¿Crees que tus síntomas y problemas se pueden deber a TDAH?
¿Tienes problemas de rendimiento o de atención?
Psicólogos expertos en TDAH. Trastorno por Déficit de Atención
Evaluación Neuropsicológica y tratamiento del TDAH
Soluciona tus síntomas de atención e hiperactividad
Tratamiento de Psicología, Neuropsicología y Neurociencia
70€
Evaluación del problema y tratamiento con psicólogos expertos en TDAH en adultos.
Sesiones individuales (o con algún familiar si es necesario)
55 minutos por sesión.
500€
Evaluación del TDAH con informe.
Con todas las pruebas necesarias para una evaluación precisa para presentarla.
500€
POR 10 SESIONES
Tratamiento de Neurofeedback y técnicas de neuromodulación.
Con Mapeo cerebral (QEEG) y entrenamiento de Neurofeedback incluidos.
Prueba el valor de la neurociencia.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Basado en ASRS v1.1 (WHO/Harvard). Uso orientativo; no diagnóstico. © WHO 2003.
Si te reconoces en varios de estos puntos, es buen momento para evaluar:
Dificultad para priorizar, terminar tareas o mantener el foco
Desorganización, olvidos, pérdidas de objetos, retrasos crónicos
Impulsividad (decisiones rápidas, interrumpir, hablar de más) e inquietud mental
Bloqueos, procrastinación, hiperfocalización en lo que no toca
Cansancio mental, bajones de autoestima y discusiones por descuidos
En la vida adulta hablamos de presentaciones del TDAH (no “subtipos” fijos, porque pueden cambiar con el tiempo). Las tres presentaciones son:
Las dificultades principales están en la atención sostenida y las funciones ejecutivas (planificación, priorización, memoria de trabajo). En adultos suele verse:
Problemas para organizar proyectos, terminar tareas y cumplir plazos.
Olvidos frecuentes (citas, llaves, documentos), pérdida de objetos y gestión del tiempo deficiente.
Tendencia a postergar tareas demandantes y a hiperfocalizar en intereses, descuidando otras responsabilidades.
Perfil tranquilo en reuniones (no disruptivo), pero con sensación de “estar en todo y no acabar nada”.
Impacta en rendimiento académico/laboral y genera cansancio mental y autoexigencia elevada.
Predomina la inquietud (a menudo interna en la edad adulta) y la impulsividad:
Necesidad constante de moverse/estar ocupado, dificultad para relajarse.
Hablar en exceso, interrumpir, tomar decisiones precipitadas.
Impulsividad en compras, cambios de trabajo, conducción o relaciones.
Dificultad para esperar turnos, tolerar la frustración y regular emociones.
Puede traer conflictos interpersonales, errores por precipitación y sensación de “vivir a contrarreloj”.
Se combinan síntomas de inatención y de hiperactividad-impulsividad. Suele implicar mayor interferencia funcional en varias áreas (trabajo/estudios, familia/pareja, finanzas, salud). Es frecuente que la persona consulte por estrés, ansiedad, agotamiento o “desorden” crónico, más que por el nombre del trastorno.
Evolución y compensación: muchas personas han desarrollado estrategias (listas, alarmas, rutinas) que enmascaran parte de los síntomas; aun así puede persistir la interferencia en el día a día.
Gravedad: se especifica como leve, moderada o grave en función del impacto.
Remisión parcial: pueden persistir algunos síntomas sin cumplir criterios completos, manteniendo vulnerabilidad a desorganización, impulsividad o desregulación emocional.
Comorbilidad frecuente: ansiedad, depresión, trastornos del sueño, uso de sustancias o dificultades relacionadas con el estrés prolongado.
Entrevista clínica detallada (historia vital y funcional) y verificación de inicio de síntomas en la infancia.
Escalas específicas para adultos (p. ej., ASRS) y cuestionarios de contexto.
Pruebas neuropsicológicas cuando procede (atención, funciones ejecutivas, memoria de trabajo).
Diagnóstico diferencial y evaluación de comorbilidades (ansiedad/estado de ánimo, sueño, TEA, etc.).
Devolución clara con objetivos, plan de intervención y pautas para trabajo/estudios.
1- Terapia con psicólogo experto en adultos con TDAH:
Psicoeducación y entrenamiento en habilidades (planificación, priorización, gestión del tiempo, organización del entorno).
Terapia cognitivo-conductual y herramientas de regulación emocional (incluido mindfulness).
Trabajo sobre impulsividad y procrastinación.
Tratamiento y objetivos sobre las dificultades de diarias y personales de la vida de la persona que viene a consulta.
2- Evaluación Neuropsicológica si se quiere obtener un informe preciso de las dificultades del TDAH
3- Psiquiatra: Solo en personas que sea necesario
4- QEEG y Neurofeedback como apoyo en autorregulación si procede. Realizando un mapeo cerebral con un informe detallado de las áreas cerebrales que tienen dificultades.
5- Técnicas de Neuromodulación como EMT o TDCS.
El TDAH en adultos es un trastorno del neurodesarrollo que suele iniciarse en la infancia o adolescencia y puede persistir en la edad adulta. En esta etapa no siempre se ve “hiperactividad visible”; con frecuencia predomina la desorganización, la dificultad para mantener el foco y la impulsividad en decisiones.
Síntomas de TDAH en adultos:
Impulsividad: decisiones precipitadas (compras, cambios laborales), interrupciones, impaciencia y dificultad para esperar turnos.
Hiperactividad/inquietud interna: sensación de ir “acelerado”, necesidad constante de actividad y dificultad para desconectar.
Estas dificultades pueden afectar a la autoestima y al bienestar: estrés por el rendimiento laboral o académico, tensiones en la pareja/familia, desorden en casa y hábitos de salud irregulares (sueño, ejercicio, alimentación).
¿Por qué ocurre el TDAH?
El TDAH implica una alteración en los sistemas de control ejecutivo y autorregulación del cerebro, que impacta en la capacidad de planificar, mantener el foco, posponer respuestas impulsivas y regular motivación y emociones. En la práctica, dificulta orientar la conducta hacia objetivos futuros y sostener hábitos consistentes
1.Evaluación y diagnóstico diferencial
Entrevista clínica y historia evolutiva (síntomas desde la infancia).
Escalas específicas para adultos y, si procede, pruebas de atención/funciones ejecutivas.
Revisión de comorbilidades (ansiedad, estado de ánimo, sueño, uso de sustancias) y de factores contextuales (entorno laboral, familiar).
Resultado: Devolución de la información del caso y criterios diagnósticos (presentación inatenta, hiperactiva-impulsiva o combinada).
2. Formulación y objetivos operativos
Traducimos el problema a un mapa funcional (qué dispara, mantiene y agrava los síntomas) y acordamos objetivos de la terpia.
3. Intervención basada en evidencia.
Estudiamos la relación entre el cerebro y la conducta, con evaluaciones y pruebas científicamente aprobadas para el diagnóstico de TDAH.
Realizamos evaluaciones neuropsicológicas con un informe para presentar en algunos organismos que lo pueden pedir o para conocer con exactitud qué tipo de dificultades presenta la persona.
En los casos necesarios se valora atención con nuestros psiquiatras expertos en el tratamiento del TDAH junto con sus posibles síntomas y problemas añadidos habitualmente.
Utilizamos técnicas de neurociencia con una gran eficacia en cambiar los patrones neuronales y mejorar las capacidades cognitivas:
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Nuestro centro de psicología infantil une las técnicas psicológicas más novedosas junto con tratamientos dirigidos a profundizar en los cambios neuronales provenientes de la neuromodulación.
Mapeo Cerebral (QEEG o Electroencefalografía cuantificada): medición del funcionamiento cerebral, un Electroencefalograma (qEEG), que es una medición totalmente objetiva de cómo funciona el cerebro, para ellos se colocan sensores en el cuero cabelludo que captan la actividad eléctrica del cerebro en sus diferentes partes, es indoloro y no invasivo.
Se entrega un informe personalizado de la actividad cerebral con imágenes de su actividad y con más de 40 páginas, con las referencias científicas encontradas relacionadas con su problemática y el tratamiento personalizado a seguir.
Tdcs: La Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS) es una técnica no invasiva de neuromodulación que aplica una corriente eléctrica de baja intensidad (generalmente entre 1–2 mA) sobre el cuero cabelludo para modificar la excitabilidad cortical.
Neurofeedback: se ponen sensores en el cuero cabelludo, que no son invasivos, ni producen electricidad, solo registran la actividad del cerebro, para enviarlas a un ordenador que procesa la información y proporciona una retroalimentación o «feedback» cuando la persona aprende a llegar a la actividad cerebral que queremos, consiguiendo así que la persona aprenda sobre su propia actividad neuronal, aprendiendo a regularse a si mismo por el entrenamiento.
Las fases del tratamiento en neurofeedback son:
El cerebro mueve información eléctrica y química, y los dos ámbitos dependen el uno del otro. El objetivo de Neurofeedback es entrenar al cerebro a largo plazo, lo que ayuda a organizar el funcionamiento del cerebro, para conseguir que los circuitos neuronales que no están funcionando de forma óptima puedan funcionar mejor.
El cerebro tiene plasticidad, y el entrenamiento en Neurofeedback ayuda organizar las interconexiones de las redes neuronales, si ese entrenamiento lo repetimos mucho, entonces el cerebro se auto-organiza, el Neurofeedback ha demostrado que su entrenamiento es eficaz en esa organización, es la herramienta que ayuda en la regulación.
El TDAH puede manifestarse de forma diferente según la edad. Es probable que siempre hayas tenido algunas dificultades. Por ejemplo, en la etapa preescolar es habitual que los niños con TDAH tengan dificultades para permanecer sentados, sigan pocas instrucciones y muestren impulsividad (pegar, interrumpir, correr sin parar). En primaria, es frecuente que tengan problemas para concentrarse en clase, olviden materiales, no terminen tareas, hablen en exceso o tengan dificultades para esperar turnos. En la adolescencia, los síntomas pueden transformarse en inquietud interna, bajo rendimiento escolar, desorganización o impulsividad en la toma de decisiones.
Y en vida adulta es probable que tenga mucha activación , problemas de atención y rendimiento cognitivo. Lo que distingue al TDAH es la intensidad, frecuencia y el impacto negativo en la vida familiar, social o laboral. Si tienes dudas, lo mejor es acudir a un psicólogo experto en TDAH para una evaluación completa.
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad se divide en tres subtipos, según cuál sea el síntoma predominante:
Tipo inatento: El niño parece estar en su mundo, comete errores por descuido, se distrae fácilmente y le cuesta mantener la atención. No suele ser inquieto.
Tipo hiperactivo-impulsivo: Muestra una gran necesidad de moverse, interrumpe constantemente, habla sin parar y actúa sin pensar.
Tipo combinado: Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.
Identificar el subtipo ayuda a personalizar el tratamiento y mejorar los resultados.
Es normal que en la adultez existan diferentes niveles de energía y etapas de mayor exigencia. Sin embargo, cuando la inatención, la desorganización, la impulsividad o la inquietud interfieren de forma clara con el rendimiento laboral o académico, la vida familiar/pareja, las finanzas personales o las relaciones sociales, conviene realizar una evaluación clínica.
El TDAH en adultos no se diagnostica por “ser nervioso”. Requiere un patrón persistente (≥6 meses) de síntomas en varios contextos (trabajo, hogar, ocio) con interferencia funcional y evidencia de inicio en la infancia/adolescencia (aunque entonces pasara desapercibido). Un psicólogo especializado te ayudará a diferenciar TDAH de otras causas frecuentes (estrés crónico, ansiedad, depresión, trastornos del sueño, consumo de sustancias) y, si procede, a diseñar un plan de tratamiento personalizado.
El tratamiento del TDAH debe ser integral y adaptado a las necesidades del niño. Las intervenciones más eficaces según la evidencia científica incluyen:
Psicoterapia cognitivo-conductual para mejorar la autorregulación, la atención.
Pautas y hábitos
Neurofeedback, que ha mostrado beneficios en la regulación atencional y el autocontrol.
Mindfulness, útil para mejorar la atención y la gestión emocional.
En algunos casos, el tratamiento farmacológico puede ser recomendado por un psiquiatra infantil.
Un buen plan de tratamiento suele combinar varias de estas estrategias.
Puede parecer que los niños no tienen problemas o que estos son menos urgentes o importantes, algunos padres creen que los problemas se resolverán solos y que los problemas de conducta o emocionales de los niños son pasajeros.
Pero la verdad es que los padres subestiman los problemas de los hijos, sus preocupaciones y ansiedad, y piensan que tiene más capacidad para el bienestar de la que tienen.
A veces pensamos que “los problemas se irán solos” o que “solo es una mala racha”. Sin embargo, las personas adultas tendemos a subestimar nuestro malestar (estrés, ansiedad, desorganización, insomnio, conflictos) y a sobreestimar nuestra capacidad para manejarlo sin ayuda.
La realidad es que hay situaciones que superan nuestros recursos en ciertos momentos de la vida (exigencias laborales, cuidado familiar, rupturas, cambios, problemas de salud). Si notas que el malestar persiste y afecta a tu día a día, un psicólogo puede ayudarte.
Cuando los síntomas (ansiedad, bajo estado de ánimo, irritabilidad, insomnio, desorganización, impulsividad, dificultades de atención) duran más de unas semanas.
Si interfieren en tu trabajo/estudios, relaciones, economía o salud (por ejemplo, incumplir plazos, discusiones frecuentes, abandono de hábitos).
Si te ves atrapado/a en patrones que se repiten: postergación, autocrítica, conflictos, consumo para afrontar emociones.
Cuando sientes que has probado por tu cuenta (rutinas, consejos, fuerza de voluntad) y no basta.
Si alguien de tu entorno (pareja, familia, empresa) te ha expresado preocupación.
Evalúa tu historia y tu situación actual para entender qué dispara y mantiene el problema.
Te ofrece una explicación clara y un plan de intervención con objetivos concretos y medibles.
Trabaja contigo herramientas prácticas (organización, regulación emocional, hábitos, habilidades sociales).
Cuando procede, coordina con otros profesionales (médico/psiquiatría) para un abordaje integral.
Pedir ayuda a tiempo evita que el problema se cronifique y acelera la recuperación.
Sí, en muchos casos el TDAH mejora con el tiempo, especialmente si se recibe tratamiento adecuado. Algunos niños dejan de cumplir los criterios diagnósticos en la adolescencia o edad adulta, mientras que otros pueden seguir presentando dificultades, aunque de forma más leve o distinta.
Por ejemplo, la hiperactividad física suele disminuir, pero puede transformarse en inquietud interna o ansiedad. La inatención y la impulsividad pueden persistir, especialmente si no se han adquirido estrategias de autorregulación.
El pronóstico es mejor cuando se interviene pronto, se trabaja con la familia y el colegio, y se promueve la autoestima y el aprendizaje de habilidades.
Desde siempre Luis era muy movido, pero cuando empezó el colegio en primaria empezó a tener problemas con los profesores y con compañeros. Cuando empezamos el tratamiento no sabíamos qué hacer, ahora ha mejorado mucho y tiene. herramientas para hacer frente a los problemas.
Sara, madre de Luis 48 añosC/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia