Consecuencias psicológicas del Covid-19, a escala social e individual. ¿Existe la histeria colectiva? Ayudas para gestionarlo

Consecuencias psicológicas del Covid-19

Introducción a consecuencias psicológicas del Covid-19

La nueva epidemia de coronavirus hallada en la región china de Wuhan, el SARS-CoV-2, está pasando de ser una noticia de alcance mundial a un verdadero fenómeno que afecta económica y políticamente a la mayoría de países del mundo.

La enfermedad que origina la neumonía por Covid-19, es vista como un grave peligro que se ceba en concreto con las personas mayores, así como con las personas con una salud más delicada en general, extendiéndose cada vez de una manera más rápida, y siguiendo un progreso exponencial.

En cambio, entre los efectos físicos que este virus produce en el cuerpo humano y los efectos económicos y políticos hay otro nivel de análisis que también hay que tener en cuenta: las consecuencias psicológicas del coronavirus, tanto al nivel de conducta del individuo como a nivel de conducta colectivo y social.

Protección y medidas del coronavirus

La OMS, la Organización Mundial de la Salud, ofrece una serie de ejemplos para todas aquellas personas que busquen medios de protección contra el Covid-19:

  • Lavarse las manos a fondo y de forma frecuente con desinfectante, a base de alcohol o con agua y jabón. De esta manera se eliminan los virus que podamos tener en nuestras manos.
  • Mantener una distancia mínima de un metro, aconsejable dos metros, con alguien que estornude o tosa. Cuando se estornuda o tose se desprenden de la nariz y de la boca pequeñas gotitas de líquido que pueden contener el virus, lógicamente, en el caso de que lo tenga. De esta forma también se puede contagiar una simple gripe.
  • Evitar tocarse nariz, ojos y boca. Si hemos mantenido contacto con diferentes superficies públicas se aconseja intentar evitar tocarse los la nariz, los ojos y la boca para que el posible virus no pueda transmitirse.
  • Taparse la boca con el codo doblado o con un pañuelo de papel, si se tose. De esta manera, se evita que se esparzan esas gotitas y se previene el contagio de virus como gripe común, resfriado o el Covid-19.
  • Si presenta tos, fiebre y dificultad para respirar, permanecer en casa y llamar al médico de inmediato.
  • Mantenerse informado en todo momento sobre las últimas noticias y avances, con respecto al Covid-19.

Es necesario tener en cuenta que estas medidas de prevención son también aplicables a la gripe común y a los resfriados, por lo que no debemos tener ningún comportamiento añadido en referencia al coronavirus. Nuestro comportamiento tiene que ser en todo momento habitual sin caer en pánico o en un miedo exagerado.

Consecuencias psicológicas del Covid-19

Efectos psicológicos del coronavirus y su enfermedad COVID-19

Tenemos que que admitir que tanto el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, como la enfermedad que origina, plantean múltiples preguntas sin respuestas para la comunidad científica, que está trabajando sin descanso y a contrarreloj, para poder aglomerar todo el conocimiento posible sobre sus características.

Por otra parte, hace muy poco tiempo que la población general conoce de la existencia de este enigmático virus, y el número de personas que han sido contagiadas aún no es suficiente como para haber realizado investigaciones centradas en cómo afecta todo esto en nuestro comportamiento.

Por estas limitaciones es por lo que veremos un trazo de las consecuencias psicológicas del coronavirus que, pensamos que son esperables.

¿Hablamos de pánico, histeria colectiva?

¿Se puede hablar de histeria colectiva?, la definición exacta sería la de enfermedad psicógena colectiva, caracterizada por la aparición de síntomas y signos polimorfos en un grupo de personas sometidas a un estrés determinado, difundiéndose de una manera rápida a sus miembros, los cuales empiezan a sentirse enfermos al mismo tiempo, aunque no exista una razón física o ambiental para que ello ocurra.

En el tema que nos atañe, no se trata tanto de la aparición de signos o síntomas, sino de conductas y pensamientos exageradas, por lo que más que de histeria colectiva, tendríamos que hablar de pánico colectivo.

Las conductas de pánico colectivo demuestran un estado de alarma que empuja a un gran colectivo a prevenir posibles contagios.

Pero es importante tener en cuenta la realidad del asunto, o sea, sobre la posibilidad de contagio. ¿Es realmente tan elevada, nos encontramos ante una epidemia catastrófica, o, la prensa y los medios de comunicación influyen demasiado en este pánico colectivo?

Sería importante preguntarse qué ocurriría si los medios de comunicación empezasen a informarnos sobre la cantidad de casos de gripe común que hay y el número de fallecidos.

Podemos dividir estas conductas colectivas en diferentes procesos:

1.  Diferentes factores de pánico: la hipocondría

La denominamos la consecuencia psicológica más clara de fenómenos como la propagación de este coronavirus.

Esta tendencia a admitir que las probabilidades de que estemos contagiados o que nos esté afectando una enfermedad son elevadas, está más o menos presente de forma potencial en la mayoría de las personas, pero en ciertos casos puede llegar a ser algo patológico, que aparece en los manuales diagnósticos de psicología y psiquiatría clínica.

Esta nueva versión de coronavirus que ha pasado a propagarse entre seres humanos, es mucho más contagiosa que la gripe estacional, pero también lo es que la exposición a innumerables mensajes de peligro puede hacer que muchas personas lo pasen verdaderamente mal de manera innecesaria.

2.  La información del poder, la importancia de la murmuración

Ante realidades que generan inseguridad, la información se vuelve más poderosa que nunca.

La difusión de la enfermedad del coronavirus corresponde con esa clase de situaciones confusas en la que se especula mucho sobre lo que ocurrirá; no ha sucedido nunca algo como esto, ya que esta especie de virus nunca había pasado de los animales a los humanos, y al mismo tiempo los medios bombardean de manera constante con noticias relacionadas con este tema, muchas veces aumentando acerca de su peligro, teniendo en cuenta lo poco que se conoce aún acerca de los riesgos para la salud.

Desgraciadamente, estos casos de contagio multitudinario son capaces de lastimar a muchas personas, a causa de la importancia que se les da a los murmullos.

Los rumores son trozos de información cuyo valor reside en la rapidez con la que circulan de una persona a otra a costa de no haber sido corroboradas, contrastadas con el rigor que merecen.

Y esto explica que suelan ocultarse con los estereotipos, haciendo que las minorías marginadas y las personas más rechazadas y residentes en pequeñas comunidades tengan mayores probabilidades de ser estigmatizadas, estén realmente infectadas o no.

3. Prioridad por la pequeña comunidad

Por naturaleza, las personas somos animales sociales. En cambio, que seamos sociales no compromete que las sociedades en las que queremos formar parte sean muy amplias.

De hecho, las modificaciones que se dan en el contexto son capaces de hacernos volver rápidamente en este sentido, pasando de participar en largos sectores de la sociedad a querer participar en exclusiva en micro-sociedades, como la familia.

Cuando surge el miedo a epidemias, las personas tienden a querer eludir relaciones sociales poco significativas, centrándose en la interacción con aquellas personas más notables y con las que se suele convivir más, con las que se tiene más posibilidades de exponerse a las mismas personas, y así minimizar el riesgo de infección.

4.  Intensidad en el pensamiento a largo plazo

El miedo a los cambios bruscos y radicales en el estilo de vida, es otra de las secuelas psicológicas del coronavirus.

La posibilidad de que los gobiernos establezcan medidas políticas que alteren de forma radical el modo en el que vivimos, llevan a hacer acopio de bienes, como lo que se advierte en las estanterías vacías de los supermercados de distintos países.

Y muchas veces el miedo no es tanto a las medidas que recogen los políticos, sino a una situación de caos y descontrol en la que ni siquiera estén garantizados los bienes básicos.

La investigación muestra que los seres humanos tenemos inclinación a centrarnos en las opciones pesimistas de futuro, a pesar de que se nos ofrezcan posibles opciones razonables.

Aunque esto conlleve perder la ocasión de ganar, nos preocupa más el riesgo de perder.

¿Qué está ocurriendo?

El hecho de que el tema del coronavirus esté ocupando horas y horas en las noticias de televisión y en prensa, es esencial para entender el pánico colectivo. Desayunamos con el Covid-19, comemos y cenamos con él también.

Aún no existe, desgraciadamente, una vacuna para prevenirlo y este es uno de sus puntos negativos, sin embargo, es importante tener muy en cuenta la opinión de los expertos.

El aumento desproporcionado de mascarillas y material sanitario es un síntoma de un alto miedo colectivo. Por este motivo, la OMS se pronuncia sobre ello y nos ofrece varias recomendaciones:

  • Las personas que no manifiesten síntomas respiratorios como la tos, no necesitan usar mascarilla médica.
  • Pero sí se recomienda su utilización en el caso de las personas que presenten síntomas del virus y en el de quienes cuidan a personas que tienen síntomas como fiebre o tos.

Coronavirus y ansiedad

Sin darnos cuenta, nuestro estado psicológico y mental está siempre relacionado por lo que ocurre a nuestro alrededor; las emociones no surgen en el vacío ni nacen de forma espontánea en nosotros.

Por eso, cuando sucede un cambio radical en lo que nos rodea, nuestras disposiciones psicológicas y emociones también se modifican.

La pandemia global producida por el coronavirus SARS-CoV-2 es un cambio que ha sacudido las bases de toda nuestra sociedad. Este virus no solo ha tenido un impacto en la política, la economía y hasta en nuestra movilidad: también lo ha tenido en nuestra salud mental.

Por todo esto, debemos saber combatir con la ansiedad originada por la epidemia del coronavirus, dado que este estado psicológico es uno de los más habituales entre quienes ven su vida restringida o incluso comprometida por el riesgo del Covid-19 y por las medidas que los gobiernos están tomando para frenarlo.

5 consejos primordiales para encontrarte mejor

Ante la etapa de confinamiento en casa por la que están pasando numerosas personas a causa del coronavirus, es normal que sintamos ansiedad.

Pero en cambio, no es un problema que se pueda evitar, porque podemos tomar el control del problema haciendo que no nos afecte a nivel psicológico de una forma muy negativa. Os damos varios consejos:

·       No debemos obsesionarnos con las noticias

Tenemos que seleccionar la información: sobre todo en los temas de salud, la calidad es más importante que la cantidad. No por ver más televisión vamos a aprender más.

Hay que tener control sobre las ganas de saberlo todo acerca del virus, para empezar, eso es imposible de momento, y para no entrar en una espiral de hipocondría, a un miedo constante e indicios de estar viendo constantemente síntomas de la enfermedad.

·       Comer y dormir bien

Cuando cambiamos de forma opuesta de costumbres, es fácil caer en rutinas dañinas para nuestro cuerpo, como comer mal y dormir poco. Esto origina un desgaste importante en nuestro cuerpo, que a la vez nos predispone a sufrir ansiedad y bajo estado de ánimo; por ello y cuidando estos aspectos del día a día estaremos protegiéndonos contra la ansiedad.

·       Intentar mantener la mente activa

El hecho de que no podamos desplazarnos a prácticamente ningún sitio, no significa que nuestra mente deba también mantenerse quieta y parada. De hecho, ocurre más bien todo lo contrario.

Lo queramos o no, lo más viable es que en situaciones en las que nos vemos obligados a renunciar a muchas de nuestras costumbres, caigamos en la trampa de la rumiación psicológica, es decir, que centremos nuestra atención en pensamientos angustiosos acerca de lo que pasa, lo que podría pasar o lo que pasará, y dar incontables vueltas en nuestra cabeza a esas ideas, otorgándoles cada vez más poder.

Es cierto que hagamos lo que hagamos, nuestra mente va a estar siempre muy activa, por lo que lo mejor es asegurarse de que eso sea algo provechoso y útil para nosotros, en lugar de convertirse en obsesiones.

Por esto, para mantener a raya la ansiedad es muy recomendable introducirse en tareas que absorban nuestra atención, que estimulen y tengan la capacidad de interesarnos: bailar, dibujar, leer un libro, tocar un instrumento musical, ejercicio, etc.

·       Ponernos horarios

La procrastinación, una tendencia a dejarlo todo para más adelante, es un fenómeno al cual estamos más expuestos cuando pasamos mucho tiempo dentro de casa, y nos conduce a vivir de una manera desorganizada y expuestos a importantes situaciones de ansiedad.

Por todo esto, es de vital importancia estructurarse el día a día y ponerse horarios que actúen como alusiones temporales. Si fuese necesario, también podemos usar recordatorios y alarmas.

·       Si crees que necesitas ayuda, terapia online

En numerosas ocasiones es necesario contar con ayuda profesional. Afortunadamente, incluso en estas complejas situaciones en las que hay debemos permanecer en casa para evitar los contagios, es posible asistir a consultas de psicología mediante la terapia online.

Los profesionales de la salud mental están formados para atender mediante sesiones de videollamada en las que es posible lograr todos los beneficios de la psicoterapia presencial, aunque en este caso a distancia y a través de Internet: la única diferencia fundamental es la vía de comunicación.

Conclusiones

Con la difusión del coronavirus llega la necesidad de adaptarse a un problema que es de salud y económico, pero también psicológico.

Por todo esto hay diversas rutinas muy recomendables que se pueden poner a la práctica día a día para protegerte de la angustia y de los pensamientos que te generan ansiedad o depresión, y si no son suficientes para mantener el equilibrio emocional, siempre puedes recurrir a la terapia online.

Muy a nuestro pesar, no podemos hacer desaparecer el virus, pero sí tenemos la obligación de hacer mucho a la hora de velar por nuestro bienestar psicológico, tenemos que aprovecharlo.

Los expertos aseguran que el mayor riesgo de desarrollar la enfermedad en su forma más grave, la tienen nuestros mayores y aquellas personas que padecen afecciones médicas preexistentes como enfermedades cardiacas, oncológicas y diabetes.

Es conveniente tener estos datos en cuenta para no caer en un alarmismo innecesario y llevar una vida lo más tranquila posible.

En Ipsia Psicología contamos con psicólogos profesionales que te ayudarán en lo que necesites, además del servicio de psicología online, donde puedes conectarte con tu psicólogo en el lugar donde te encuentres y de una forma cómoda y privada.