Tratamiento psicológico para el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP): una posible vía hacia la estabilidad

Tratamiento psicológico para el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP): una posible vía hacia la estabilidad

Al escuchar por primera vez el término Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), las personas a menudo experimentan una mezcla de sentimientos: alivio por identificar lo que les sucede, temor por lo que puede significar y muchas incertidumbres sobre la existencia de un tratamiento efectivo. A lo largo de mi carrera como psicóloga clínica, he estado con muchos individuos que han compartido conmigo frases como: “Siento que estoy en una montaña rusa emocional, me siento desbordado y a veces creo que nadie podrá ayudarme”.

Es importante destacar que existen tratamientos respaldados por la ciencia para el TLP, aunque requieren tiempo, dedicación y un enfoque que involucre a varios profesionales. En este artículo, quiero explicarte de manera accesible, pero con base científica, cómo se trata este trastorno y qué indican las investigaciones al respecto.

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Entendiendo el TLP

El TLP se define por un alto nivel de inestabilidad emocional, dificultades con la identidad y la interacción con otras personas, así como comportamientos impulsivos que pueden incluir autolesiones o intentos de quitarse la vida (APA, 2013). A menudo, los pacientes expresan que sienten que no tienen «piel emocional»: cualquier comentario, rechazo o disputa les provoca una carga emocional intensa que resulta difícil de gestionar.

Una paciente a la que llamaré Laura (nombre ficticio) me decía: “Puedo pasar de querer a odiar en poco tiempo, y luego me siento vacía”, lo que refleja un aspecto central del trastorno. Esta sensación de vacío constante, junto con la dificultad para manejar las emociones, hace que vivir con TLP sea muy doloroso.

¿Qué tratamientos son efectivos?

Durante mucho tiempo se consideró que el TLP era un trastorno “sin solución”. Sin embargo, hoy sabemos que esto no es cierto. Hay terapias con respaldo científico que han mostrado su eficacia para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

-Terapia Dialéctico-Conductual (DBT)

Creada por Marsha Linehan en 1993, la DBT es una de las terapias más investigadas. Combina técnicas de terapia cognitivo-conductual con métodos de aceptación y mindfulness. Se divide en cuatro módulos: regulación emocional, tolerancia al malestar, eficacia interpersonal y mindfulness.

En las sesiones, a menudo aplico las habilidades de la DBT con mis pacientes. Recuerdo a Pedro (nombre ficticio), quien me decía: “Cuando discutía con mi pareja, no sabía cómo detenerme. Ahora respiro, tomo un momento y no me altero como antes”. Este tipo de cambios son pequeños, pero acumulados tienen un gran impacto en la vida diaria.

La investigación indica que la DBT disminuye los intentos de suicidio, la cantidad de autolesiones y las hospitalizaciones (Linehan et al., 2006; Stoffers et al., 2012).

-Terapia Basada en la Mentalización (MBT)

La MBT fue desarrollada por Peter Fonagy y Anthony Bateman en 2008, y se enfoca en mejorar la habilidad de entender y reflexionar sobre los estados mentales propios y de los demás. Las personas con TLP tienden a interpretar de manera extrema o distorsionada los pensamientos o sentimientos de otros.
Una paciente compartía conmigo: «Cuando mi amiga no respondió a mi mensaje de WhatsApp, pensé que no quería volver a verme nunca». MediantelaTerapia Basada en Mentalización (MBT), aprendió a cuestionar esas interpretaciones negativas y a considerar opciones más plausibles.

Investigaciones han mostrado que la MBT puede mejorar las relaciones interpersonales y disminuir los síntomas del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) (Bateman y Fonagy, 2009).

-Terapia Centrada en la Transferencia (TFP)

Otto Kernberg y su equipo crearon la Terapia Centrada en la Transferencia (TFP), que sigue un enfoque psicodinámico, enfocándose en las relaciones internas y en los patrones conflictivos y intensos que se observan en el TLP.

Esto implica examinar cómo se reproducen en la relación con el terapeuta los mismos patrones de idealización y desvalorización que el paciente experimenta fuera de esa relación. Este proceso facilita la integración de una identidad más estable.

Un metaanálisis reciente indica que la TFP es efectiva para reducir síntomas del TLP y mejorar la identidad y el control de impulsos (Doering et al., 2010).

-Terapias complementarias y enfoques multidisciplinarios

En algunas situaciones, las psicoterapias se combinan con medicamentos para tratar síntomas específicos como la impulsividad, la depresión y la ansiedad, aunque no hay medicamentos que curen el TLP (Lieb et al., 2010).

Además, nuevas metodologías como el neurofeedback y la estimulación magnética transcraneal (EMT) están siendo investigadas como apoyo para la regulación emocional, aunque todavía son vistas como experimentales.

Ejemplo clínico en primera persona

Quiero compartir un ejemplo (con detalles alterados para proteger la privacidad) que muestra cómo puede avanzar un tratamiento:

«Al inicio de la terapia, sentía que mi vida carecía de significado. Me lastimaba para aliviar el dolor emocional. Durante las primeras sesiones, me costó confiar en mi psicóloga; temía que en cualquier momento se cansara de mí. Con el tiempo, comprendí que esos pensamientos surgían de mi miedo a ser abandonada. En la Terapia Dialéctica Conductual (DBT) aprendí técnicas para manejar la angustia sin hacerme daño. En la MBT, descubrí que podía hacer una pausa y reflexionar sobre lo que sentía y lo que otros podían estar sintiendo. Aunque todavía tengo altibajos, ya no son tan profundos. Puedo pedir ayuda, establecer relaciones más estables y tengo la esperanza de un futuro posible».

Este relato resume los hallazgos de los estudios: la transformación es factible, aunque no ocurre de inmediato.

¿Qué nos indica la evidencia científica?

El metaanálisis de Cochrane (Stoffers et al., 2012) concluye que terapias estructuradas como DBT, MBT y TFP son efectivas para tratar el TLP.

Los estudios a largo plazo (Zanarini et al., 2010) han mostrado que muchos pacientes consiguen una mejora significativa de los síntomas con tratamiento.

Se ha notado que los tratamientos que duran al menos un año, con alta intensidad y soporte estructurado, ofrecen mejores resultados que las intervenciones breves (Bateman y Fonagy, 2009).

En otras palabras, la recuperación no es inmediata, pero los datos sugieren que con el tratamiento adecuado, las personas con TLP pueden experimentar mejoras sostenidas.

Vivir con TLP: un mensaje de optimismo

El proceso terapéutico no siempre es uniforme. Habrá recaídas, crisis y momentos de incertidumbre. Sin embargo, cada vez más estudios y experiencias clínicos nos indican que hay tratamientos eficaces para el TLP.
Frecuentemente les comento a mis pacientes: “No es cuestión de dejar de experimentar emociones, sino de descubrir una nueva forma de sentir”.

A menudo comento a mis pacientes: «No se trata de dejar de experimentar emociones, sino de descubrir cómo sentir de una nueva forma».  Esta distinción transforma completamente la manera en que se relacionan consigo mismos y con los demás.

Si crees que podrías tener un TLP o vives con alguien que lo tiene, el primer paso es buscar ayuda profesional. Con un tratamiento respaldado por la evidencia y un grupo de expertos comprometidos, alcanzar la estabilidad emocional se vuelve posible y real.

Referencias

  • American Psychiatric Association (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
  • Bateman, A., & Fonagy, P. (2009). Randomized controlled trial of outpatient mentalization-based treatment versus structured clinical management for borderline personality disorder. American Journal of Psychiatry, 166(12), 1355-1364.
  • Doering, S., et al. (2010). Transference-focused psychotherapy vs treatment by community psychotherapists for borderline personality disorder: Randomized controlled trial. British Journal of Psychiatry, 196(5), 389-395.
  • Kernberg, O. (2006). Object relations theory and clinical psychoanalysis. Yale University Press.
  • Lieb, K., et al. (2010). Pharmacotherapy for borderline personality disorder: Cochrane systematic review. British Journal of Psychiatry, 196(1), 4-12.
  • Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. Guilford Press.
  • Linehan, M. M., et al. (2006). Two-year randomized controlled trial and follow-up of DBT vs therapy by experts. Archives of General Psychiatry, 63(7), 757-766.
  • Stoffers, J. M., et al. (2012). Psychological therapies for people with borderline personality disorder. Cochrane Database of Systematic Reviews, (8).
  • Zanarini, M. C., et al. (2010). Time to attainment of recovery from borderline personality disorder and stability of recovery: A 10-year prospective follow-up study. American Journal of Psychiatry, 167(6), 663-667.