Trauma psicológico después de una hospitalización: cuando el cuerpo sale del hospital, pero la mente permanece allí

Trauma psicológico después de una hospitalización: cuando el cuerpo sale del hospital, pero la mente permanece allí

Muchos piensan que el trauma está relacionado con guerras, ataques o accidentes severos. No obstante, ser hospitalizado también puede ser una experiencia muy traumática, especialmente si se ha estado en UCI, se han hecho cirugías urgentes, hay dolor extremo o se siente una pérdida de control.

En las consultas, frecuentemente escucho a personas que dicen: “Físicamente ya estoy bien, pero hay algo en mí que no ha regresado a la normalidad”. Tienen problemas para dormir, se asustan fácilmente, sienten miedo de enfermar de nuevo o evitan cualquier cosa que les recuerde el hospital. Vamos a explorar por qué esto sucede, cómo se presenta y qué tratamientos han demostrado ser efectivos.

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Esta terapia también la puedes encontrar en formato online.

¿Por qué puede ser traumático estar en un hospital?

Una hospitalización incluye varios factores que el cerebro puede interpretar como amenazas graves:

-Sensación de peligro para la vida (“creí que iba a morir”).

-Dolor físico severo o prolongado.

-Falta de control (otros toman decisiones, administran medicamentos, te mueven, te pinchan).

-Información confusa o difícil de comprender.

-Poca intimidad y descanso, especialmente en la UCI.

-Presenciar a otros pacientes muy enfermos o fallecer.

Alejamiento de la familia o de las rutinas diarias

Desde la psicología entendemos que no solo importa lo que ocurrió «objetivamente», sino también cómo lo vivió cada persona. Dos pacientes que se someten a la misma cirugía pueden vivir emociones completamente diferentes.

Ejemplos ficticios (inspirados en casos reales comunes):
-Caso 1: Marta, 42 años, ingresada en UCI por neumonía

Marta pasó 10 días en la UCI debido a una neumonía severa. Estuvo sedada durante varios días y con ventilación mecánica. Al regresar a casa, físicamente se sentía mejor, pero comenzó a experimentar:

-Pesadillas casi todas las noches relacionadas con el hospital.

-Sensación de falta de aire cuando se resfriaba un poco.

-Miedo intenso a quedarse sola en casa, “por si me vuelve a pasar”.

-Evitaba cualquier serie, noticia o conversación sobre hospitales.

Su familia le decía: “Deberías estar feliz, has superado esto”, pero ella se sentía culpable por no “disfrutar la vida” y empezó a pensar que estaba perdiendo la razón. En realidad, Marta mostraba síntomas típicos de estrés postraumático tras una experiencia médica.

-Caso 2: Luis, 9 años, múltiples operaciones de estómago

Luis fue operado en dos ocasiones por un problema en el intestino. La última vez tuvo que estar hospitalizado varias semanas. Meses después, sus padres consultan por:

-Rabietas intensas antes de visitar al médico.

-Llanto y angustia al ver batas blancas o oler “a hospital”.

-Dificultad para dormir solo, se muda a la cama de sus padres.

-Dolores abdominales repetidos sin una causa médica clara.

Luis no puede describir con palabras todo lo que vivió, pero su cuerpo y su comportamiento hablan por él. En los niños, el trauma por hospitalización puede manifestarse a través de regresiones (como hacerse pis, necesidad de dormir con los padres), nuevos miedos o problemas de comportamiento.

¿Cuándo consideramos que se trata de un trauma o un trastorno de estrés postraumático (TEPT)?

No todas las hospitalizaciones causan un trastorno, pero pueden dejar una «marcada» emocional. Nos referimos a un posible TEPT cuando, semanas o meses después, surgen síntomas como:

-Recuerdos no deseados, revivir momentos pasados o tener pesadillas sobre la experiencia vivida.

-Sufrir malestar intenso ante elementos que traen a la mente el hospital (aromas, sonidos, batas, ambulancias).

-Evadir chequeos médicos, exámenes, series o pláticas relacionadas.

-Hipervigilancia: estar “alerta”, asustarse fácilmente, dificultad para relajarse.

-Alteraciones en el estado emocional: irritación, tristeza, culpa (“causé muchos problemas a mi familia”, “no fui fuerte”).

-Dificultades para dormir y concentrarse.

La investigación científica indica que un número considerable de pacientes en UCI y de determinados procedimientos médicos presentan síntomas postraumáticos, de ansiedad o depresión en los meses que siguen al alta.

La terapia psicológica: qué hacemos en consulta

Es alentador saber que el trauma por hospitalización puede tener un pronóstico positivo con el tratamiento psicológico adecuado. Las terapias con más respaldo son las cognitivo-conductuales enfocadas en el trauma y otros modelos como EMDR.

-Psicoeducación: comprender lo que me ocurre

El primer paso habitualmente consiste en explicar al paciente qué es el trauma y por qué sus respuestas son comprensibles. Es importante entender que:

No está “sobreactuando”.

No está perdiendo la razón.

Su mente está reaccionando a una experiencia extrema que no ha logrado “almacenar” correctamente.

Solo con esta explicación se logra aliviar mucho del malestar. Muchas personas respiran aliviadas al comprender que sus reacciones son normales y tienen tratamiento.

-Trabajando con la memoria traumática

En la consulta, ayudamos a la persona a hablar y recordar lo sucedido de manera más estructurada y segura. Esto se puede realizar de distintas formas, dependiendo del enfoque:

-Exposición narrativa: reconstruir la historia de los eventos que sucedieron, conectando emociones, pensamientos y sensaciones físicas.

-Exposición imaginaria y en vivo: en ciertos tratamientos, se trabaja gradualmente con recuerdos y situaciones evitadas (por ejemplo, mirar fotos del hospital, acompañar a una analítica, etc. ), siempre a un paso que se pueda tolerar.

-EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares): se trabaja con la imagen más perturbadora, las creencias negativas (“soy débil”, “voy a morir”) y las sensaciones corporales, mientras se utiliza estimulación bilateral (movimientos oculares, toques alternados, etc. ) para facilitar el reprocesamiento.

El objetivo no es “olvidar” lo sucedido, sino recordar sin que el cuerpo reaccione como si estuviera ocurriendo de nuevo.

-Reestructuración de creencias

Tras una experiencia médica fuerte, pueden quedarse creencias muy negativas:

-“Mi cuerpo es inestable. ”

-“Si me enfermo de nuevo, seguramente no sobreviviré. ”

-“Fui un peso para todos. ”

Desde la terapia cognitivo-conductual trabajamos para desafiar y matizar estas creencias, apoyándonos en datos concretos, en la evolución médica y en la propia historia de superación del paciente.

-Trabajo corporal: relajación y regulación

El trauma no solo se procesa mentalmente, también se siente en el cuerpo. Por eso es beneficioso incluir:

-Técnicas de respiración diafragmática y regulación del ritmo cardíaco.

-Relajación muscular progresiva.

-Mindfulness enfocado a reconectar con sensaciones seguras.
En ciertas situaciones, tratamientos adicionales fundamentados en la neurociencia (por ejemplo, neurofeedback o estimulación cerebral sin intervenciones invasivas) pueden ayudar en el proceso.

-Reincorporación a la vida diaria

Finalmente, se abordan los objetivos prácticos: regresar al empleo, reiniciar actividades, aceptar chequeos médicos sin ansiedad y reconstruir un plan de vida donde la enfermedad o la estancia en el hospital son parte de la historia, pero no la definen completamente.

¿Y los medicamentos?

En ciertos casos, los profesionales de la psiquiatría pueden sugerir el uso de medicamentos para tratar síntomas como ansiedad, depresión o insomnio que se relacionan con el trauma (por ejemplo, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina).La información disponible señala que la combinación de terapia psicológica fundamentada en la evidencia y, cuando es necesario, medicación, resulta ser muy efectiva. La colaboración entre el psicólogo y el psiquiatra suele ser la alternativa más segura.

¿Cuándo es recomendable buscar ayuda?

Es aconsejable hablar con un especialista en salud mental si:

-Han transcurrido varias semanas desde el alta y los síntomas permanecen iguales o han empeorado.

-Evitas chequeos o exámenes importantes por miedo.

-Tu sueño, trabajo o relaciones se ven claramente perjudicados.

-Sientes que eres “otra persona” desde la hospitalización.

No se trata de “ser fuerte” o “soportar”. Pedir ayuda es, precisamente, una manera de cuidar de ti mismo tras haber enfrentado una situación muy difícil.

Evidencia científica y referencias

Menciono algunos trabajos que respaldan lo que hemos comentado (puedes adaptarlos en tu web al estilo de referencias que uses):

      • American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5). Washington, DC: APA.

      • O’Donnell, M. L., Alkemade, N., Nickerson, A., et al. (2016). Impact of the diagnostic changes to post-traumatic stress disorder for DSM-5 and the proposed ICD-11. Psychological Medicine, 46(3), 549–558.

      • Parker, A. M., Sricharoenchai, T., Needham, D. M. (2015). Posttraumatic stress disorder in critical illness survivors: a metaanalysis. Critical Care Medicine, 43(5), 1121–1129.

      • Davydow, D. S., Gifford, J. M., Desai, S. V., Needham, D. M., Bienvenu, O. J. (2008). Posttraumatic stress disorder in general intensive care unit survivors: a systematic review. General Hospital Psychiatry, 30(5), 421–434.

      • National Institute for Health and Care Excellence (NICE). (2018). Post-traumatic stress disorder: management (NG116).

      • Bisson, J. I., Cosgrove, S., Lewis, C., Roberts, N. P. (2015). Post-traumatic stress disorder. BMJ, 351, h6161.

      • Shapiro, F. (2018). Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) Therapy: Basic Principles, Protocols, and Procedures (3rd ed.). Guilford Press.

    Acude siempre a tu psicólogo de confianza.