Catoptrofobia, o fobia a los espejos

Fobias

Hablamos de la catoptrofobia o pánico a los espejos

Todos los seres humanos podemos sentir la sensación de miedo, una emoción adaptativa que ha permitido que la especie humana sobrevivir al paso de los siglos. Pero esta emoción adaptativa puede convertirse en una situación que produzca un gran malestar e incluso terror irracional ante algunos estímulos que para nada son peligrosos.

Una de estas fobias es la catoptrofobia o eisoptrofobia. El miedo irracional hacia algo tan rutinario como mirarse en el espejo.

En la Antigua Grecia, los oráculos de Tesalia del siglo III a. C utilizaban espejos para elaborar sus predicciones. También los specularii, sacerdotes de la Antigua Roma, los usaban para mirar el pasado, el presente y el futuro. En el Shiva, el velatorio de los judíos, los espejos se cubren con paños para evitar que el alma del fallecido quede atrapada en los espejos. Se trata de una práctica también presente en tradiciones indias, chinas y africanas.

Pero no solo las personas que padecen catoptrofobia sufren con los espejos. En el trastorno dismórfico corporal, el rechazo al propio reflejo se sustenta en una percepción distorsionada y una preocupación en exceso por defectos físicos inexistentes, o apenas perceptibles.

¿De qué se trata?

El miedo a los espejos es una fobia concreta que pertenece al grupo de los trastornos de ansiedad, pues su síntoma característico es el malestar y la gran ansiedad que las personas con fobia sufren. Dentro de los trastornos fóbicos existen tres grupos: la fobia social, la agorafobia o las fobias específicas. Respecto a este último caso. aparecen ante la presencia de algunas cosas o situaciones concretas, como pueden ser las arañas (aracnofobia), el hecho volar en avión (aerofobia) o, en el caso que nos atañe hoy, la presencia de espejos o el hecho de mirarse en ellos.

Las fobias producen que la persona que las sufre intente evitar la situación, por ejemplo, no acuda a lugares donde puede encontrarse con los estímulos fóbicos, algo que puede alterar la normalidad su vida.

Esta patología raramente afecta de manera muy negativa a la vida de la persona excepto por el malestar que origina, a diferencia de otras fobias como la claustrofobia, que el paciente sea incapaz de subirse en el transporte público para ir a trabajar, dificultando así su vida social y laboral.

Pero puede ocurrir que estas personas eviten, por ejemplo, ir a casa de unos amigos para no tener que enfrentarse al miedo. No debemos olvidar que los espejos son objetos muy comunes, y el malestar puede presentarse en cualquier momento, a diferencia de otras fobias en las que la persona entra muy rara vez en contacto con el estímulo fóbico.

La catoptrofobia puede a veces confundirse con la espectrofobia, que es el miedo a la existencia o aparición de espectros o espíritus, pues las personas con este trastorno fóbico pueden tener miedo a ver su propio reflejo en el espejo y pensar que la figura puede salirse de dicho objeto.

¿Qué origina la catoptrofobia?

Las fobias pueden tener diferentes causas; la mayoría de expertos coinciden en que los miedos irracionales son aprendidos. Hasta hace tan solo unas cuantas décadas, la creencia era que las fobias eran heredadas genéticamente, pero esta idea cambió a raíz de las investigaciones del condicionamiento clásico, un tipo de aprendizaje asociativo que originalmente descubrió un fisiólogo ruso, Iván Pavlov.

Pavlov quiso experimentar con la saliva de los perros y por eso les traía comida, los canes salivan cuando van a comer para facilitar el proceso de digestión. Pavlov se percató de que al principio los perros salivaban con la presencia de la comida, pero que, tras varios ensayos, la sola presencia del investigador provocaba que los perros salivasen incluso sin que la comida estuviera presente.

Esto quiere decir que los perros habían ligado la presencia de Pavlov a la comida y, por consiguiente, el científico provocaba la respuesta que originalmente provocaba comida a solas.

El aprendizaje del miedo en seres humanos

Los estudios de Pavlov fueron el inicio de un nuevo paradigma en la Psicología: el Conductismo. Pero esta corriente no se hizo popular hasta que el psicólogo John B. Watson lo popularizó en Estados Unidos y en el mundo. Watson ensayó con un niño pequeño para que éste tuviera miedo a ciertos estímulos, es decir, le provocaba una fobia. Este ensayo es uno de los más polémicos de la psicología, y recibe el nombre del “experimento del pequeño Albert”.

Otras hipótesis que se barajan en torno al origen de las fobias, es que algunos estímulos son más propensos a ser aprendidos porque estamos biológicamente preparados para ello y así evitar la desaparición de nuestra especie. Cuando aprendemos algo, se producen mecanismos que tienen poco que ver con la razón y la lógica, y por eso cuesta superar una fobia pese a que somos conscientes de que el miedo es irracional.

Aparte de esto, esta fobia puede desarrollarse por superstición o por falsas creencias, pues existe la creencia popular de que romper un espejo supone que la mala suerte nos va a acompañar durante varios años.

Síntomas de la catoptrofobia

El síntoma más evidente es la ansiedad, el rasgo más característico, que va acompañado de un gran malestar y un intento de evitación de los espejos.

En general, se habla de tres tipos de síntomas de la catoptrofobia:

-Síntomas cognitivos: experiencia de miedo, gran ansiedad o angustia. Pensamientos de evitación.

-Síntomas conductuales: realizar conductas de huida o evitación del estímulo.

-Síntomas físicos: pulso acelerado, taquicardias, dolor de cabeza, malestar estomacal, etc.

¿Cómo podemos superar esta fobia?

Las fobias tienen cura y el tratamiento psicológico funciona muy bien para este tipo de trastornos. Puesto que su origen es aprendido, la Terapia Cognitivo Conductual ha demostrado ser muy eficaz y el pronóstico en la recuperación de los pacientes es muy bueno.

Dentro de este tipo de terapia es frecuente que se utilicen algunos métodos como las técnicas de relajación o las técnicas de exposición. Un tipo de técnica de exposición muy empleada es la desensibilización sistemática, es decir, exponer al paciente de manera gradual al estímulo fóbico mientras aprende tácticas de afrontamiento más adaptativas.

Es posible comenzar por enseñarle al paciente imágenes de algunos espejos, y al terminar la terapia éste es capaz de coger un espejo con sus propias manos y mirarse en él sin ningún tipo de miedo.

Ahora bien, este tipo de terapia pertenece a las terapias de segunda generación, pero las de tercera generación, que son más recientes, también se han mostrado efectivas para cualquier trastorno de ansiedad. Entre estas últimas destacan: la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness y la Terapia de Aceptación y Compromiso.

También en casos extremos, el tratamiento farmacológico es una acción terapéutica a considerar, pero siempre debe combinarse con la psicoterapia para que los síntomas se mantengan a lo largo del tiempo.

Tratamiento psicológico

La finalidad del tratamiento debe ser la reducción progresiva de la respuesta ansiosa ante el objeto fóbico. La terapia por tanto prevé una exposición progresiva que deberá adaptarse a las necesidades, ritmo y características de cada caso concreto.

Bajo un enfoque cognitivo-conductual se usan técnicas de desensibilización sistemática y de exposición a la situación temida, en realidad virtual o imaginación. Las técnicas de restructuración cognitiva, para cuestionar y deconstruir creencias irracionales y aumentar la percepción de autoeficacia, así como el entrenamiento en técnicas de relajación para gestionar la activación ansiosa antes y durante la exposición.

Es común que existan resistencias a buscar apoyo terapéutico, bien porque no creen en su eficiencia o porque piensan que durante las sesiones sufrirán mucha ansiedad. Pero un tratamiento adecuado suele permitir superar las fobias eficazmente con unos niveles de ansiedad relativamente bajos.

Conclusiones

Se considera una fobia rara, pero que afecta a más personas de las que podríamos imaginar.

Existen numerosos tipos de fobias que comparten muchos síntomas en común y son trastornos de ansiedad bastante habituales.

Esta fobia se vincula a supersticiones y miedos irracionales a lo sobrenatural y las supersticiones. Los espejos, tan cotidianos hoy, son objetos muy particulares. Nos confrontan con nuestra propia imagen, tal y como nos perciben los demás.

Si crees que padeces catoptrofobia, o cualquier otra fobia específica, y está afectando a distintas áreas de tu vida, es aconsejable consultar con un profesional de la salud mental adecuado.