Fatiga emocional y ansiedad

Fatiga emocional

¿Qué es la fatiga emocional?

La fatiga emocional es un agotamiento extremo relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad, sentimientos de angustia y depresión. Todos podemos sentir este cansancio emocional de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a experimentarla más a menudo.

Es una sensación de estar emocionalmente exhaustos y agotados por las situaciones que nos rodean.

Suele ser el resultado de una sobrecarga de temas estresantes tales como la ruptura de una relación, la muerte de un ser querido o una búsqueda de empleo sin éxito. Este tipo de fatiga afecta a muchas personas, aunque es más frecuente en las mujeres, haciéndolas más susceptibles a sufrir trastornos de ansiedad, de depresión y, en algunos casos, suicidio.

Síntomas de fatiga emocional

Varias de las señales de ese desgaste emocional son, un bajo estado de ánimo, cansancio, falta de energía, falta o descenso de la motivación o incluso dificultades de concentración.

Otros síntomas pueden ser la irritabilidad y la baja capacidad de autocontrol, reaccionando de forma desproporcionada ante pequeñas incidencias.

El miedo, la ansiedad y la angustia pueden ser otro de los efectos de la sobrecarga emocional.

También se dan casos de distanciamiento afectivo, que lleva a la persona a que no sienta nada y se aleje de sus vivencias, y de falta de ilusiones, que le lleva a actuar de forma automática y conforme a las exigencias o responsabilidades.

La prolongación de esa sobrecarga o fatiga emocional puede arrastrar a algunas personas a un estado de ánimo depresivo.

Cuando aparece la fatiga emocional, la mente activa la evitación como mecanismo de defensa para protegerse de nuevas fuentes de estrés y de situaciones que anticipan emociones negativas.

Pero a veces, la evitación, se hace extensiva a actividades agradables o placenteras, produciendo así una disminución de emociones positivas y un bucle de malestar-evitación que puede arrastrarnos precisamente a ese estado de ánimo depresivo.

Los principales síntomas, son:

-Cansancio físico

-Problemas para dormir (insomnio o hipersomnia)

-Hipersensibilidad e irritabilidad

-Falta de motivación

-Problemas de concentración y de memoria

-Dolores de cabeza

-Problemas gastrointestinales

-Impaciencia

El Covid-19 ha producido un gran daño a nivel psicológico. Esto puede ser un reflejo del estado de ánimo de muchas de las personas que sufren fatiga emocional tras dos meses de confinamiento.

Los primeros análisis sobre las consecuencias psicológicas de la situación creada por la amenaza del coronavirus, indican que un alto porcentaje de los encuestados sufren ansiedad y algunos también han empezado a experimentar síntomas depresivos.

¿A quién perjudica más?

La fatiga emocional se origina cuando alguien encuentra sobrepasada su capacidad para tolerar una situación de estrés prolongado. Algunas de las personas que más sufren este efecto son las que han realizado un sobreesfuerzo físico o emocional en un panorama dominado por la incertidumbre, como es el caso de los profesionales sanitarios, policías, empleados de supermercado… etc.

Pero también padecen fatiga emocional aquellos que han visto interrumpidas o limitadas sus vidas. De esta forma, otros afectados pueden ser, los familiares de algún fallecido en la pandemia, las personas que han sufrido la enfermedad y siguen en aislamiento y la población con exceso de estrés cotidiano constante debido a situaciones derivadas de esta crisis, como las familias que y que simultáneamente tienen que atender al cuidado de menores o ancianos en confinamiento.

Es importante que esas personas reciban un reconocimiento social de su esfuerzo para compensar este exceso emocional al que están sometidos.

Conclusiones

-Asumir la situación y reconocer el problema

Pararnos a analizar con más calma la situación, qué está pasando y cuál puede ser la verdadera causa de nuestro agotamiento. En este punto es muy importante evitar culpar a otros de nuestros problemas, ya que entonces les estamos dando el poder a ellos sobre nosotros y nuestras emociones.

-Poner límites

No hacernos excesivas demandas a nosotros mismos, ni permitir que otros nos las hagan. La aceptación de demandas poco razonables reduce nuestra autoestima y profundiza nuestro agotamiento.

-Tomarnos nuestro tiempo

Hacer algo que nos guste, dedicarnos tiempo y dinero para algún capricho. Sentirnos bien consigo mismo y distraernos de nuestros problemas puede tener grandes beneficios.

-Centrarnos en el momento presente

No angustiarnos recordando situaciones que ya han pasado, ni estar preocupado todo el día por lo que te traerá el futuro, porque no traerá ningún bien. Este es un consejo que se da en la mayoría de programas de autoayuda emocional, y es que en realidad funciona. Si te encuentras en casa, disfruta del momento de estar en casa, si estás trabajando, céntrate sólo en el trabajo. Si logras centrarte en lo que te está ocurriendo en este preciso momento, podrás reducir de manera notable tus niveles de estrés.

– Abandonar la culpa

La culpa de no poder llegar a todo nos lleva a un profundo y retorcido malestar interior. Debemos empezar a ser menos exigentes con nosotros mismos, ya que esto nos proporcionará más energía, porque en vez de invertirla en machacarnos, la aprovecharemos en cuidarnos.

-No te aísles

Hablar con personas que están experimentando problemas parecidos a los nuestros siempre es útil y beneficioso. Una de las peores partes de agotamiento emocional es que las personas se aíslan de los demás, profundizando así en su malestar.

No pienses ni por un momento que eres la única persona en el mundo que se siente así o que eres un fracaso. Tienes un problema común, y se puede hacer algo al respecto. Así que busca la compañía de tus familiares y amigos, verás cómo logras ver las cosas desde otra perspectiva.