¿Crees que los problemas de tu hijo se pueden deber a TDAH? Descúbrelo
¿Tu hijo tiene problemas de rendimiento o de atención?
Psicólogos expertos en TDAH. Trastorno por Déficit de Atención
Evaluación Neuropsicológica y tratamiento del TDAH
Soluciona los problemas de tu hijo lo antes posible
Tratamiento de Psicología, Neuropsicología y Neurociencia
70€
Evaluación del problema y tratamiento.
Sesiones con el niños y con padres y/o tutores o profesores si es necesario.
55 minutos por sesión.
500€
Evaluación del TDAH con informe para presentarlo a colegios y equipos de orientación.
Con todas las pruebas necesarias para una evaluación precisa.
500€
POR 10 SESIONES
Tratamiento de Neurofeedback y técnicas de neuromodulación.
Con Mapeo cerebral (QEEG) y entrenamiento de Neurofeedback incluidos.
Prueba el valor de la neurociencia.
El TDAH ( Trastorno por déficit de Atención con Hiperactividad ) es un trastorno que aparece en la infancia o adolescencia.
Los síntomas del TDAH son:
También puede que haya niños que tengan problemas de autoestima debido a que tienen más dificultades para tener un buen nivel académico, tratar con otros niños, comportarse bien en el colegio, con los profesores, etc.
Es importante una buena evaluación del caso para diseñar un tratamiento apropiado.
Nuestro centro es refererencia en el tratamiento de TDAH por psicólogos infantiles con terapia psicológica, Neurofeedback y psiquiatra, si es necesario.
La definición del del TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es: trastorno del sistema ejecutivo del cerebro que provoca problemas en el manejo de la conducta del niño, disminuyendo la capacidad de guiar su comportamiento en su preparación para eventos futuros, así como en la autorregulación del afecto y de la motivación”. Todo esto, puede interferir negativamente en su evolución escolar, pudiendo presentar un menor rendimiento académico debido a sus dificultades de atención y su escaso autocontrol conductual, consecuencia en las deficiencias que presenta en la reflexión y generalización de respuesta, actuando de forma menos madura que el resto de los alumnos.
El TDAH puede tener varios tipos:
1- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad predominante inatento (Trastorno con Déficit de Atención), pues no presentan el componente descritos como más ansiosos o miedosos, son más aprensivos que los demás niños de sus edad, con tendencia a soñar despiertos, los padres les definen como aletargados, perezosos y lentos en sus movimientos. Parece que los niños con TDA tienen dificultad en discriminar la información dada en las instrucciones y su filtro mental tiene menos capacidad en separar lo importante de lo irrelevante (Barkely, 2000). Su incapacidad para mantener y cambiar deliberada y adecuadamente el foco de atención, afecta en la mayoría de los casos el rendimiento escolar. No suelen manifestar comportamiento disruptivos, se comportan bien y guardan silencio, por lo que pasan desapercibidos en el aula (Miranda, Amado y Jarque, 2001).
2- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo predominante hiperactivo-impulsivo.
Manifiestan un exceso de actividad motora y escaso autocontrol. Parecen incasables, son muy inquietos y tienen dificultades para permanecer sentados. Incluso cuando están sentados suelen mover los brazos y las piernas, manipulan los objetos hasta que los rompen y hacen ruidos improcedentes.
La impulsividad se manifiesta en dificultades para demorar gratificaciones, respetar turnos, y seguir las normas del aula y del hogar. Son muy impacientes y no piensan en el peligro que les pueden derivar sus conductas, por lo que a menudo sufren accidentes. Se frustran fácilmente y a menudo tienen estallidos emocionales. Todas estas manifestaciones repercuten negativamente en las relaciones con los demás. Realizan las tareas escolares de forma descuidada y precipitada, por lo que sus trabajos suelen estar incompletos y con muchos errores (Miranda, Amado y Jarque, 2001)
3- Trastorno por déficit de atención hiperactividad subtipo combinado, (presenta síntomas atencionales e hiperactivos – impulsivos).
Manifiestan tanto síntomas de inatención como de hiperactividad-impulsividad. Sus déficits afectan negativamente tanto al comportamiento como al aprendizaje.
Es el grupo con un mayor prevalencia.
Nuestro psicólogos infantiles en Madrid realizan una evaluación del TDAH y un informe por escrito donde explicamos el diagnóstico de TDAH y las causas, con las pautas para padres y profesores en el caso individual de cada niño, nos ponemos en contacto con el Centro Escolar (si hay consentimiento de los responsables del niño) para acelerar y mantener los resultados en todos los contextos del niño.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Un psicólogo infantil, puede valorar si los síntomas del niño son consecuencia de un problema de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH, y puede ayudar a la familia y al niño con herramientas para mejorar sus síntomas.
También puede ayudar a los padres con técnicas y herramientas que acompañen el proceso de la terapia y fortalezca lo que el niño aprende en las sesiones.
Si tienes dudas o crees que tu hijo/a puede tener TDAH, no dudes en llamarnos, nosotros te ayudaremos, nuestro centro dispone de psicólogos para niños con TDAH, que podrán ayudarte a conseguir un desarrollo infantil adecuado, y una adecuada salud mental y emocional.
La salud mental y emocional de los niños es más sensible, haciendo que su sistema nervioso esté en un momento delicado, donde aprende a gestionar y reaccionar a la mayoría de estímulos y situaciones que va a tener, por ello conseguir que el niño tenga un desarrollo infantil adecuado es una inversión desde el nacimiento y para toda la vida.
En nuestro centro tenemos expertos en diferentes áreas que colaboran en el tratamiento del TDAH.
Psicología infantil clínica: dirigida a mejorar las emociones, pensamientos, síntomas y comportamientos de los niños y hacerlos más adaptativos y funcionales con los síntomas del TDAH.
Utilizamos técnicas como Terapia Cognitivo Conductual, EMDR, Mindfulness, Relajación, Psicoeducación a los padres o tutores.
Evaluación Neuropsicológica del TDAH: estudia la relación entre el cerebro y la conducta, con evaluaciones y tratamientos sobre procesos cognitivos como la atención o el lenguaje.
Realizamos evaluaciones neuropsicológicas para presentar en colegios y equipos de orientación.
Neurofeedback, QEEG y Neuromodulación: Utilizamos téncnicas de neurociencia como neurofeedback, Mapeo Cerebral QEEG o Tdcs, con una gran eficacia en cambiar los patrones neuronales y mejorar las capacidades cognitivas.
Nuestra forma de intervenir en psicología infantil consiste en:
El tratamiento de TDAH se utilizan las técnicas más eficaces dependiendo de la evaluación.
En IPSIA los psicólogos infantiles están especializados el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, con una formación continua en las técnicas más eficaces.
Nuestros psicólogos infantiles te ayudarán, sin juzgar sus actitudes y comportamientos como padres; ya que simplemente pidiendo ayuda a un profesional psicólogo experto en TDAH se está haciendo todo lo posible para la mejora la salud mental y emocional de su hijo.
Los psicólogos infantiles le ayudarán a entender el origen y mantenimiento del problema del TDAH, le darán herramientas para ayudar más rápidamente a su hijo e intervendrá para dar soluciones al problema con la máxima eficacia.
En algunos casos es necesario presentar a los colegios un informe de una evaluación neuropsicológica de TDAH. La evaluación neuropsicológica es una herramienta fundamental para detectar comprender en profundidad las dificultades de que presenta el niño o adolescente con TDAH más allá de lo conductual y emocional. Esta evaluación permite identificar causas cognitivas subyacentes y los recursos personales del menor.
La evaluación neuropsicológica para TDAH permite conocer en profundidad el funcionamiento cognitivo a través de pruebas estandarizadas, entrevistas y observación clínica, se obtiene un perfil detallado de sus fortalezas y dificultades, lo que resulta fundamental para orientar adecuadamente el tratamiento y las intervenciones escolares.
Si se necesita una evaluación diagnóstica para presentarlo en colegios o a los orientadores se necesitan 5-6 horas para pasar las pruebas neuropsicológicas adecuadas y oficiales.
Nuestro centro de psicología infantil une las técnicas psicológicas más novedosas junto con tratamientos dirigidos a profundizar en los cambios neuronales provenientes de la neuromodulación.
Mapeo Cerebral (QEEG o Electroencefalografía cuantificada): medición del funcionamiento cerebral, un Electroencefalograma (qEEG), que es una medición totalmente objetiva de cómo funciona el cerebro, para ellos se colocan sensores en el cuero cabelludo que captan la actividad eléctrica del cerebro en sus diferentes partes, es indoloro y no invasivo.
Se entrega un informe personalizado de la actividad cerebral con imágenes de su actividad y con más de 40 páginas, con las referencias científicas encontradas relacionadas con su problemática y el tratamiento personalizado a seguir.
Tdcs: La Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS) es una técnica no invasiva de neuromodulación que aplica una corriente eléctrica de baja intensidad (generalmente entre 1–2 mA) sobre el cuero cabelludo para modificar la excitabilidad cortical.
Neurofeedback: se ponen sensores en el cuero cabelludo, que no son invasivos, ni producen electricidad, solo registran la actividad del cerebro, para enviarlas a un ordenador que procesa la información y proporciona una retroalimentación o «feedback» cuando la persona aprende a llegar a la actividad cerebral que queremos, consiguiendo así que la persona aprenda sobre su propia actividad neuronal, aprendiendo a regularse a si mismo por el entrenamiento.
Las fases del tratamiento en neurofeedback son:
El cerebro mueve información eléctrica y química, y los dos ámbitos dependen el uno del otro. El objetivo de Neurofeedback es entrenar al cerebro a largo plazo, lo que ayuda a organizar el funcionamiento del cerebro, para conseguir que los circuitos neuronales que no están funcionando de forma óptima puedan funcionar mejor.
El cerebro tiene plasticidad, y el entrenamiento en Neurofeedback ayuda organizar las interconexiones de las redes neuronales, si ese entrenamiento lo repetimos mucho, entonces el cerebro se auto-organiza, el Neurofeedback ha demostrado que su entrenamiento es eficaz en esa organización, es la herramienta que ayuda en la regulación.
El TDAH puede manifestarse de forma diferente según la edad. En la etapa preescolar es habitual que los niños con TDAH tengan dificultades para permanecer sentados, sigan pocas instrucciones y muestren impulsividad (pegar, interrumpir, correr sin parar). En primaria, es frecuente que tengan problemas para concentrarse en clase, olviden materiales, no terminen tareas, hablen en exceso o tengan dificultades para esperar turnos. En la adolescencia, los síntomas pueden transformarse en inquietud interna, bajo rendimiento escolar, desorganización o impulsividad en la toma de decisiones.
Aunque algunos de estos comportamientos son normales en ciertas edades, lo que distingue al TDAH es la intensidad, frecuencia y el impacto negativo en la vida familiar, social o escolar. Si tienes dudas, lo mejor es acudir a un psicólogo infantil para una evaluación completa.
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad se divide en tres subtipos, según cuál sea el síntoma predominante:
Tipo inatento: El niño parece estar en su mundo, comete errores por descuido, se distrae fácilmente y le cuesta mantener la atención. No suele ser inquieto.
Tipo hiperactivo-impulsivo: Muestra una gran necesidad de moverse, interrumpe constantemente, habla sin parar y actúa sin pensar.
Tipo combinado: Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.
Identificar el subtipo ayuda a personalizar el tratamiento y mejorar los resultados.
Es normal que algunos niños sean más movidos que otros, sobre todo en la primera infancia. Sin embargo, cuando la actividad, impulsividad o distracción afectan de forma significativa al aprendizaje, a la convivencia familiar o a las relaciones sociales, conviene realizar una evaluación.
El TDAH no se diagnostica por tener "mucha energía", sino por la persistencia de ciertos síntomas durante al menos seis meses, en distintos contextos (casa, colegio, ocio), y con un grado de afectación superior al esperado para su edad. Un psicólogo especializado podrá ayudarte a diferenciar entre lo evolutivo y lo clínico.
El tratamiento del TDAH debe ser integral y adaptado a las necesidades del niño. Las intervenciones más eficaces según la evidencia científica incluyen:
Psicoterapia cognitivo-conductual infantil para mejorar la autorregulación, la atención y las habilidades sociales.
Pautas educativas a padres, que enseñan a manejar la conducta en casa con refuerzo positivo, rutinas claras y normas consistentes.
Coordinación con el colegio, para adaptar la enseñanza y mejorar la atención en el aula.
Neurofeedback, que ha mostrado beneficios en la regulación atencional y el autocontrol.
Mindfulness infantil, útil para mejorar la atención y la gestión emocional.
En algunos casos, el tratamiento farmacológico puede ser recomendado por un psiquiatra infantil.
Un buen plan de tratamiento suele combinar varias de estas estrategias.
Puede parecer que los niños no tienen problemas o que estos son menos urgentes o importantes, algunos padres creen que los problemas se resolverán solos y que los problemas de conducta o emocionales de los niños son pasajeros.
Pero la verdad es que los padres subestiman los problemas de los hijos, sus preocupaciones y ansiedad, y piensan que tiene más capacidad para el bienestar de la que tienen.
Algunas situaciones pueden superar la capacidad psicológica y emocional que pueden tener los niños según su edad. Si notas algunos síntomas emocionales o conductas disrruptivas que se prolongan un psicólogo infantil puede ayudarte.
Hay muchas formas de ayudar a tu hijo desde casa. Algunas recomendaciones eficaces incluyen:
Establecer rutinas claras y predecibles (hora fija para dormir, deberes, comidas).
Dar instrucciones breves y concretas, paso a paso.
Usar refuerzo positivo con elogios o recompensas pequeñas cuando cumple normas o se esfuerza.
Evitar gritos o castigos severos. En su lugar, emplea consecuencias proporcionales y consistentes.
Dividir tareas grandes en pequeños pasos y permitir descansos breves entre actividades.
Evitar la sobrecarga de estímulos: pantallas, desorden, ruido.
Dedicar tiempo diario a juegos o actividades agradables juntos, para fortalecer el vínculo y reducir el estrés.
La paciencia, el cariño y la coherencia son claves en el acompañamiento familiar.
Sí, en muchos casos el TDAH mejora con el tiempo, especialmente si se recibe tratamiento adecuado. Algunos niños dejan de cumplir los criterios diagnósticos en la adolescencia o edad adulta, mientras que otros pueden seguir presentando dificultades, aunque de forma más leve o distinta.
Por ejemplo, la hiperactividad física suele disminuir, pero puede transformarse en inquietud interna o ansiedad. La inatención y la impulsividad pueden persistir, especialmente si no se han adquirido estrategias de autorregulación.
El pronóstico es mejor cuando se interviene pronto, se trabaja con la familia y el colegio, y se promueve la autoestima y el aprendizaje de habilidades.
Cada niño es distinto, pero con una intervención adecuada los progresos pueden ser notables. A modo de ejemplo: Juan, de 9 años, acudió al centro porque no podía concentrarse, tenía rabietas diarias y problemas en el colegio. Tras una evaluación, comenzó terapia psicológica con sesiones semanales y entrenamiento para padres.
A los dos meses, Juan mostraba mayor capacidad de espera, menos conflictos en casa y mejoría en su rendimiento escolar. A los seis meses, ya organizaba sus tareas mejor, tenía amigos estables y recibía elogios por parte de sus profesores.
Este tipo de cambios son habituales cuando se aplica un tratamiento personalizado y se involucra a la familia. El trabajo conjunto entre niño, padres y terapeuta es la clave del éxito.
Los niños tienen emociones, rabietas y comportamientos disruptivos como todos, pero es conveniente ir al psicólogo infantil cuando hay conductas que no son las adecuadas a su edad o las emociones y síntomas de ansiedad, miedo o tristeza se mantienen en el tiempo.
SI notas que las conductas son persistentes en el tiempo y que esto provoca problemas en el niño como problemas con otros niños o problemas académicos.
Puede haberr dudas de si una conducta es adecuada a cierta edad, si tienes dudas de cómo ayudar a tu hijo puedes pedir cita con un psicólogo infantil que hará una evaluación de tu caso y te dará las mejores opciones. Si no se interviene en el prorblema, un comportamiento aislado se convierte en un patrón de conducta problemático, un psicólogo infantil ayuda a saber de qué forma hacerlo.
También puede haber problemas cuando el niño tiene problemas para relacionarse con amigos o para aprender, es necesario atajar estas dificultades pronto para que no le influyan en su desarrollo.
En IPSIA los psicólogos infantiles de nuestro centro están especializados en psicología infantil, con una formación continua en las técnicas más eficaces.
Algunas señales frecuentes que pueden motivar una consulta son:
Cambios bruscos en el estado de ánimo: tristeza, irritabilidad, apatía.
Problemas de conducta: desobediencia, agresividad, rabietas desproporcionadas.
Dificultades en el colegio: bajo rendimiento, falta de atención, rechazo a asistir.
Miedos intensos o ansiedad por separación.
Retrocesos en el desarrollo: volver a hacerse pis, hablar como un bebé, etc.
Aislamiento social o dificultades para relacionarse con otros niños.
Baja autoestima, inseguridad o frases negativas sobre sí mismo.
Dificultades en el sueño, la alimentación o la gestión de rutinas.
No es necesario esperar a que el problema sea grave. Cuanto antes se interviene, más fácil es apoyar al niño y evitar que la dificultad se cronifique.
El psicólogo infantil evalúa y acompaña al niño desde una comprensión integral de su desarrollo emocional, cognitivo y social. Su objetivo es ayudarle a:
Comprender y expresar lo que siente.
Superar bloqueos emocionales.
Adquirir habilidades para afrontar retos o conflictos.
Mejorar su adaptación en casa, el colegio y con sus iguales.
Además, asesora a los padres para que puedan acompañar mejor a su hijo, reforzar su autoestima y establecer límites adecuados. En muchos casos, el trabajo con la familia es tan importante como el trabajo con el niño.
Se recoge información sobre el desarrollo del niño, la historia del problema, el contexto escolar y familiar, y se valoran los objetivos de la consulta.
Posteriormente, se acuerda un plan de trabajo que puede incluir:
Evaluación psicológica o neuropsicológica.
Sesiones individuales con el niño.
Orientación a padres.
Derivación o coordinación con el colegio si es necesario.
Cada caso es único y el enfoque se adapta a la edad, las necesidades y el tipo de dificultad del menor.
El trabajo terapéutico varía según la edad y el motivo de consulta. En los niños pequeños se utilizan principalmente herramientas lúdicas: juego, dibujo, cuentos, títeres, dinámicas emocionales. En niños mayores y adolescentes se pueden aplicar técnicas cognitivo-conductuales, entrenamiento en habilidades sociales, relajación o trabajo con metáforas.
En todos los casos, el niño se siente acompañado en un espacio seguro donde puede expresarse sin juicio. El psicólogo establece una alianza de confianza para que el niño pueda hablar, comprender lo que le pasa y desarrollar recursos propios para sentirse mejor.
Sí. La implicación de los padres es clave para que la intervención tenga éxito. En muchas ocasiones se realizan sesiones de orientación familiar en paralelo, donde se ofrecen pautas educativas, estrategias de comunicación y apoyo emocional. El psicólogo acompaña también a los adultos en el proceso de entender y responder mejor a las necesidades de su hijo.
Muchas personas no saben cuando sus hijos necesitan un especialista, ese punto es algo individual y subjetivo, pero hay situaciones objetivas en las que un psicólogo infantil mejoraría la vida del niño:
Está viviendo o ha vivido una crisis importante en la familia: pérdida del trabajo, mudanza de vivienda, cambio de escuela, muerte de un familiar o alguien allegado, una enfermedad grave, separación de su pareja,…
Su hijo tiene problemas en la escuela, acoso escolar, fracaso escolar, malos resultados, etc.
Su hijo tiene malas relaciones con sus compañeros, o sufre acoso escolar.
Si castiga a sus hijos física y/o emocionalmente.
Su hijo utiliza la agresividad con usted.
Su hijo es demasiado activo, impulsivo e inquieto, son síntomas de un sistema nervioso muy alterado.
Su hijo está deprimido, ha perdido interés por la vida, ha intentado hacerse daño a sí mismo o suicidarse o nota que su salud mental y emocional no son adecuadas.
Si su hijo es adoptado y además ud. le preocupan demasiado los aspectos de la adopción o a su hijo le preocupa demasiado el tema de la adopción.
La conducta, personalidad y amistades del niño han cambiado de forma drástica.
Ud. no se siente capaz o con fuerzas o tiene dudas para encarar algún problema, o necesita consejos para mejorar la salud mental y el bienestar de su hijo.
Desde siempre Luis era muy movido, pero cuando empezó el colegio en primaria empezó a tener problemas con los profesores y con compañeros. Cuando empezamos el tratamiento no sabíamos qué hacer, ahora ha mejorado mucho y tiene. herramientas para hacer frente a los problemas.
Sara, madre de Luis 48 añosC/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia