¿Tienes ataques de ansiedad y miedo en diferentes situaciones de tu vida cotidiana? Llámanos y pon solución
Psicología, Psiquiatría y Neuromodulación
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Psicólogos para ataques de ansiedad, resuelve tu ansiedad con eficacia
Aprende a manejar tus ataques de ansiedad y reducir los síntomas para volver a tu vida
Si la la vida con ansiedad se ha convertido en una lucha diaria, llámanos y te daremos cita lo antes posible.
70€
Tratamiento con psicólogos expertos en ataques de pánico y ansiedad.
PRESENCIAL Y ONLINE
Sesiones individuales (o con algún familiar si es necesario).
Con las técnicas más eficaces como:
55 minutos por sesión.
100€ primera consulta
70€ siguientes consultas
En algunos casos es necesario tomar medicación para el tratamiento de los ataques de ansiedad.
PRESENCIAL Y ONLINE
500€
POR 10 SESIONES
Tratamiento de Neurofeedback y técnicas de neuromodulación.
Se realiza un QEEG o “mapa cerebral” para conocer su actividad neuronal y se hace un tratamiento con Neurofeedback para cambiar esa actividad
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
Los ataques de ansiedad tienen diferentes causas, y es necesario un trabajo completo. Somos psicólogos expertos en problemas de ansiedad y ataques de ansiedad, utilizamos las técnicas con más evidencia científica como:
Evaluación del problema e historia de la persona y devolución de información a la persona y familia si es necesario, necesitamos conocer algunos de los ataques de ansiedad que ha tenido la persona y cuándo empezó.
Identificar la gravedad, conocer los desencadenantes, el origen y mantenimiento de los ataques de ansiedad. ¿Dónde surgen los ataques?, ¿qué síntomas tienen?
No partimos de una técnica; partimos de lo que necesitas en cada fase. Elegimos y dosificamos herramientas según el caso y hacemos un «Plan de crisis personalizado»: qué hacer antes, durante y después de un ataque.
Terapia Cognitivo Conductual:
Trabajamos tus pensamientos automáticos, anticipaciones catastróficas y conductas de evitación.
Técnicas de reestructuración cognitiva te ayudan a reducir la respuesta de miedo y ganar seguridad.
También trabajamos en técnicas para reducir y controlar los ataques de ansiedad de forma rápida.
ACT (Aceptación y Compromiso):
Terapia muy útil para aprender a relacionarte de otro modo con los síntomas:
dejar de pelearte constantemente con las sensaciones y pensamientos ansiosos;
reducir la influencia de los pensamientos de “no voy a poder”, “me va a dar algo”;
poder actuar y hacer vida normal aunque la ansiedad esté presente;
reconectar con tus valores y objetivos, para que decida más tu proyecto de vida que el miedo.
Mindfulness:
Entrenamos la capacidad de observar y aceptar sensaciones físicas, pensamientos y emociones sin reaccionar automáticamente.
El objetivo es aprender a:
detectar antes el inicio del ataque de ansiedad;
no amplificar la ansiedad con lucha, resistencia o evitación;
recuperar antes la calma usando la respiración, la atención al cuerpo y anclajes al momento presente.
EMDR:
Indicamos EMDR cuando detectamos recuerdos, experiencias o situaciones que actúan como disparadores de tus ataques de ansiedad (por ejemplo, un primer ataque vivido como muy traumático, una experiencia médica, accidentes, episodios de humillación o momentos de pérdida de control).
EMDR ayuda a:
que esos recuerdos dejen de vivirse como si estuvieran ocurriendo “aquí y ahora”;
reducir la activación y el miedo a que vuelva a ocurrir;
que la ansiedad disminuya de forma más estable en el tiempo.
Hipnosis clínica:
La utilizamos como acelerador de regulación emocional, especialmente cuando hay:
ansiedad anticipatoria intensa (“sé que me va a dar un ataque”);
miedo al propio miedo y a las sensaciones físicas;
exceso de activación física y dificultad para relajarse;
bloqueo para exponerte poco a poco a las situaciones temidas.
La hipnosis te ayuda a entrenar sensación de calma, foco y autoeficacia.
No sustituye a la terapia principal: la complementa y potencia sus efectos.
Con todo el trabajo podrás empezar a volver a las situaciones que te daban miedo, con nuevas técnicas y herramientas para controlar los ataques.
En pocas sesiones aprenderás a reducir los ataques de ansiedad, y a controlarlos, pudiendo empezar a ir a los sitios, y a hacer las cosas que antes evitabas o te costaban.
1.Reducir los ataques de ansiedad y eliminarlos.
Identificar el “cuándo y por qué” aparecen los ataques. Detectamos en qué momentos surgen los ataques, qué los dispara (sensaciones físicas, pensamientos, situaciones, recuerdos) y qué patrones los mantienen.
2. Aprender a manejar pensamientos y sensaciones físicas
Entrenamos regulación del miedo, activación corporal excesiva, preocupación anticipatoria y evitación usando TCC, ACT, mindfulness, respiración diafragmática y reestructuración cognitiva.
El objetivo es que puedas notar las sensaciones del ataque sin que se disparen las interpretaciones catastróficas (“me muero”, “me voy a desmayar”).
3. Comprender cómo otros factores influyen en tus ataques
Evaluamos de qué manera el estrés, el perfeccionismo, la sobre exigencia, el trauma, el agotamiento o la depresión aumentan la probabilidad de ataques de ansiedad.
Ajustamos el plan terapéutico para que abarque todas las variables relevantes, no solo el síntoma puntual.
4. Explorar la historia emocional cuando aporta información útil
Identificamos experiencias pasadas que puedan haber sensibilizado tu sistema de alerta. Cuando procede, integramos EMDR u otros enfoques para desactivar recuerdos que intensifican tu ansiedad actual.
5. Entender y romper el ciclo de la ansiedad
Trabajamos contigo el patrón:
disparador → sensaciones físicas → interpretación catastrófica → miedo intenso → escape / evitación → alivio momentáneo → más miedo al siguiente ataque.
Aprenderás a interrumpir este bucle usando exposición gradual, tolerancia a la activación y estrategias de afrontamiento eficaces.
6. Implicar al entorno cuando es adecuado
En algunos casos invitamos a pareja o familia (si tú quieres) para:
reducir conductas que, sin querer, refuerzan el miedo (acompañarte siempre, evitar sitios “por si acaso”),
enseñarles qué hacer y qué no hacer cuando tienes un ataque,
que comprendan mejor tus reacciones y no las interpreten como “debilidad” o “manía”.
7. Entrenar habilidades específicas para el día a día
Diseñamos un entrenamiento práctico en:
8. Prepararte para mantener la mejoría y prevenir recaídas de ataques de ansiedad
Diseñamos un plan de práctica realista, con:
plan de crisis para cuando notes que “viene un ataque”,
señales tempranas de alarma y cómo responder,
revisión de los factores que suelen reactivar los ataques (estrés, cambios vitales, descuido del autocuidado),
sesiones de refuerzo si las necesitas.
Así el objetivo no es solo reducir la frecuencia de los ataques, sino que sepas qué hacer si vuelven y mantengas la sensación de control sobre tu vida.
Utilizamos técnicas de neurociencia con una gran eficacia en cambiar los patrones neuronales.
Realizamos mapeos cerebrales (QEEG) y hacemos tratamiento con Neurofeedback en el que la persona aprende a autorregular esos patrones cerebrales en tiempo real para reducir la ansiedad
Neurofeedback,
Mapeo Cerebral QEEG
Tdcs
Cada día aumenta la evidencia la EMT con la ansiedad cuando los síntomas persisten pese a psicoterapia o medicación
La EMT suele integrarse bien con psicoterapia y, si procede, con tratamiento farmacológico. En trastornos de ansiedad resistentes, puede ser la diferencia entre estancarse o avanzar.
En los casos necesarios se valora atención con nuestros psiquiatras expertos en ataues de ansiedad y ansiedad crónica.
Todos los meses tenemos 4 o 5 programas grupales de ansiedad del programa Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR) es el programa de reducción de estrés y gestión emocional del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. El programa más conocido y con más evidencia para reducir la ansiedad.
Los ataques de ansiedad y de pánico son “picos” muy intensos de ansiedad que aparecen de forma brusca.
La ansiedad, en sí misma, es una respuesta natural del organismo diseñada para protegernos ante una posible amenaza. Cuando el cerebro interpreta que algo puede ser peligroso —aunque no lo sea realmente— activa un sistema automático de alarma que prepara al cuerpo para reaccionar: huir, defenderse o estar hipervigilante.
En un ataque de ansiedad o de pánico, este sistema de alarma se dispara de forma muy intensa y rápida. Es habitual notar:
palpitaciones o taquicardia,
sensación de ahogo u opresión en el pecho,
mareo o inestabilidad,
temblores, sudoración, hormigueos,
sensación de “irrealidad” o miedo a perder el control, volverse loco o morirse.
Aunque los síntomas son muy desagradables y a menudo se confunden con un infarto u otro problema grave, el ataque de pánico no es peligroso en sí mismo y suele remitir en pocos minutos.
El problema aparece cuando:
los ataques se repiten,
empiezas a vivir con miedo a que vuelvan,
evitas situaciones “por si acaso” (metro, coche, supermercados, reuniones, salir solo…).
En ese momento hablamos de un problema de ataques de ansiedad o de un posible trastorno de pánico. Es una condición muy frecuente y con excelente pronóstico con tratamiento psicológico adecuado.
En nuestro centro te ayudamos a entender qué te está pasando, por qué se disparan los ataques, cómo manejarlos en el momento y cómo reducir su frecuencia para que puedas recuperar una vida más tranquila y autónoma.
En los ataques de ansiedad es clave entender qué los dispara, cómo se mantienen y qué haces para intentar controlarlos que, sin querer, los empeora.
Un psicólogo especialista trabaja contigo para:
explicarte claramente qué es un ataque de ansiedad/pánico y por qué no es peligroso aunque asuste tanto;
enseñarte a manejar las sensaciones físicas y los pensamientos catastróficos;
ayudarte a recuperar poco a poco las situaciones que has empezado a evitar.
El objetivo no es solo que los ataques disminuyan, sino que vuelvas a sentir que tienes el control de tu vida.
Los ataques de ansiedad pueden hacer que vivas en alerta constante, pendiente del cuerpo “por si vuelve a pasar”.
Es frecuente que la persona:
evite lugares como metro, coche, centros comerciales, trabajo o reuniones sociales;
tema quedarse sola o, al contrario, salir de casa;
duerma peor y tenga más dificultad para concentrarse.
Con el tiempo, la preocupación por los ataques puede convertirse en el centro de la vida, afectando al trabajo, los estudios, la pareja y el ocio.
Sin tratamiento es habitual que:
los ataques se hagan más frecuentes o imprevisibles;
aumente el miedo a que aparezcan (“miedo al miedo”);
se reduzca cada vez más tu mundo: dejas de hacer cosas, ir a sitios o asumir responsabilidades.
A veces pueden aparecer problemas añadidos, como depresión, abuso de medicación ansiolítica o consumo de alcohol para “calmarse”.
Un tratamiento temprano evita que el problema se cronifique y facilita una recuperación más rápida.
Un centro especializado:
cuenta con psicólogos formados en tratamientos con evidencia para ataques de ansiedad y pánico;
dispone de diferentes enfoques (TCC, ACT, EMDR, mindfulness, hipnosis clínica, neurofeedback…) que se adaptan a cada caso;
ofrece un plan estructurado, seguimiento y coordinación con psiquiatría cuando es necesario.
Esto se traduce en intervenciones más precisas, menos ensayo-error y mayor probabilidad de mejoría estable.
Los tratamientos con mayor respaldo científico para los ataques de ansiedad incluyen:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): trabajo con pensamientos catastróficos, exposición gradual a sensaciones y situaciones, prevención de evitaciones.
ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso): aprender a relacionarte de otro modo con la ansiedad, actuar según tus valores aunque el miedo esté presente.
Mindfulness y regulación fisiológica: entrenamiento de respiración, atención plena y tolerancia a la activación.
EMDR: útil cuando hay experiencias previas que disparan o intensifican los ataques.
Hipnosis clínica: como acelerador en regulación emocional y exposición.
Neurofeedback: entrenamiento de patrones cerebrales implicados en la hiperactivación y la preocupación.
La elección no es “una técnica u otra”, sino la combinación más adecuada para tu caso.
En nuestro centro:
no aplicamos un protocolo único; diseñamos un plan personalizado según tu historia, tus disparadores y tu contexto;
combinamos técnicas de última generación con psicoeducación clara, tareas prácticas y seguimiento entre sesiones;
trabajamos tanto el manejo de los ataques en el momento como la prevención de recaídas y el proyecto de vida que quieres retomar;
cuando es necesario, coordinamos la intervención con otros profesionales de salud (médico, psiquiatría).
Nuestro objetivo es que no solo “bajen los ataques”, sino que recuperes autonomía, seguridad y calidad de vida.
El neurofeedback es un entrenamiento cerebral no invasivo que registra la actividad eléctrica del cerebro mediante sensores en el cuero cabelludo y ofrece una retroalimentación en tiempo real (a través de una pantalla o sonidos).
Con sesiones repetidas, ayuda al cerebro a aprender patrones de funcionamiento más estables.
En ataques de ansiedad lo utilizamos para:
reducir la hiperactivación de base (estado de alerta constante);
mejorar la regulación de la respuesta de miedo;
disminuir la tendencia a la rumiación y la preocupación excesiva.
Siempre se integra dentro de un tratamiento psicológico completo, nunca como único abordaje, y se ajusta a cada paciente según su sintomatología y necesidades.
Nuestros centros de psicología:
C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia
En los ataques de ansiedad y de pánico lo más importante es empezar por una valoración con un psicólogo especializado. En esa primera fase se explora si se trata realmente de ataques de pánico, qué los dispara, qué haces para intentar controlarlos y qué otros factores (estrés, personalidad, historia previa, salud física) están influyendo.
A partir de esa evaluación:
La terapia psicológica es el tratamiento de referencia para aprender a manejar las sensaciones, los pensamientos catastróficos y el miedo a que vuelvan los ataques.
La medicación (ansiolíticos o antidepresivos) puede ser un apoyo en algunos casos, pero siempre debe ser valorada por un psiquiatra y coordinada con la terapia; por sí sola no enseña a manejar los ataques.
El Neurofeedback puede utilizarse como complemento para regular la hiperactivación de base y mejorar la estabilidad emocional.
La EMT (estimulación magnética transcraneal) se reserva para casos concretos y siempre dentro de un plan individualizado, tras una valoración médica y psicológica.
Nuestro consejo es claro: primero una buena evaluación psicológica; desde ahí se decide si necesitas solo terapia o la combinación con otras herramientas
Sí.
Puedes elegir la psicóloga o psicólogo que prefieras de nuestro equipo especializado en ansiedad, pánico, preocupación crónica y evitación.
Si después de la primera sesión sientes que otro perfil encaja mejor contigo, podemos hacer el cambio sin problema. Nuestro objetivo es que te sientas cómodo, comprendido y acompañado.
La medicación no es el tratamiento principal, pero puede ser útil cuando:
la activación fisiológica es muy intensa,
hay ataques de pánico recurrentes,
existe insomnio grave,
la ansiedad bloquea el funcionamiento diario,
no se puede avanzar en terapia por el nivel de malestar.
Los fármacos pueden reducir la hiperactivación y estabilizar síntomas, permitiendo que la terapia funcione mejor.
Si es necesario, coordinamos la intervención con psiquiatría para ajustar medicación de forma segura y eficaz.
Necesitas ayuda profesional si alguna de estas situaciones te ocurre con frecuencia:
Vives con preocupación constante y no puedes desconectar.
Evitas situaciones por miedo a sentirte mal.
Tienes síntomas físicos que te asustan (taquicardia, mareos, opresión, temblores).
Sientes que no controlas la ansiedad o temes que “vaya a más”.
Has tenido ataques de pánico o miedo a volver a tenerlos.
La ansiedad afecta al sueño, el trabajo, las relaciones o las decisiones.
Llevas meses intentando gestionar la ansiedad por tu cuenta sin resultado.
Pedir ayuda a tiempo evita que la ansiedad se cronifique y acelera la recuperación.
Psicología: Generalmente las sesiones son:
1 vez por semana al inicio del tratamiento.
Cada 10–14 días cuando los síntomas están más regulados.
Sesiones de seguimiento una vez al mes o cada varios meses para mantener los avances.
El ritmo se adapta a tu caso y evolución, siempre buscando equilibrio entre intensidad, estabilidad y realismo.
rTMS/EMT: 5 sesiones/semana durante 3–6 semanas (con posibles refuerzos).
Neurofeedback: 2–3 sesiones/semana, 20–30 sesiones.
Psiquiatría (si procede): revisiones mensuales o según respuesta.
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Furukawa, T. A., Watanabe, N., & Churchill, R. (2007). Combined psychotherapy plus antidepressants for panic disorder with or without agoraphobia. Cochrane Database of Systematic Reviews.
“Vivía con preocupación constante y ataques de ansiedad que aparecían de la nada. Empecé la terapia sin muchas esperanzas, pero desde las primeras semanas noté cambios: dormía mejor, entendía qué me pasaba y sabía cómo actuar cuando la ansiedad subía. Ahora siento que llevo las riendas de mi vida.”
Marta, 32 años – “Volví a respirar tranquila después de años”“Llegué al centro porque mi ansiedad estaba afectando a mi trabajo y evitaba reuniones o presentaciones por miedo a bloquearme. Con la terapia aprendí a regular mi cuerpo, a enfrentar situaciones en vez de huir y a manejar la anticipación. He recuperado la confianza y vuelvo a disfrutar de mi profesión.”
Andrés, 45 años – “La ansiedad había tomado mi trabajo y mis decisiones” 42 años“Tenía pánico a que me diera otro ataque, así que dejé de viajar, salir sola y hasta ir al supermercado. Con la psicóloga hicimos exposición gradual, técnicas de respiración y trabajo emocional. Poco a poco recuperé mi vida. Hoy viajo sola y hago cosas que hace meses creía imposibles.”
Clara, 27 años – “Los ataques de pánico dejaron de controlarme”“La mente no se me callaba: siempre imaginando el peor escenario, revisando todo mil veces. En terapia entendí cómo funciona la ansiedad y aprendí a relacionarme de otra forma con mis pensamientos. No es que no piense, pero ya no me desbordan ni me paralizan. Me siento más presente y con menos tensión.”
Sergio, 38 años – “Pensaba demasiado y vivía en alerta”“Llevaba años con ansiedad física muy fuerte: opresión en el pecho, temblores y sensación de ahogo. Hice terapia y añadimos Neurofeedback. Noté cómo mi cuerpo respondía mejor y dejé de sentir que estaba en alerta constante. Fue la primera vez que mi ansiedad disminuyó de verdad y de forma estable.”seña
Elena, 30 años – “El Neurofeedback me ayudó a bajar la hiperactivación”C/ Gran Vía 59, 7º centro
Metro: Plaza de España, Santo Domingo, Callao
C/ Paseo Eduardo Dato 13, Madrid
Metro: Rubén Darío, Iglesia