Duelo no resuelto en la adolescencia

Mujer con duelo

Muchos jóvenes no consiguen refugio en sus padres, con los que mantienen una menor comunicación y mayor distancia, ni en los amigos que, por edad, no saben qué es perder a alguien, un duelo, y no identifican su dolor. Para ello, puedes contar con nuestro centro de psicólogos especialistas en tratamiento de duelo, en Madrid.

En una fecha tan señalada como el día de todos los Santos o la Navidad, es habitual recordar a los seres que ya no tenemos con nosotros, pero también es un buen momento para reflexionar sobre el sentimiento que produce en cada uno de nosotros el hecho de la muerte.

Por regla general, a los niños se les sobreprotege ante este suceso, se les oculta la verdad o se les lanzan respuestas evasivas cuando se interesan por el tema. Ellos notan rápidamente de sus padres que hay cosas que es mejor no preguntar, tal y como suele ocurrir con la sexualidad.

La cuestión es cómo asumen y les afecta este asunto años al cabo de los años, en la adolescencia.

Son pocos los padres que se dan cuenta de la gran importancia de estar más cerca que nunca de ellos cuando tienen que asumir una pérdida. Laura García, psicóloga y coach, confirma que a estas edades aunque entienden la idea de la muerte de la misma manera que un adulto, sus emociones y su actitud son distintas precisamente por el momento vital que están atravesando.

Asegura que viven una etapa de crisis existencial, de muchos cambios físicos, emocionales, hormonales y una de las formas de aliviar sus emociones es hablar de ellas, expresarlas, y es justo lo que no hacen.

En casa se produce un alejamiento comunicativo hacia la familia. Aparte de esto, deciden no llorar delante de sus padres para no hacerles sentir más tristes en su pena. Los padres tienden a infantilizarles porque, aunque tengan 15 años no se les pregunta si van a ir al tanatorio o al cementerio y se les lleva a casa de un vecino, en la misa nunca leen una carta al difunto, sino que lo hace el hermano mayor. No se les puede aislar de un asunto tan importante.

José González, psicólogo especialista en procesos de duelo, afirma que, a los jóvenes les toca la muerte de lejos; es decir, no es muy habitual que muera alguien de su entorno, pero cuando, por ejemplo, muere su abuelo, se sienten muy solos, desvalidos, sin apoyo al recurrir a su grupo de amigos porque están muy lejos de este tipo de sentimientos puesto que no lo han vivido.

Se encuentran presos de su dolor porque no lo verbalizan y nadie les explica cómo aliviar lo que sienten. Los adultos, en cambio, como sí sabemos lo que es nos apoyamos en amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y nos comprendemos por haber vivido la muerte de un padre, un tío. Hablarlo nos genera gran desahogo y liberación. Pero ellos no lo tienen ni en casa, cuando no hay una verdadera comunicación entre padres e hijos, ni en sus relaciones sociales, lo que aumentará su dolor, y llevará a generarles un duelo crónico que arrastrará en su edad adulta.

La mayoría de las depresiones, ansiedad, adicciones, suicidios o brotes sicóticos que tratamos los psicólogos tienen detrás un duelo no resuelto en la infancia o adolescencia.

El uso actual de internet y las redes sociales por parte de los adolescentes es, de alguna manera, un punto de apoyo puesto que se habla cada vez más abiertamente de la muerte, de las pérdidas y de los duelos. Les ayuda a validar y normalizar esas emociones que seguro ellos también perciben. Pero, en ningún caso, la información, validación o acompañamiento que se logra en las redes puede sustituir al que podemos y debemos darles los padres.

Tristeza

Es importante que los progenitores estén atentos, no obstante, a señales que denotan que posiblemente un hijo está sufriendo en silencio por este asunto: irritabilidad excesiva, indiferencia ante la muerte de un ser querido, exceso de culpa, apatía ante actividades con las que disfrutaba, alteraciones del sueño, obsesión sobre la muerte, abuso de consumo de sustancias, conductas de riesgo, etc.

José González explica que puede que sufran, aparte, un duelo secundario que afecte a otras facetas de su vida. La muerte de un ser querido que no es capaz de superar puede influirle hasta en tener pareja, porque no querrá arriesgarse a quererla porque sabe la dureza que supone perder a una persona. Nuestro artículo, ¿Terapia Familiar en el duelo?, puede ayudarte.

El problema sumado en estos días, es que la fiesta de Halloween nos enseña una idea equivocada a los adolescentes. Irse de fiesta es una forma de errónea de afrontar la muerte, es darle la espalda, evitarla, no aprender a sentir el dolor. Se montan eventos evasivos, de diversión, como mecanismo de defensa para no mirar a la muerte cara.

-No esperar a que él saque el tema o tenga problemas. Si en casa se habla de la muerte de forma natural es mucho más sencillo, pero si no es así, este es el momento, empecemos.

-Hacerles ver que es normal que se sientan tristes o disgustados. Decirles cómo nos sentimos ayudará a normalizar sus sentimientos y expresarlos.

-Dejar que verbalicen lo que sienten, aunque sea duro. Debemos escuchar sin recriminar nada.

-Ser pacientes, cercanos y, sobre todo, respetar sus tiempos. Si en un momento dado no pueden hablar, hacerles ver que vamos a estar ahí y, animar a que hablen con otras personas de su confianza.

-No decirles que no debes estar triste, hay que ser valiente. En un proceso de duelo es necesario pasar por la tristeza y, desde luego, no tiene nada que ver con ser o no valiente.