Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP)

Trastorno Antisocial de la Personalidad

Introducción al TAP

Desde hace más de dos siglos, ha existido un gran interés por encontrar una categoría diagnóstica que permitiera describir, clasificar y diferenciar a aquellas personas que producen gran malestar social por su carácter insensible, poco empático, impulsivo, egocéntrico y agresivo y por su comportamiento en contra de las normas sociales.

En Francia, a principios del siglo XIX, Pinel propuso el término “manía sin delirio”, para describir a personas que presentaban problemas afectivos y un impulso para actuar con violencia pero que tenían el juicio, la imaginación, la memoria y la función intelectual sin alterar. A lo largo del siglo XIX, Pritchard, 1835, en Gran Bretaña, con el concepto de “locura moral”, y Morel en Francia con la “folie morale”, 1857, delimitaron entidades clínicas similares.

En el siglo XX, debemos destacar la labor de Cleckley, quien en 1941 realizó la primera descripción sistemática de lo que él llamaba las personalidades psicopáticas en su obra “La máscara de la cordura”. Propuso 16 criterios que recogían tanto rasgos de personalidad como patrones de conducta que serían característicos de estas personas.

El trastorno antisocial de la personalidad no es tan común como el trastorno límite de la personalidad (TLP).

¿Por qué se caracterizan las personas con TAP?

La característica principal que distingue a las personas con TAP es un patrón persistente y repetitivo de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o preadolescencia, con comportamientos tales como absentismo escolar, robos, mentiras y peleas, y que continúa durante la vida adulta. Hay muchos tipos de comportamientos antisociales y antinormativos. Son personas que no pueden o no se adaptan con las normas sociales y que desprecian los deseos, derechos o sentimientos de los demás.

Les cuesta ponerse en la piel de los demás. Se ven a sí mismas como inteligentes y consideran que sus acciones las llevan a cabo porque no les queda más remedio en sus circunstancias, porque los demás no les aceptan o les quieren limitar su libertad. Por lo que, es normal que estas personas generen rechazo por parte de los demás y originen muchas molestias a sus seres queridos y a la sociedad en general.

Su irresponsabilidad puede afectar a todos los ámbitos de su vida, lo que puede llevar, tanto a ellas mismas como a otros individuos, a situaciones de peligro real. Puede que en el terreno sexual sean imprudentes, e incluso, exploten a los demás para beneficio personal. Puede darse el caso de que nunca hayan tenido muchas experiencias sexuales. La conducta promiscua es habitual.

Si pensamos en personas con hijos, podemos imaginarnos comportamientos de irresponsabilidad como malnutrición, problemas de salud por falta de higiene, no procurar a una persona para que se encargue del cuidado de los niños cuando se está fuera de casa o mala utilización del dinero destinado para tareas domésticas relacionadas con el cuidado y la educación de los hijos.

Pueden experimentar situaciones de disforia con quejas de tensión, incapacidad para tolerar el aburrimiento y estado de ánimo depresivo.

¿De qué manera se diagnostica el TAP?

Estas personas pueden llevar a cabo actos que tienen como consecuencia la detención, engañar o manipular para conseguir placer o beneficios personales, tener grandes dificultades para planificar su futuro, sin tener en cuenta las consecuencias para uno mismo o para los demás, ser irritables y agresivos, teniendo peleas físicas o cometer actos de agresión, incluyendo malos tratos a la pareja y a los hijos, mostrarse despreocupados por su seguridad o la de los demás, conducción temeraria, conducir bajo los efectos de sustancias, comportamientos sexuales perjudiciales, descuidar o abandonar el cuidado de un niño, ser altamente irresponsables, abandono de trabajos, etc., y tener pocos remordimientos por las consecuencias de sus actos.

Al ser la mentira y la manipulación características de las personas con TAP, se aconseja obtener información a través de otras fuentes. Para realizar el diagnóstico se usan distintas fuentes de información desde una perspectiva multimétodo, a través de la observación, de la consulta de información colateral y de la evaluación psicológica por medio de autoinformes, entrevistas e inventarios de síntomas y conductas.

El diagnóstico no sería oportuno si el comportamiento antisocial y antinormativo se diera únicamente en el contexto del consumo de sustancias. Es importante saber si la persona también tiene ese patrón de comportamiento cuando no abusa de sustancias.

Hay que tener cautela a la hora de diagnosticar. Debemos tener en cuenta antecedentes étnicos, culturales y sociales y el contexto social económico en el que los comportamientos tienen origen.

Sería recomendable que el profesional obtenga información de personas cercanas que conocen los antecedentes culturales de la persona, aparte de otras fuentes.

¿Qué origina el TAP?

Los estudios realizados para conocer las causas del TAP, ha identificado un gran número de factores en la infancia y en la adolescencia, ligados con el riesgo de padecer un trastorno, así como otros factores que ejercen una función protectora. Un factor de riesgo es una variable que muestra una relación predictiva con la aparición de una trayectoria antisocial, independientemente de que la asociación sea, o no, de tipo casual.

Los factores de riesgo pueden agruparse en tres grandes categorías: individuales, parentales y familiares.

Los factores individuales, suelen ejercer su influencia desde la infancia o la adolescencia. En relación a los factores parentales y familiares es preciso destacar que, la criminalidad a menudo se concentra en pocas familias, ya que al menos un 10% de las familias acumula más del 50% de los delitos.

Sobre la influencia de determinados factores ambientales ajenos a la familia, cabe destacar que determinadas áreas geográficas muestran niveles de delincuencia más altos que otras y que los niños con problemas de conducta suelen asociarse con otros niños que muestran conductas antisociales similares, donde muestran relaciones conflictivas con otros niños y con frecuencia experimentan rechazo por parte de los iguales no conflictivos.

Tratamiento psicológico

Irá orientado a tratar la impulsividad y el comportamiento antisocial, así como los problemas de relación con otras personas. Se centrará fundamentalmente en las dificultades en las relaciones personales, en la expresión de empatía, en la ausencia de ansiedad y miedo, en el control de impulsos, en la agresividad, en la promiscuidad sexual y en la búsqueda de sensaciones. La técnica de EMDR, es muy efectiva en estos casos.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento del TAP no requiere tomar medicación, ya que no hay gran evidencia de que esta mejore los síntomas y puede causar efectos secundarios. Pero es posible que se necesite medicación para tratar otras condiciones (depresión, ansiedad, problemas con alcohol o drogas… En estos casos es muy importante seguir las indicaciones del profesional ya que las interacciones entre los medicamentos y el consumo del alcohol o drogas, además de dificultar el tratamiento, pueden tener efectos no deseados.

Conclusiones

  • El Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP), se inicia en la niñez y la adolescencia con comportamientos como absentismo escolar, mentiras, robos y peleas.
  • Destaca por la impulsividad, el desprecio y violación de los derechos de los demás, la manipulación, dificultad para planificar el futuro, etc.
  • Un subtipo de TAP es la Psicopatía (PTA), que presenta peculiaridades como el encanto superficial, la insensibilidad afectiva, la falta de empatía, la mentira patológica, etc.
  • Los PTA también se encuentran en profesionales exitosos, que han conseguido evadir la justicia.
  • Los TAP consumen sustancias de forma patológica en un 85% de los casos, lo que es mucho más que en población adicta sin TAP.
  • El TAP acostumbra a negar el problema y presenta constantes pensamientos justificativos y muy baja empatía, por lo que son muy complicados de tratar.
  • La terapia psicológica intenta controlar la impulsividad y el comportamiento antisocial. Los psicofármacos tienen poco efecto y solo sirven para las complicaciones.