¿Sientes que tus emociones cambian en cuestión de minutos y con mucha intensidad?
¿Quieres probar un tratamiento de TLP basado en Psicología y Neurociencia?
Psicólogos, Psiquiatras, Neurofeedback y Terapia Magnética Transcraneal
¿Te da miedo que las personas importantes en tu vida te abandonen?
¿Tienes conductas impulsivas, sensación de vacío, relaciones inestables y piensas que la vida no merece la pena?
Puedes dejar atrás la inestabilidad emocional y el vacío y encontrar un propósito en tu vida.
Un equipo de psicólogos expertos en TLP pueden ayudarte.
Nuestro compromiso es utilizar las técnicas y terapias más avanzadas para ayudar a las personas con diagnósticos de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), para realizar una terapia individual, centrada en cada persona y con alta efectividad.
Si te han diagnosticado o crees que puedes tener este problema, llámanos, nosotros podemos ayudarte con nuestros psicólogos expertos en Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
70€ POR SESIÓN
Evaluación del problema y tratamiento con psicólogos expertos en TLP.
PRESENCIAL Y ONLINE
Sesiones individuales (o con algún familiar si es necesario).
Con las técnicas más eficaces como:
55 minutos por sesión.
100€ primera consulta
70€ siguientes consultas
En algunos casos es beneficioso tomar medicación para el tratamiento de los síntomas de TLP.
Nuestros psiquiatras tienen muchos años de experiencia y tienen el objetivo de solo dar medicación a las personas que realmente lo necesitan.
PRESENCIAL Y ONLINE
500€
POR 10 SESIONES
Realizamos QEEG y Neurofeedback.
QEEG (mapa cerebral)
Prueba que analiza la actividad de tu cerebro y nos dice qué áreas están funcionando de forma diferente produciendo algunos síntomas.
Neurofeedback
Es un entrenamiento en el que se observa cómo funciona tu actividad cerebral y aprendes a cómo regularla. En el TLP puede ayudar a manejar mejor las emociones, reducir la impulsividad y ganar estabilidad.
Podemos utilizar otras técnicas de neuromodulación como la Terapia Magnética Transcraneal que es útil en la disminución de síntomas.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
El TLP se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad emocional, relacional y de identidad, junto con impulsividad y conductas de riesgo. Algunos signos que pueden indicar su presencia son:
Cambios emocionales bruscos e intensos, con episodios de angustia, irritabilidad o ira que duran horas y rara vez días.
Relaciones interpersonales muy intensas pero inestables, donde se pasa de idealizar a devaluar a los demás en poco tiempo.
Miedo profundo al abandono, ya sea real o imaginado, que puede generar gran malestar.
Conductas impulsivas en áreas dañinas (gastos, consumo de sustancias, atracones de comida, conductas sexuales de riesgo, conducción temeraria).
Autolesiones o pensamientos suicidas, a veces como forma de regular emociones intensas.
Sensación crónica de vacío y aburrimiento persistente.
Alteraciones en la autoimagen o identidad, con cambios acusados en metas, valores y sentido de sí mismo.
Ira intensa o inapropiada, con dificultades para controlarla (enfados frecuentes, conflictos, peleas).
Ideación paranoide transitoria o síntomas disociativos relacionados con situaciones de estrés.
Es importante señalar que no es necesario que aparezcan todos los síntomas para que el TLP esté presente o para beneficiarse de la terapia. Lo clave es que se trate de patrones persistentes, intensos y de larga duración, que interfieren en la vida diaria y generan malestar.
El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es un patrón persistente —que suele iniciarse en la adolescencia o al comienzo de la vida adulta— de inestabilidad emocional, de la autoimagen y de las relaciones interpersonales, junto con impulsividad marcada que aparece en diversos contextos de la vida. Las personas con TLP pueden experimentar cambios bruscos y dramáticos en cómo se ven a sí mismas (objetivos, valores y aspiraciones), aburrimiento o vacío crónico, y un estado de ánimo predominantemente disfórico interrumpido por episodios de ira, angustia o desesperación, siendo menos frecuentes los periodos de bienestar sostenido.
En el plano relacional, es típico un patrón de vínculos intensos pero inestables, con oscilaciones entre idealizar a quien cuida o acompaña y devaluarlo rápidamente (por ejemplo, al sentir que no recibe suficiente atención). A menudo aparece miedo al abandono, conductas impulsivas (p. ej., gastos, atracones, consumo, conductas de riesgo) y, en algunos casos, autolesiones.
Aunque puede resultar muy doloroso para la persona y su entorno, existen tratamientos eficaces que ayudan a regular las emociones, reducir la impulsividad, mejorar las relaciones y construir una vida más estable y con sentido.
El TLP no se presenta igual en dos personas, por eso, más que “un protocolo fijo”, diseñamos un plan a medida que evoluciona contigo. Somos psicólogos expertos en Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) y nuestro objetivo es mejorar la regulación emocional, la estabilidad en las relaciones y la impulsividad. Te acompañamos con técnicas avanzadas como:
DBT / Terapia Dialéctico-Conductual (módulos de mindfulness, regulación emocional, tolerancia al malestar y eficacia interpersonal)
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso)
Mindfulness clínico
EMDR (cuando hay trauma asociado)
Terapia de Esquemas y Mentalization-Based Therapy (MBT)
Hipnosis clínica (como complemento en regulación; nunca sustituye a las terapias base)
Coordinación psiquiátrica cuando es necesaria
Evaluación clínica integral de la historia personal, emocional y relacional, y devolución de información a la persona y, si procede, a la familia/pareja.
Identificar gravedad, desencadenantes, patrones de mantenimiento (validación/invalidez, apego, impulsividad, evitación, autolesiones), riesgo autolítico y comorbilidades frecuentes (ansiedad, depresión, TEPT/trauma, TCA, consumo).
Diferenciar rasgos de personalidad vs. TLP, y TLP frente a otros trastornos (bipolaridad, TEPT complejo, trastornos disociativos, etc.).
Elaboramos un mapa funcional (qué dispara, mantiene y agrava los síntomas) y acordamos objetivos terapéuticos claros y medibles.
Plan de seguridad inicial cuando hay conductas de riesgo: señales de alerta, teléfono de referencia y pautas concretas.
No partimos de una técnica solamente; partimos de lo que necesitas en cada fase y cada persona. Elegimos y dosificamos herramientas según tu caso:
Eje central cuando hay desregulación emocional, impulsividad y crisis interpersonales. Entrenamos:
Mindfulness para observar sin reaccionar automáticamente.
Regulación emocional (identificar y modular emociones intensas).
Tolerancia al malestar.
Eficacia interpersonal (límites, pedir/negar, reparar vínculos sin escalar el conflicto).
Incluye análisis de cadenas conductuales, tareas entre sesiones y prevención de recaídas.
Detectar sesgos (todo-nada, catastrofismo, lectura de mente), entrenar habilidades de resolución de problemas, planificación conductual y exposición a situaciones evitadas en lo interpersonal.
Para aumentar la ventana de tolerancia, mejorar el control atencional y la conciencia emocional sin juicio, reduciendo la reactividad.
Cuando hay fusión con emociones/pensamientos (“soy un fracaso”, “me van a abandonar”), trabajamos desfusión, aceptación y acción guiada por valores para construir una vida con sentido, incluso con malestar.
Útiles cuando predominan patrones nucleares (abandono, desconfianza, defectuosidad, desregulación) o dificultades para mentalizar (entender estados mentales propios y ajenos en medio de la emoción).
Indicamos EMDR cuando hay traumas o recuerdos nodales que amplifican el patrón de desregulación y las respuestas impulsivas. Ayuda a desensibilizar disparadores y a integrar memorias difíciles.
Como acelerador en regulación (ansiedad, vergüenza, ira) y autoeficacia. Nunca sustituye al trabajo estructurado de DBT/ACT/TCC.
Regular sin dañarte: aprender a modular emociones intensas sin recurrir a autolesiones, consumo o evitaciones; usar DBT (TIPP, STOP), ACT, mindfulness y reestructuración cognitiva.
Mejorar lo interpersonal: trabajar límites, pedir/negar, reparar; reducir escenarios de todo-nada y dependencia/evitación.
Comprender la historia: mapear cómo trauma, invalidación temprana, apego y estrés actual influyen hoy; valorar EMDR cuando existan nodos emocionales que alimentan la desregulación.
Dominar tu mapa funcional: entender la cadena disparador → emoción → impulso → conducta → consecuencia y romperla con habilidades de regulación y tolerancia al malestar.
Implicar al entorno cuando convenga: trabajar con familia/pareja para reducir dinámicas invalidantes, acordar límites y estrategias de apoyo que no refuercen el problema.
Entrenar habilidades específicas: grounding, respiración en caja, TIPP, STOP, autocompasión, mentalización, plan de comunicación, autocuidado práctico (sueño, alimentación, ejercicio).
Equiparte para la vida diaria: plan de crisis, prevención de recaídas (señales tempranas, acciones de respuesta, sesiones de refuerzo) y objetivos por áreas (estudios/trabajo, relaciones, ocio, salud).
En pocas sesiones empezarás a comprender tus patrones, y con práctica sostenida verás menos crisis, más estabilidad y relaciones más sanas. El cambio es progresivo, medible y sostenible cuando se consolidan las habilidades en tu día a día.
La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) es una técnica no invasiva que modula áreas cerebrales implicadas en algunos síntomas de TLP:
Disminuir la irritabilidad, la ira y la impulsividad, síntomas frecuentes en el TLP.
Mejorar la regulación del estado de ánimo y la capacidad de control cognitivo.
Favorecer una mayor respuesta al tratamiento psicológico, al estabilizar redes cerebrales implicadas en el autocontrol.
En los casos necesarios se valora atención con nuestros psiquiatras expertos en el tratamiento de TLP, que ayudarán a que el proceso sea más fácil.
El psiquiatra puede ayudar a recomendar medicación pero también para reducirla y/o quitarla en los casos que se considere adecuado. Su función es evaluar, prescribir y ajustar la medicación y coordinarse con el equipo de psicología para acelerar y consolidar la mejoría.
La investigación científica respalda el uso del Mindfulness en TLP, mostrando mejoras en atención, autocontrol y reducción de la impulsividad. Además, puede ser un complemento eficaz al trabajo individual, reforzando la constancia y la práctica diaria.
Aprender técnicas de atención plena.
Normalizar la experiencia
Practicar habilidades de regulación emocional
Reducir la reactividad emocional y aumentar la capacidad de observar pensamientos y emociones sin dejarse arrastrar por ellos.
Utilizamos técnicas de neurociencia con una gran eficacia en cambiar los patrones neuronales.
Realizamos mapeos cerebrales (QEEG) para conocer los indicadores neuronales de la persona asociada al TLP y con Neurofeedback la persona aprende a autorregular esos patrones cerebrales en tiempo real.
El TLP no se “cura” en el sentido tradicional, ya que se trata de un trastorno de la personalidad. Sin embargo, sí se puede tratar con gran eficacia. Numerosos estudios han demostrado que la terapia adecuada reduce de manera significativa los síntomas, mejora el funcionamiento social y laboral y disminuye el riesgo de autolesiones o intentos de suicidio.
La Terapia Dialéctico Conductual (DBT), por ejemplo, ha mostrado una reducción del 50 % en conductas autolesivas y hospitalizaciones en pacientes con TLP (Linehan et al., 2006). Lo importante no es pensar en “curar” sino en aprender a regular emociones, tomar mejores decisiones y construir una vida más estable y satisfactoria.
El TLP interfiere de forma importante en la vida cotidiana. La inestabilidad emocional puede hacer que tareas simples —como trabajar, estudiar o mantener relaciones— se vuelvan muy difíciles. Los altibajos repentinos afectan la concentración, la motivación y la autoestima.
A nivel interpersonal, los cambios bruscos en cómo se percibe a los demás suelen generar conflictos, rupturas o dependencia emocional intensa. Además, la impulsividad puede llevar a decisiones apresuradas o conductas de riesgo que complican la vida laboral, económica y personal.
Estudios longitudinales (Gunderson et al., 2011) muestran que, sin tratamiento, el TLP se asocia a una menor calidad de vida, más hospitalizaciones, dificultad para mantener empleo estable y mayor riesgo de consumo de sustancias o autolesione
La terapia con mayor respaldo científico es la Terapia Dialéctico Conductual (DBT), diseñada específicamente para el TLP. Además, hay evidencia sólida de la eficacia de la Terapia Basada en la Mentalización (MBT), la Terapia de Esquemas (ST) y la Terapia Focalizada en la Transferencia (TFP).
Un metaanálisis de Cristea et al. (2017) encontró que estas terapias producen mejoras significativas en regulación emocional, impulsividad y funcionamiento interpersonal, con efectos sostenidos en el tiempo. En IPSIA, adaptamos estas técnicas a las necesidades individuales, combinándolas con herramientas como Mindfulness o EMDR cuando hay traumas asociados.
La medicación no es el tratamiento principal del TLP, pero en algunos casos puede ser útil como complemento. Los fármacos ayudan a reducir síntomas concretos como la impulsividad, la ansiedad, los cambios de humor intensos o el insomnio.
Las guías clínicas (NICE, 2020; APA, 2023) recomiendan que la psicoterapia sea el pilar central del tratamiento, y que la medicación se use de forma adyuvante y bajo supervisión psiquiátrica. En IPSIA colaboramos con psiquiatras de confianza para asegurar un abordaje integral.
El TLP requiere un tratamiento a medio-largo plazo, porque los patrones emocionales y relacionales llevan años consolidándose. Sin embargo, las mejoras pueden empezar a notarse en los primeros meses: reducción de crisis, mayor control emocional o mejor comunicación con los demás.
Programas completos de DBT suelen durar entre 6 y 12 meses, pero los beneficios continúan aumentando si se mantiene el trabajo terapéutico. Estudios de seguimiento (Bateman & Fonagy, 2009) muestran que, tras varios años, la mayoría de los pacientes tratados mantienen las mejoras e incluso logran una remisión diagnóstica.
El entorno familiar puede ser tanto un factor de riesgo como un recurso fundamental. Por eso, en algunos casos es recomendable involucrar a la familia o pareja en el tratamiento. La psicoeducación ayuda a que comprendan el trastorno, aprendan a comunicarse mejor y reduzcan patrones invalidantes.
Un estudio de Hoffman et al. (2005) mostró que los programas de entrenamiento para familiares reducen la carga percibida, el estrés y mejoran la dinámica familiar. En IPSIA ofrecemos orientación a familiares cuando es necesario, siempre respetando la confidencialidad del paciente.
Sí. La terapia online para TLP ha mostrado resultados comparables a la presencial en la mayoría de estudios recientes. La DBT, por ejemplo, se ha adaptado con éxito a formato online, manteniendo mejoras en regulación emocional, impulsividad y reducción de autolesiones (Lungu et al., 2020).
En IPSIA ofrecemos sesiones online seguras y confidenciales, especialmente útiles cuando el paciente no puede desplazarse o prefiere combinar formatos. El tratamiento se adapta para garantizar seguimiento y continuidad.
Sin intervención, el TLP tiende a mantener un patrón de crisis emocionales, impulsividad y relaciones inestables. Esto suele generar un círculo de frustración y desesperanza que aumenta el riesgo de depresión, autolesiones y problemas sociales o laborales.
Aunque algunas personas pueden mejorar parcialmente con el tiempo, la evidencia muestra que quienes reciben tratamiento especializado tienen mayores tasas de recuperación, menos hospitalizaciones y mejor pronóstico a largo plazo (Bateman & Fonagy, 2009). La diferencia fundamental es que el tratamiento permite aprender habilidades concretas para gestionar emociones y construir relaciones más sanas, en lugar de confiar solo en el paso del tiempo.
El TLP requiere un abordaje específico. No todas las terapias generales son eficaces para este trastorno, y aplicar técnicas inadecuadas puede incluso aumentar la frustración.
Un centro especializado ofrece:
Psicólogos formados en terapias con evidencia científica para TLP (DBT, MBT, Terapia de Esquemas, EMDR).
Protocolos de seguridad en caso de crisis o autolesiones.
Enfoque integrador, combinando psicoterapia con recursos como Mindfulness, Neurofeedback o coordinación psiquiátrica.
Trabajo con la familia o pareja cuando es necesario.
Esto garantiza un tratamiento más seguro, eficaz y adaptado. En IPSIA, nuestra experiencia en trastornos complejos de la personalidad es el principal valor añadido.
Sí. En IPSIA creemos que la alianza terapéutica es uno de los factores más importantes para que el tratamiento funcione. Si prefieres que te atienda un profesional en concreto (por ejemplo, por género, experiencia o estilo terapéutico), puedes solicitarlo desde el inicio.
También ofrecemos la posibilidad de cambiar de terapeuta si lo necesitas, sin coste para la primera sesión. Lo importante es que te sientas comprendido y acompañado por alguien con quien conectes y confíes.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Lo primero es iniciar psicoterapia con un psicólogo experto en TLP. El psicólogo coordina el plan, y deriva a psiquiatría (medicación) y a neuromodulación (Neurofeedback/EMT) cuando aporta valor.
Si, podemos ofrecerte una psicóloga experta en TLP.
Sabemos que la confianza es muy importante en este proceso, por lo que si sientes que el psicólogo no te está ayudando o no confías lo suficiente en él o ella, nosotros te invitamos a una sesión con otro psicólogo para que lo conozcas y veas otras opciones.
No hace falta “tenerlo claro” para pedir ayuda. Busca valoración profesional si en los últimos 6–12 meses se repiten varios de estos puntos y te generan malestar o problemas en tu vida:
Señales de alerta frecuentes
Altibajos emocionales muy rápidos e intensos que te desbordan.
Relaciones intensas pero inestables (pasas de idealizar a devaluar con facilidad).
Miedo intenso al abandono (real o imaginado) que condiciona tus decisiones.
Impulsividad con consecuencias (gastos, consumo, sexo de riesgo, atracones, conducción temeraria).
Autolesiones o pensamientos de muerte/suicidio.
Vacío crónico, aburrimiento persistente o sensación de no tener rumbo.
Identidad inestable (cambios marcados en metas, valores, autoimagen).
Ira difícil de controlar y conflictos frecuentes.
Episodios disociativos o ideas paranoides bajo estrés.
Mini auto-chequeo orientativo (no diagnóstico)
¿Te reconoces en 4 o más de los puntos anteriores?
¿Te ocurre en diferentes contextos (casa, pareja, trabajo/estudios)?
¿Llevas meses o años con este patrón y te está perjudicando (salud, relaciones, economía, estudios/trabajo)?
Si respondes “sí” a dos o más preguntas, merece la pena una evaluación especializada.
Cuándo pedir ayuda de forma prioritaria
Autolesiones recientes o ideas de suicidio.
Impulsividad con alto riesgo (conducción, consumo, violencia).
Rupturas o crisis relacionales repetidas con deterioro funcional (bajas, suspensos, deudas).
Comorbilidad marcada (depresión, ansiedad severa, consumo de sustancias, TCA).
Qué hará un centro especializado
Evaluación clínica y diagnóstico diferencial (entrevista, cuestionarios, comorbilidades y riesgos).
Devolución clara: mapa funcional (qué dispara y mantiene el problema) y plan de seguridad si hace falta.
Plan de tratamiento personalizado (DBT como eje + ACT/TCC/Mindfulness/EMDR según tu caso; coordinación psiquiátrica si procede).
Objetivos medibles, habilidades concretas y seguimiento.
Si estás en Madrid u online
En IPSIA Psicología evaluamos tu caso y te proponemos un plan a medida. Puedes elegir psicóloga/o y adaptar el formato (presencial/online).
Psicología: habitualmente semanal al inicio; después quincenal/mensual.
EMT: 5 sesiones/semana durante 3–6 semanas (con posibles refuerzos).
Neurofeedback: 2–3 sesiones/semana, 20–30 sesiones.
Psiquiatría (si procede): revisiones mensuales o según respuesta.
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