El sistema límbico profundo, ¿qué es?, de Dr. Daniel G. Amén

Gestión de emociones

Funciones del sistema límbico profundo

El sistema límbico profundo se encuentra cerca del centro del cerebro. Si consideramos su tamaño, cumple muchas funciones, todas ellas primordiales para la conducta y la supervivencia humanas. Desde una perspectiva evolutiva, se trata de una parte más vieja del cerebro mamífero, gracias a la cual los animales pudieron experimentar emociones. Los liberó de la conducta y las acciones estereotipadas dictadas por el tronco cerebral, que se encuentra en el cerebro reptiles más antiguo.

Esta parte del cerebro participa en el establecimiento de la gestión emocional. Cuando el sistema límbico se encuentra activo, el estado de ánimo es más positivo y optimista. Cuando está calentado, se puede imponer la negatividad.

El ensombrecimiento emocional que genera el sistema límbico profundo es el filtro a través del cual interpretamos las vivencias del día. Cuando estamos tristes, con un sistema límbico hiperactivo, lo más normal es que interpretemos hechos neutrales a través de un filtro negativo.

Si, por ejemplo, tenemos una conversación neutral o positiva con alguien cuyo sistema límbico profundo está hiperactivo, es muy probable que esa persona interprete de forma negativa la conversación.

En cambio, cuando esta parte del cerebro está fría o funciona de forma adecuada, es más previsible que se produzca una interpretación neutral o positiva de los sucesos.

El síndrome premenstrual (SPM), es un clásico ejemplo de este principio del ensombrecimiento emocional. En nuestro estudio del SPM entre el quinto y el décimo día anterior al inicio de la menstruación, el sistema límbico profundo se calienta más, o se hace más activo, con la disminución de las hormonas. Esta activación límbica profunda colorea los sucesos de forma más negativa.

Igualmente, se ha visto que el sistema límbico profundo, junto con los lóbulos temporales profundos, trabaja en el almacenamiento de recuerdos de alto contenido emocional, tanto positivos como negativos. Una persona que haya vivido un caso traumático, almacena el componente emocional del recuerdo en el sistema límbico profundo del cerebro.

También afecta a la motivación y el empuje. El exceso de actividad en esta zona está asociado a una menor motivación y empuje, circunstancia muy común en la depresión. El sistema límbico profundo, especialmente el hipotálamo, controla los ciclos del sueño y el apetito.

Igualmente, están íntimamente ligadas con la vinculación afectiva y la conectividad social. Se ha comprobado que los animales que tienen dañado el sistema límbico no establecen unos adecuados vínculos afectivos con los más jóvenes.

El sistema límbico profundo afecta al mecanismo de la vinculación afectiva que nos permite conectar socialmente con otras personas; nuestra capacidad de hacerlo con éxito influye, en nuestro estado de ánimo.

Procesa directamente el sentido del olfato. El olfativo es el único de los cinco sistemas sensoriales que va directamente del órgano sensorial a donde se procesa en el cerebro. Los mensajes de los otros sentidos, vista, oído, tacto y gusto se mandan a una central de transmisión, antes de ser remitidos a su destino final en diferentes partes del cerebro.

La vinculación afectiva, los olores, la sexualidad y el sistema límbico profundo están profundamente conectados. La hiperactividad límbica profunda, vinculada con la depresión, muchas veces se traduce en un menor interés sexual. Siempre que la persona participa con otra en una actividad sexual en los cerebros de las dos se producen unos cambios neuroquímicos que estimulan la vinculación emocional y límbica. Pero es precisamente la razón que el sexo informal no satisfaga a la mayoría de la gente en los ámbitos mental y corporal.

Dos personas pueden tener sexo por pura diversión, aunque en otro nivel ocurre algo que tal vez no hayan decidido: el sexo refuerza un vínculo emocional entre ellas, lo quieran o no. Una de las dos, normalmente la mujer, tiene tendencia a establecer un vínculo, y se siente herida cuando acaba una relación informal.

Uno de los motivos de que, por regla general, sea la mujer quien más sufra, es que el sistema límbico femenino es mayor que el del varón. Por lo que una consecuencia muy probable es que la mujer establezca una mayor conexión límbica.

Esto supone diversas ventajas e inconvenientes. Por ese mayor sistema límbico profundo, son más conscientes de sus sentimientos, y saben expresarlos mejor que los hombres. Tienen mayor capacidad para vincularse de forma afectiva y conectar con los demás. Pero tener un sistema límbico profundo mayor hace a la mujer más susceptible a la depresión, concretamente en momentos de importantes cambios hormonales, como el inicio de la pubertad, antes de la menstruación, después de dar a luz y en la menopausia.

Los intentos de suicidio en las mujeres son tres veces más abundantes que en los hombres. Pero ellos llegan a suicidarse tres veces más que las mujeres, en parte porque utilizan medios más contundentes, y en general están menos conectados con los demás que las mujeres. La desconexión de los demás hace elevar el riesgo de suicidio consumado.

El sistema límbico profundo, especialmente el hipotálamo, situado en la base del cerebro, traduce nuestro estado emocional a sentimientos físicos de relajación o tensión. La mitad anterior del hipotálamo manda señales tranquilizantes al cuerpo a través del sistema nervioso parasimpático, mientras que la parte posterior manda señales estimulantes o de miedo a través del sistema nervioso simpático.

La parte posterior del hipotálamo, cuando está estimulada, es responsable de la reacción de luchar o huir, un estado primitivo que nos dispone a luchar o a huir cuando nos sentimos amenazados o tenemos miedo. Esta reacción fija se produce después de que lo haga la activación, como al observar o experimentar una amenaza emocional o física.

Esta parte del cerebro está íntimamente conectada con la corteza prefrontal, y actúa de estación de cambio que convierte en fuerza motriz la emoción (el sistema límbico profundo), el pensamiento racional o la resolución de problemas usando la corteza. Cuando se activa el sistema límbico, se imponen las emociones. Ensayos actuales demuestran la existencia de una correlación entre la depresión y una mayor actividad del sistema límbico profundo y la paralización de la corteza prefrontal, especialmente el lado izquierdo.

Problemas del sistema límbico profundo

-Mayor pensamientos negativos

-Percepción negativa de la realidad

-Menor motivación

-Mal humor, irritabilidad, depresión clínica

-Gran cantidad de sentimientos negativos

-Problemas de apetito y sueño

-Menor o mayor receptividad sexual

-Aislamiento social

Los problemas del sistema límbico profundo, por norma general, se corresponden con sus funciones. El pesimismo podría ser un problema del sistema límbico porque, cuando esta parte del cerebro trabaja demasiado, la negatividad impregna el filtro emocional.

Una persona concreta puede huir de una interacción que otros diez hubieran considerado positiva, y que él tiene por negativa. Y como el sistema límbico afecta a la motivación, las personas adoptamos ante la vida y el trabajo una actitud de indiferencia; no tenemos fuerza para que las cosas nos importen. Dado que no confiamos en los resultados, tenemos poca fuerza de voluntad para avanzar en las tareas.

Los centros del apetito y el sueño se encuentran en el sistema límbico profundo, de ahí que el mal funcionamiento de este provoque cambios, que se pueden manifestar en una tendencia al exceso o defecto de ambos.