¿Cómo podemos abordar la dependencia a la cocaína desde la Psicología?

¿Cómo podemos abordar la dependencia a la cocaína desde la Psicología?

La dependencia a la cocaína se considera uno de los asuntos más complicados en la salud mental y social hoy en día. La manera en que provoca una fuerte adicción mental y sus efectos negativos en el cerebro y el comportamiento hacen que este problema sea un desafío para los profesionales. Desde la perspectiva psicológica, entendemos que el tratamiento debe ser completo, adaptado a cada individuo y fundado en datos científicos.

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Este tratamiento psicológico también lo tienes disponible de manera online.

Un ejemplo ficticio para ejemplificar el proceso

Imaginemos a Javier, un hombre de 32 años que busca ayuda porque su uso de cocaína ha cambiado de ocasional en situaciones sociales a ser casi diario. Él menciona que sufre de insomnio, se siente irritable, tiene problemas en su empleo y conflictos con su pareja. Ha intentado dejarlo en varias ocasiones, pero las recaídas rápidas lo hacen sentir sin esperanza.

Aunque este ejemplo es inventado, refleja la situación de muchas personas: la cocaína no solo afecta el estado emocional, sino que también impacta los circuitos cerebrales que están relacionados con la recompensa, la motivación y el autocontrol. La neurociencia ha mostrado que la cocaína induce una gran liberación de dopamina en el sistema mesolímbico, lo cual fomenta el consumo y complica el control de los impulsos.

Evaluación inicial: entender la historia de consumo

El primer paso en el tratamiento es hacer una evaluación completa. No solo se trata de saber cuánto y con qué frecuencia consume, sino también de entender el contexto: cuándo usa la sustancia, qué emociones lo preceden, qué resultados inmediatos obtiene y cuáles son las consecuencias a largo plazo.

En la situación de Javier, descubrimos que tiende a usarla después de tener discusiones con su pareja o tras días estresantes en el trabajo. También lo asocia con la necesidad de ganar energía para “rendir más”. Esta información es crucial, porque nos ayuda a identificar los factores que desencadenan el consumo y las creencias relacionadas con él.

Además de la entrevista clínica, utilizamos evaluaciones estandarizadas como el DAST-10 o el EuropASI, que nos permiten medir la gravedad de la adicción y su efecto en diversas áreas de la vida.

Tratamiento psicológico fundamentado en la evidencia

-Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La TCC es la intervención que cuenta con más evidencia para el tratamiento de adicciones. Consiste en ayudar al paciente a reconocer pensamientos automáticos y distorsiones cognitivas que fomentan el consumo, como “solo una línea no está mal” o “necesito cocaína para ser productivo”.

Con Javier, trabajamos para anotar los momentos de deseo intenso de consumir, identificar los pensamientos que lo alimentan y transformarlos en alternativas más realistas, como “el consumo solo me proporciona energía temporal, luego me siento peor”.

También implementamos técnicas de exposición y prevención de respuestas para afrontar situaciones de riesgo sin la necesidad de recurrir a la droga.

-Prevención de recaídas
La recaída es algo común en este proceso. No debe considerarse un fracaso, sino una oportunidad para aprender. El modelo de Marlatt (1985) nos asiste en enseñar maneras de manejar situaciones riesgosas: evitar ambientes de consumo, planificar opciones alternativas, mejorar habilidades para enfrentar problemas y identificar señales tempranas de vulnerabilidad.

Javier, por ejemplo, decidió reemplazar las salidas nocturnas con viejos amigos que consumían por actividades deportivas en grupo. Esto le permitió no solo disminuir su exposición al riesgo, sino también fortalecer su red de apoyo saludable.

-Manejo de las emociones y control del estrés

El estrés es uno de los principales factores que pueden causar recaídas. Por eso, integramos técnicas de mindfulness, ejercicios de relajación y métodos de solución de problemas.

En las consultas, realizamos ejercicios cortos de respiración y atención plena. Javier se dio cuenta de que podía manejar mejor la ansiedad que experimentaba al final del día sin tener que recurrir a la cocaína.

-Terapia de Motivación y Entrevista Motivacional

Muchos pacientes llegan con sentimientos encontrados: desean dejar de consumir, pero también temen perder lo que consideran “ventajas” de la droga. La Entrevista Motivacional (Miller Rollnick, 2013) se enfoca en analizar y resolver esta ambivalencia.

En el caso de Javier, trabajamos para reforzar sus razones personales para realizar un cambio: mejorar su relación de pareja, recuperar su rendimiento laboral y liberarse de la dependencia.

-Tratamiento de comorbilidades

Es importante recordar que muchas personas con adicción a la cocaína también enfrentan problemas relacionados: como depresión, ansiedad o TDAH. La investigación indica que tratar estas condiciones puede mejorar el pronóstico (Verdejo-García et al., 2019).

En Javier, notamos signos de depresión, por lo que combinamos la terapia para la adicción con métodos específicos de activación conductual y regulación emocional.

-Apoyo de la familia y social

El ambiente es clave en este proceso. La familia puede ser un recurso vital si aprende a ofrecer apoyo sin caer en control o reproches. Se sugiere realizar sesiones conjuntas para establecer límites claros, mejorar la comunicación y aumentar la adherencia al tratamiento.

En este caso, la pareja de Javier participó en algunas sesiones, aprendiendo a identificar señales de recaída y a reforzar sus esfuerzos por cambiar sin emitir juicios.

Evidencia científica que respalda este enfoque

Varios estudios respaldan la efectividad de los tratamientos psicológicos para la adicción a la cocaína:

Carroll Kiluk (2017): La Terapia Cognitivo-Conductual ha mostrado reducir de manera significativa la frecuencia del consumo y mejorar la abstinencia sostenida.

Marlatt Donovan (2005): es esencial prevenir recaídas para mantener cambios a largo plazo.

Miller Rollnick (2013): la Entrevista Motivacional incrementa la adherencia y la disposición al cambio.

Verdejo-García et al.(2019): la evaluación y tratamiento de funciones ejecutivas y regulación emocional son cruciales para la recuperación.

Volkow et al.(2016): las neuroimágenes demuestran que la adicción a la cocaína afecta los circuitos dopaminérgicos, lo que justifica la necesidad de intervenciones continuas.

Resultados en el caso hipotético

Después de ocho meses de terapia, Javier pudo estar seis meses sin consumir, aunque tuvo algunas recaídas ocasionales en las que utilizó técnicas aprendidas para volver a la abstinencia rápidamente. Mencionó que mejoró en su trabajo, su relación de pareja es más positiva y su nivel de ansiedad ha disminuido significativamente.

Este caso muestra que es factible lograr un cambio con un tratamiento apropiado, la dedicación del paciente y el respaldo de su entorno.

Conclusiones

La dependencia de la cocaína no se supera únicamente con determinación ni con soluciones simples. Se necesita un enfoque holístico, fundamentado en la psicología basada en la evidencia y que se adapte a las particularidades de cada persona. Desde la terapia cognitivo-conductual hasta el entrenamiento en la gestión de emociones, junto con la prevención de recaídas y la asistencia familiar, tenemos herramientas efectivas que permiten a las personas retomar el control de sus vidas.

Si tú o alguien cercano enfrenta un problema con el uso de cocaína, ten en cuenta que buscar apoyo es el primer paso. La terapia psicológica proporciona un camino viable y optimista hacia la recuperación.

Acude a tu psicólogo de confianza.