicológico o social sobre otra que no puede defenderse con facilidad.
A diferencia de un conflicto puntual, el acoso implica una dinámica repetida de agresión, aislamiento o humillación. No se trata de una pelea entre iguales, sino de un patrón sistemático de dominación.
Los niños que sufren acoso no siempre lo comunican, por miedo, vergüenza o por creer que no les creerán. Algunas señales de alerta son:
Cambios bruscos de humor o conducta.
No querer ir al colegio o fingir enfermedades.
Pérdida de pertenencias o material escolar frecuente.
Tristeza, llanto o ansiedad al hablar del colegio.
Cambios en el rendimiento académico.
Problemas de sueño o apetito.
Aislamiento social o rechazo a quedar con amigos.
Estar atentos a estos signos es clave para intervenir a tiempo.
Las víctimas de acoso pueden mostrar:
Irritabilidad, tristeza o apatía constantes.
Ataques de ansiedad, pesadillas o miedos irracionales.
Autolesiones o verbalizaciones negativas sobre sí mismo ("no sirvo para nada", "nadie me quiere").
Bajada en la autoestima y sentimientos de culpa.
Agitación antes de ir al colegio.
Conductas regresivas (mojar la cama, hablar como cuando era más pequeño).
Estos síntomas pueden confundirse con otros problemas, pero cuando se presentan en relación con la escuela, deben hacernos sospechar.
El acoso escolar no solo afecta el bienestar inmediato del niño, sino que puede dejar secuelas duraderas. Entre sus consecuencias destacan:
A corto plazo: ansiedad, depresión, retraimiento social, bajo rendimiento académico, somatizaciones (dolores sin causa médica clara).
A largo plazo: baja autoestima persistente, trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, estrés postraumático, dificultad para establecer relaciones sociales, y en casos graves, riesgo de suicidio.
La intervención temprana es esencial para evitar estos efectos a largo plazo.
Escúchalo sin juzgar, creando un espacio de confianza para que hable.
Anota lo que cuenta, con fechas, lugares y nombres si los menciona.
Contacta con el centro educativo, solicitando una reunión con el tutor o responsable de convivencia.
Pide que se active el protocolo de acoso escolar, que los colegios están obligados a seguir.
Consulta con un psicólogo infantil, especialmente si el menor muestra síntomas de ansiedad, depresión o aislamiento.
No culpabilices al niño, ni le digas que "debe defenderse solo". Necesita apoyo, no presión.
Si el centro educativo no actúa o minimiza la situación, puedes:
Solicitar por escrito la activación del protocolo de acoso escolar.
Acudir a la inspección educativa de la comunidad autónoma.
Contactar con asociaciones de defensa del menor o servicios jurídicos especializados.
Buscar ayuda psicológica externa para proteger la salud emocional del niño.
El colegio tiene la obligación legal de actuar frente a cualquier sospecha de acoso.
Un psicólogo puede:
Evaluar el daño emocional causado por el acoso.
Trabajar en la autoestima, seguridad personal y habilidades sociales del menor.
Ofrecer estrategias para afrontar el miedo, la ansiedad o la culpa.
Orientar a la familia en cómo apoyar al niño en casa.
Coordinarse con el centro escolar, si es necesario y con el consentimiento de la familia.
El objetivo es restaurar la confianza, aliviar el sufrimiento y prevenir futuras secuelas.
El abordaje psicológico debe adaptarse a cada caso, pero suele incluir:
Terapia cognitivo-conductual, para trabajar pensamientos negativos, miedo, ansiedad y reforzar la autoestima.
Terapia de apoyo emocional, especialmente en niños con síntomas de estrés postraumático.
Entrenamiento en habilidades sociales y asertividad.
Intervención familiar, para orientar a los padres sobre cómo manejar la situación.
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