Sentimientos de culpa

Sentimientos de culpa
Sentimientos de culpa

¿Sabemos qué es el sentimiento de culpa?

Los sentimientos de culpa nos hace sabedores de que algo hemos hecho mal, y así facilitar el intento de repararlo. Aunque a veces también nos sentimos culpables sin motivo alguno.

Al sentimiento de culpa se le considera como una emoción negativa que, aunque a nadie le gusta sufrir, lo cierto es que es necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno.

Muchos escritores coinciden en denominar la culpa como un afecto doloroso que surge de la sensación o creencia de haber traspasado las normas éticas sociales o personales, especialmente si se ha perjudicado a alguien.

La culpabilidad, por consiguiente, surge ante una falta que hemos infringido. Su función es hacer consciente al individuo que ha hecho algo mal para facilitar los intentos de reparación.

Su fundamento tiene que ver con el desarrollo de la conciencia moral, que comienza en nuestra infancia y que se ve influida por nuestras diferencias individuales y las pautas educativas.

Hay personas que confunden esta emoción con la vergüenza, aumentando su malestar emocional, ya que al mezclar ambos sentimientos se retroalimentan entre sí. En cambio, cuando la culpa aparece ante el dolor por el daño causado, la vergüenza se experimenta al percibir la falta de una habilidad o capacidad que se presumía deberíamos tener.

En Ipsia Psicología contamos con un equipo de psicólogos expertos en Madrid en el tratamiento de la culpa, que te ayudarán en el problema que necesites. Pueden trabajar contigo de manera presencial en Madrid o también mediante terapia online, sin tenerte que desplazar.

Debemos conocer cuáles son sus elementos:

Rayos X de los sentimientos de culpa

  • Acto causal, real o imaginario.
  • Percepción y autovaloración negativa del acto por parte del sujeto, mala conciencia.
  • Emoción negativa deducida de la culpa, remordimientos.

La unión de estos elementos puede dar lugar a dos tipos de culpa:

  • Culpabilidad sana: aparece como consecuencia un perjuicio real que le hemos producido a alguien. Su uso reside en ayudarnos a respetar las normas y a no perjudicar a los demás. La culpa funciona aquí como un castigo cuando no las cumplimos.
  • Culpabilidad mórbida: no ha existido ninguna falta objetiva que justifique dicho sentimiento. Este tipo de culpabilidad es destructiva y no nos ayuda a adaptarnos al medio. Cuando la culpa no funciona bien, puede ocurrir por exceso, o por defecto.
  • La culpa es un sentimiento tan poderoso como complejo, por su origen y también por la multiplicidad de factores psicológicos con los que se relaciona e interactúa.
  • Las emociones desempeñan un papel adaptativo. Cuando la culpa actúa de esta forma, su función es reconocer los errores y poner en marcha conductas de ajuste y reparación.
  • La culpa nos ayuda a no transgredir ciertas normas y códigos éticos, digamos que enciende un «aviso» que nos previene de cometer errores que podrían tener graves consecuencias.
  • Cuando hablamos del sentimiento de culpa desde la Psicología, tenemos que referirnos a otros conceptos muy próximos: autoestima, rumiación, perfeccionismo, falta de autoconfianza, autocensura, miedo, asertividad, regulación emocional…; la culpa está incorporada a muchas de nuestras dificultades emocionales, y en diferentes ocasiones, no es fácil identificar si es el origen o la consecuencia.

La conciencia moral y la culpa

En el proceso de la culpa influye lo que podríamos denominar conciencia moral, un número de normas y valores que hemos edificado desde la infancia, para diferenciar el “bien del mal”, y que nos permite establecer los límites, a nuestra conducta y a nuestros pensamientos.

Cuanto más severas sean esas normas, más fácil será considerar que hemos sobrepasado los límites y aparecerá con más frecuencia el sentimiento de culpa.

La moral, como repertorio de normas, costumbres y usos que establecen las propias sociedades, afecta de un modo muy importante a la conciencia moral de cada persona, y lo hace a través de la educación, en la escuela, en la familia, desde la religión, desde los mensajes que nos llegan a través de los medios de comunicación, del cine, de la televisión…

Es un sistema complejo que establece modelos y roles y que afecta a las personas de un modo distinto, según sus propios aspectos psicológicos, su contexto y su propia biografía.

El sentimiento de culpa surge de un proceso subjetivo, o sea, está determinado por nuestra interpretación y valoración de los hechos.

El sentimiento de culpa desadaptativo aparece cuando, con nosotros mismos, actuamos como severos jueces, valorando nuestros actos de un modo tajante e impartiendo un castigo excesivo, en forma de intenso malestar emocional.

Culpa, preocupación y vergüenza: matices en el concepto de culpa

La vergüenza es más devastadora y demoledora que la culpa, ya que centra su atención en la propia persona, mientras que la culpa se dirige hacia los demás.

De la misma forma, otro concepto muy cercano a la culpa, es la preocupación. Se puede decir que la culpa es un mecanismo que suele situarse en el pasado y la preocupación se proyecta en el futuro. Nos sentimos culpables de algo que hemos hecho, y nos preocupa algo que vamos a hacer o podríamos hacer.

¿Cuáles son los aspectos psicológicos que generan el sentimiento de culpa?

Hemos descrito cómo la conciencia moral y el mecanismo de interpretación y valoración de nuestros actos u omisiones, determinan la aparición de sentimientos de culpa. Pero también son decisivos en este proceso, aspectos psicológicos, como nuestras tendencias de pensamiento, personalidad, dificultades emocionales, etc.

7 consejos vitales para liberarse de la culpa

  1. Reconocer la conducta que te produce la culpa. Piensa qué es lo que te hace sentir culpable para poder detectarlo.
  2. Aceptar que los errores forman parte de la persona, de la vida, que son la clave del aprendizaje y del cambio, y no un signo de fracaso.
  3. Pensar que no se puede ser perfecto en el cumplimiento de todas las normas, sobre todo cuando tenemos la tendencia a exigirnos más de lo que podemos dar.

Expresar verbalmente cómo te sientes, tus emociones, tu arrepentimiento ante el error cometido.

  • Solicitar el perdón por haber originado daño. No solo muestra tu arrepentimiento sino también haz saber que solicitas el perdón por el daño cometido.
  • Reparar el daño. Poner en marcha conductas para hacer consciente a la persona implicada que no solo te arrepientes y pides perdón, sino que a volver a repetir el daño.
  • Responsabilidad. Sustituir la culpa por la responsabilidad.

Conclusiones sobre los sentimientos de culpa

Lo mejor es activar conductas autocompasivas que te permitan entenderte, darte consuelo y activar la indulgencia para seguir adelante con la vida en libertad que de otra manera sería imposible.