Sensibilidad contrapuesta. ¿Qué son las PAS?

Persona sensible

Desde hace unos años, los expertos observamos que las Personas de Alta Sensibilidad, no estás incluidas en ningún manual diagnóstico ya que no es una patología, y aún no es conocida como se debe, por eso nos dificulta las cosas a las personas que padecen de ese rasgo.

Puedes contar con nuestro centro de psicólogos especialistas en Terapia cognitivo conductual, en Madrid. Siempre te atenderá el mismo psicólogo, que te asegura anonimato y discreción.

Pero se debe tener cuidado de no confundir signos de la alta sensibilidad con patologías o trastornos o síntomas de trauma.

La alta sensibilidad está reconocida desde hace años como un rasgo de personalidad por la Asociación Americana de Psicología, una entidad seria y científica y que ha comprobado que hay evidencias más que suficientes de que el rasgo existe como tal.

La psicología lleva años estudiando nociones como el de la susceptibilidad diferencial, o diferencias en la sensibilidad ambiental y en la activación cerebral, que lo que vienen a decir es que hay personas que funcionan diferente a la mayoría, sin ser esto ni de lejos algo patológico.

La alta sensibilidad no es más que una manera de llamar a las personas traumatizas que no se quieren ver como tal y Hay aspectos concretos de la alta sensibilidad que se pueden solapar o confundir con diferentes manifestaciones del trauma.

PAS

Sucede que hay personas que no son altamente sensibles, se identifican solamente con aspectos muy concretos de la alta sensibilidad porque ésta les hace justificar algún problema que tienen en algún área de su vida, haciéndoles pensar que son PAS a reconocer y gestionar sus traumas.

Es cierto que algunas personas que sí que son PAS, y que les es difícil reconocerlo, se acogen a esta narrativa de que son personas traumatizadas, lo que es peligroso, porque por ese camino aprenderán a patologizar su naturaleza, con las consecuencias nefastas que eso conlleva.

Las personas que son altamente sensibles se han visto y sentido unos «bichos raros» toda la vida, y han intuido su diferencia del resto de la gente, aunque no supieran a qué achacarla.

Y es que ser diferente no es igual a estar traumatizado y al revés, el trauma no te hace diferente.

Hay que decir que las investigaciones sobre trauma muestran diferencias entre los cerebros y sistemas nerviosos de personas traumatizadas y personas que no lo están.

Pero la diferencia que tienen las PAS con los que no tienen el rasgo es otra cosa; es un funcionamiento cerebral y del sistema nervioso, que hace tener unas particularidades que no tienen el 80% de la población.

Esta diferencia en sensibilidades se ha comprobado que existe también en el mundo animal, donde al revés que en el mundo de los humanos, la diferencia sí se admite.

Las PAS pueden disfrutar de cosas pequeñas que pasan desapercibidas para la mayoría de la gente, como disfrutar hasta las lágrimas con el arte, o con la naturaleza o viendo una película.

Pero la cara de la moneda que se experimenta con el trauma es la otra: un sistema nervioso reactivo, pero reactivo a lo malo y a lo potencialmente peligroso, y no a lo malo y a lo bueno, como pasa a las PAS.

Las PAS pueden tener una especie de resaca emocional, como consecuencia de haber vivido experiencias buenas pero muy estimulantes como es un acontecimiento importante pero que nos activa mucho.

Existen algunas personas que, tras haber pasado un trauma, lo procesan y sanan de una manera en la que aprenden a apreciar más la vida o son más agradecidos.

Los que no son PAS no vienen creados con un cerebro y un sistema nervioso configurado para ver las sutilezas, y reactivo tanto a estímulos agradables como desagradables.

Para ser PAS hay que tener los cuatro pilares de la alta sensibilidad: procesamiento profundo de la información, intensa emocionalidad y empatía, sentidos más sensibles o desarrollados y tendencia a la sobreestimulación.

El procesamiento profundo de la información que se da en las PAS y la rumia típica que se da en muchas personas traumatizadas no es lo mismo, aunque se parecen mucho.

Pero este procesamiento también va en el sentido bueno o positivo y es solo una parte de la persona.

La percepción del detalle y las sutilezas, que es tan característica del rasgo no es lo mismo que la hipervigilancia que se da en algunas personas debido a un sistema nervioso traumatizado.

Por otro lado, la emocionalidad de las PAS, va en los dos sentidos, y también la tenemos para las cosas buenas.

Las cosas nos afectan para bien o para mal, estemos traumatizados o no.

El tema de la sobreestimulación y las sensibilidades sensoriales es lo que más se puede confundir  con un sistema nervioso traumatizado.

PAS, empatía y niños

Las PAS no traumatizadas se sobre estimulan y son producto de un sistema nervioso «refinado» y un cerebro al que le cuesta filtrar estímulos, no es producto de un trauma no sanado, sobre todo cuando la persona altamente sensible no conoce su alta sensibilidad y vive en una situación de sobre estimulación crónica.

Pero las personas traumatizadas y que no son PAS no tienen necesariamente una gran empatía, ni son más empáticos que la mayoría de gente.

Es cierto que algunas personas, en su procesamiento del trauma, se vuelven más empáticas con el sufrimiento ajeno, pero esto es fruto de su gestión del trauma, no es algo que traigan de fábrica como las PAS.

El tema de la empatía en las PAS es algo objetivo, ya que se han realizado suficientes estudios con resonancias magnéticas, comprobando que a nivel cerebral a las PAS se les activa el área de la empatía más que a otras personas que no tienen el rasgo.

A día de hoy no hay estudios de trauma donde se les haya hecho pruebas del cerebro a personas traumatizadas y todas muestren una activación mayor de zonas cerebrales, donde indiquen que su empatía se ha hecho más intensa a consecuencia del trauma vivido.

En cuanto a los bebés, ya hay suficiente investigación sobre el trauma que viven algunos bebés en la tripa de la madre, o en el parto o en los primeros momentos y meses de vida.

Y sí, ese trauma deja una impronta en el cerebro y el sistema nervioso, que entre otras cosas lo hace más reactivo, por lo que los niños con trauma pueden destacar algunos signos externos que son muy parecidos a los NAS sin trauma.

La alta sensibilidad tiene que ver entre otras cosas, con tener un sistema nervioso reactivo, o más reactivo a estímulos que el de la mayoría.

Y reactivo a todo, es una de las claves para no confundir a una PAS con alguien traumatizado que no lo es.

Los PAS que no han sufrido ningún trauma y ya presentan manifestaciones continuas de su alta sensibilidad desde muy pequeños, les molestan las etiquetas o ciertos tejidos por la sensibilidad sensorial característica del rasgo, y tienden a defender a los niños más desvalidos, porque ya desde pequeños muestran una necesidad de paliar las injusticias o se plantean cuestiones trascendentales como la muerte o la idea de infinito.

Son muy observadores, imaginativos, creativos de manifestaciones propias de un niño o niña que tiene el rasgo.

Invalidación PAS

Sufren una invalidación constante que experimentan desde que son pequeños.

Esta invalidación viene del hecho de que solemos toparnos con un mundo que nos dice que «somos demasiado sensibles», que nos lo tomamos todo a la tremenda o a personal, que no sabemos divertirnos, que no vamos a llegar a ningún sitio siendo así, etc.

Las personas con trauma que no son PAS no han vivido este tipo de invalidación, porque por mucho que estén traumatizados, neurológicamente funcionan igual que la mayoría de gente.

Las PAS son todas personas intensas y de hecho esta intensidad es una de las partes de la alta sensibilidad que más les cuesta manejar a su favor en general y en las relaciones sociales en particular.

Suelen tener problemas de diferencias de intensidades con el resto de gente, y sienten que se aburren las charlas superficiales.

Es verdad que algunas personas, como productos del trauma se vuelven más intensos pero solo en aspectos particulares de su vida. No tienen esta intensidad para todo, como las PAS.

Y también ocurre que algunas personas se vuelven más «sabias», porque algunos de sus valores cambian y pueden priorizar aspectos que antes no priorizaban y en cierto modo se vuelven personas más «profundas».

Pero esto no le ocurre a todo el que tiene un trauma, y es consecuencia del procesamiento del mismo, no algo que ya te viene desde pequeño como a las PAS.

La alta sensibilidad es algo que se hereda, por lo tanto, las PAS tienen un progenitor (a veces los dos, que son también altamente sensibles).

Está demostrado que el trauma puede ser heredado, y sí, por supuesto que hay herencia epigenética en los trastornos traumáticos.

Pero las PAS no son una especie de estirpe milenaria que han ido pasando el trauma de generación en generación.

Desde el principio de los tiempos hay personas que les cuesta concebir que existan otros seres humanos que sean distintos a ellos y a la mayoría.

Pero afortunadamente, de un tiempo a esta parte se está investigando que sí, que las personas diferentes o neurodivergentes (que es el término científico más exacto que se está empezando a usar), existen y que hay justificaciones evolutivas para nuestra existencia.

Diferencias PAS y trauma

El trauma es algo que puede ser sanado mientras que la alta sensibilidad es algo que no ha de ser sanado puesto que no es ningún trastorno ni patología, y por lo tanto requiere ser reconocido y gestionado.

El trauma no vuelve ni convierte a una persona que no es altamente sensible en una PAS, sino que lo vuelve más reactivo solo en algunos sentidos.

Nuestro artículo “Traumas del pasado”, puede ayudarte.

El trauma es algo disfuncional que altera la vida de quien lo padece y la alta sensibilidad no es disfuncional patológica.

Conclusiones

Tenemos la idea de alta sensibilidad como una forma amable de referirnos a un carácter neurótico.

Los defensores de la noción de alta sensibilidad sostienen que este rasgo se acompaña de una idea muy precisa, una sobreestimulación rápida y una sensibilidad emocional elevada.

Algunos científicos ven en esta característica una combinación de características psicológicas. En general se trata de una variante del neuroticismo o de la ansiedad.

Otros estudios sugieren que las personas altamente sensibles presentan patrones de actividad cerebral distintos. Existe controversia sobre el valor científico de estos hallazgos.

El caso es que las PAS se sienten diferentes, realmente lo son.