Cómo preparamos la mente para mejorar en el deporte: Neurofeedback a través de la psicología científica

Cómo preparamos la mente para mejorar en el deporte: Neurofeedback a través de la psicología científica

En la consulta, hay muchos pacientes que no acuden «por un problema», sino por una razón más sutil: sienten que pueden mejorar su rendimiento. Los deportistas entrenan intensamente, siguen una dieta estricta, se aseguran de descansar lo suficiente…y, sin embargo, algo les falla.Se esfuerzan al máximo en las prácticas, pero en el momento de la competencia se paralizan, dudan y cometen errores que normalmente no cometen. Algunos denominan esto ansiedad competitiva, otros mencionan una falta de concentración o miedo escénico.

Yo lo interpreto de esta manera: sus mentes no están preparadas para rendir cuando más lo requieren.

Aquí es donde introducimos el neurofeedback, una herramienta respaldada por la ciencia que usamos cada vez más para mejorar las funciones cognitivas y emocionales.

No es un hechizo ni una tecnología del futuro. Se basa en la psicología fundamentada en datos. Hoy quiero explicar cómo la aplicamos en estas situaciones, con un enfoque muy específico: mejorar el rendimiento en el deporte.

Puedes contar con nuestro centro de Neurofeedback, para deportistas de Alto rendimiento, en Madrid. Siempre te atenderá el mismo psicólogo, que te asegura anonimato y confianza.

El caso de David: “Siempre fallo cuando más me arriesgo”

David (nombre ficticio, por supuesto) es un joven de 26 años que practica pádel a nivel semiprofesional. Se entrena seis veces a la semana, sigue una rutina exigente y no tiene limitaciones físicas. Sin embargo, nos dice que en torneos importantes su rendimiento decae. Suda más, le tiembla la pala y, sobre todo —esto es fundamental— pierde la concentración. «Mi mente se distrae pensando en lo que dirán los demás si pierdo», me comentó. «Es como si no estuviera en la pista».

Desde un enfoque cognitivo-conductual, comenzamos a trabajar con él. Le explicamos que lo que está sintiendo no es nada inusual: es una reacción de sobreexcitación del sistema nervioso autónomo en situaciones de tensión. Tanto el cuerpo como la mente entran en un estado de «amenaza», lo que afecta directamente la capacidad motora y cognitiva. No es una cuestión de falta de motivación ni de técnica, sino de regulación cerebral.

En este punto decidimos añadir neurofeedback.

Qué es el neurofeedback y cómo funciona

El neurofeedback es una técnica de entrenamiento cerebral que usa la retroalimentación en tiempo real de la actividad eléctrica del cerebro (EEG) para ayudar a la persona a modificar sus propios patrones de activación. El objetivo, en resumen, es enseñar al cerebro a autorregularse con mayor eficacia. En el caso de David, queríamos disminuir la actividad excesiva en las frecuencias relacionadas con el estrés (como la beta alta o incluso alta gamma) y fortalecer estados de concentración constante (SMR: 12-15 Hz) y control emocional (alfa baja).
Desde una perspectiva conductual, esto se asemeja a un sistema de condicionamiento operante. Ofrecemos recompensas inmediatas (visuales y sonoras) al cerebro cuando exhibe el patrón que deseamos, mientras que evitamos reforzar los patrones que queremos suprimir. De este modo, a través de la repetición y una relación clara entre acción y resultado, se modela la actividad eléctrica del cerebro, similar al entrenamiento de conductas observables.

Evaluación inicial: mapa cerebral (QEEG)

Lo primero que realizamos con David fue un QEEG (electroencefalograma cuantitativo).Esta herramienta nos proporciona un mapa funcional del cerebro, comparando su actividad con datos estándar. En su caso, observamos que coincidía con sus síntomas: un exceso de beta alta (18-30 Hz) en la región frontal media (área de Brodmann 10) y una disminución de la banda SMR en la corteza sensoriomotora (área Cz).

Este patrón es común en atletas que sufren de ansiedad anticipatoria y un control cognitivo excesivo. Presentan una mente muy activa que teme cometer errores, tienden a sobreanalizar, y pierden conexión con el “ahora”.

El entrenamiento: sesiones y protocolo

Creamos un protocolo específico. Durante las primeras diez sesiones, trabajamos en el área Cz, aumentando SMR (12-15 Hz) y disminuyendo tanto theta (4-7 Hz) como beta alta (21-30 Hz).Cada sesión duraba aproximadamente 25 minutos, con retroalimentación visual y acústica continua. Él «jugaba» con su cerebro para mantener una señal constante necesaria para que una animación funcionara correctamente. Pero no era un juego: era un entrenamiento auténtico, parecido a levantar pesas con las neuronas.

Luego, pasamos a una segunda etapa: el entrenamiento en Fz (zona prefrontal media), centrando nuestros esfuerzos en elevar alfa baja (8-10 Hz) y reducir picos de beta alta, que están relacionados con pensamientos intrusivos. Combinamos esto con tareas cognitivas fuera del entrenamiento (atención sostenida, mindfulness breve, enfrentamiento a pensamientos negativos), siempre desde el enfoque de la Terapia Cognitivo-Conductual.

¿Y funcionó?

Desde la sesión 12, David comenzó a experimentar mejoras notables: se sentía más enfocado durante los partidos, mantenía su mente en el juego durante momentos cruciales y, lo más importante, recuperaba su desempeño habitual incluso bajo presión.

Desde un punto de vista científico, esto tiene sentido. Existe literatura que respalda el uso de neurofeedback para favorecer tanto el rendimiento cognitivo como la regulación emocional en situaciones deportivas (Vernon, 2005; Escolano et al., 2014).Incluso hay investigaciones con atletas olímpicos que muestran que ciertos protocolos de EEG pueden mejorar la precisión, la rapidez de respuesta y la resistencia psicológica.

Un enfoque integral: conducta, cognición y cerebro

Lo relevante de este enfoque no es solamente el neurofeedback en sí, sino cómo se integra en un marco cognitivo-conductual. No creemos en soluciones instantáneas. Lo que hicimos fue combinar el entrenamiento cerebral, la reestructuración cognitiva, la exposición a situaciones competitivas simuladas y el análisis funcional de las respuestas emocionales. Todo con objetivos claros, medibles y adaptados a la realidad del paciente.
También utilizamos recursos como registros autoevaluativos, ejercicios en casa y métodos para aceptar la incomodidad cuando la frustración o la inseguridad surgían. Al final, el propósito no era que David simplemente «dejara de sentirse ansioso», sino que pudiera desempeñarse bien a pesar de ello. Es decir, que su comportamiento estuviera orientado hacia sus objetivos en lugar de ser dictado por sus emociones internas. Esto es un claro ejemplo de conductismo contemporáneo.

Conclusiones

El rendimiento en el deporte no solo está determinado por el estado físico. La mente también necesita entrenamiento. Y cuando aplicamos herramientas comprobadas como el neurofeedback, dentro de un enfoque conductual y cognitivo, los resultados pueden ser impresionantes.

En nuestra experiencia, este tipo de intervención no solo ayuda a potenciar el rendimiento, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades esenciales como la atención consciente, el control emocional y la capacidad de recuperación ante situaciones de presión.

Acude a tu centro de Neurofeedback de confianza.