La familia tóxica. Terapia online

Familia

La familia es inherente al ser humano y tiene impacto en nosotros en nuestra manera de enfrentarnos al mundo. La familia nos influye en todos los aspectos de la vida.

Puedes contar con nuestro centro de Psicología online, en Madrid.

Nuestro artículo “¿La familia es causante de problemas psicológicos?”, puede ayudarte.

Bien porque hemos tenido la suerte de criarnos en un entorno funcional, o de forma negativa porque nuestra familia no ha sido la más adecuada, o en otros casos, porque directamente no hemos tenido familia.

El inicio de nuestra vida depende de las figuras que nos cuidan, que son nuestras figuras de apego. Por ello es importante que nos desarrollemos en un entorno que represente un lugar seguro. La protección, el cuidado, el cariño, la protección, son los que permiten que el niño crezca de una forma sana y se convierta en una persona autónoma.

¿Cómo saber si tengo una familia tóxica?

Las familias tóxicas son disfuncionales donde los integrantes no se encuentran seguros. El hecho de haber crecido en ellas, o tener que permanecer cerca una vez la persona se ha hecho adulta, perjudica gravemente la estabilidad emocional y bienestar de la persona.

Para saber si tenemos una familia tóxica, lo primero debemos reflexionar sobre cómo nos sentimos cuando pensamos en nuestra familia: si nos hace sentirnos respaldados y tenemos el convencimiento de que nos van a apoyar y ayudar cuando lo necesitemos, eso es una familia funcional.

Pero si cuando pensamos en nuestra familia sentimos que no formamos parte de ella, o que no nos aceptan ni apoyan, incluso sentimos que nos dan más problemas que ayuda, deberíamos empezar a plantearnos que a lo mejor nuestra familia podría clasificarse como una familia tóxica.

¿Cómo actuar cuando tu familia es tóxica?

Vengamos del tipo de familia que vengamos, es muy importante saber que lo más importante es la estabilidad de la salud mental individual de la persona y su felicidad. A veces esta estabilidad se puede conseguir de la mano de la familia, estableciendo una serie de cambios, pero en ocasiones la única solución es alejarnos.

Si crees que tienes una familia tóxica piensa qué puedes hacer para mejorar tu relación con ellos. Y, en el caso de que no puedas solo, pide ayuda profesional.

Si tu familia política es tóxica

Otra de las situaciones posibles que nos podemos encontrar es que la familia de nuestra pareja no nos haga sentir bien o no nos trate de la forma más correcta. En estos casos es muy importante la comunicación con nuestra pareja. Tenemos que hacerle saber cómo nos sentimos y qué necesitamos.

Es muy importante que sintamos que nuestra pareja nos entiende y nos da prioridad respecto a su familia extensa poniéndoles límites. Si no sentimos que sea así, o sentimos que nuestra pareja los antepone a ellos, puede que esta situación vaya empeorando en el tiempo y vaya desgastando la relación de pareja.

Cuando nos unimos en pareja, la finalidad es formar un nuevo núcleo familiar. Este núcleo suele ser una negociación de las costumbres, proyectos y normas de los dos miembros y es importante que estén de acuerdo. Es importante que los límites de este nuevo núcleo estén claros y que den prioridad a los miembros de la nueva familia frente a la extensa.

-Cómo alejarte de un familiar tóxico

Muchas veces este punto nos resulta muy difícil. Si este familiar tóxico es “relativamente lejano” podemos optar por relacionarnos con él lo menos posible. Reducir nuestros contactos a los imprescindibles: cumpleaños, navidades… etc.

El problema viene cuando este familiar tóxico es cercano: una madre tóxica, un padre tóxico, un hermano… Normalmente, para más complicación, estas relaciones son muy ambivalentes.

En estos casos es importante darnos prioridad a nosotros mismos. Saber qué nos da bienestar a largo plazo y entender que en las relaciones familiares se entrelazan un montón de emociones, a veces contradictorias, y que llevan con nosotros desde que somos niños, por lo que también entra en juego el instinto de supervivencia. Los patrones de apego y de relación que hemos establecidos de niños con nuestros padres son una “plantilla” que tendemos a repetir, incluso aunque nos hagan daño.

En muchos casos el cambio de estos tipos de relación, y el alejarnos de estos familiares tóxicos, requiere de ayuda terapéutica, precisamente por el coctel de emociones que se origina: miedo, tristeza, rabia, culpa, y que es difícil de manejar.

-Consecuencias de crecer en una familia tóxica

Pueden ser muchas. De hecho, desde la terapia familiar y sistémica, el síntoma, que normalmente es el motivo por el que el paciente acude a terapia, puede estar generado o mantenido por el entorno familiar.

¿Cómo sobrevivir a una familia tóxica?

Lo más importante para sobrevivir a una familia tóxica es concienciarnos. Y después darnos prioridad a nosotros y nuestro bienestar. Entendemos que todo esto es muy fácil de decir, pero muy complicado de llevar a la práctica. En muchos casos, es importante recibir ayuda profesional para hacer estos cambios.

Hay distintas opciones terapéuticas para enfrentarnos a una familia tóxica. Existe la terapia familiar en la que todos los miembros de la familia acuden a terapia. Se trata de un trabajo conjunto en la que todos los miembros quieren buscar un bien común. Esto es muy difícil en ocasiones, ya sea porque la familia no está dispuesta o porque la opción de empezar terapia llega cuando somos mayores y puede que nuestros padres ya no estén. Es posible realizar terapia familiar, u orientada a sanar nuestras heridas familiares, a través de la terapia individual.

Los patrones de relación que establecemos con nuestras figuras de apego son como una plantilla que acaba marcando y condicionando todas nuestras relaciones significativas, también la relación con nosotros mismos.

Si crees que tu entorno no ha sido el más adecuado y eso te genera sufrimiento y, además, te está dando problemas en el presente, pide ayuda. Las relaciones de apego pueden cambiarse a través de relaciones sanadoras y, la que estableces con tu psicólogo, es una de ellas.