Violencia de género y criminología

Violencia de género y criminología

¿A qué denominamos violencia de género?

La violencia de género y criminología es una violencia que afecta a las mujeres por el mero hecho de serlo. Constituye un atentado contra la dignidad, la integridad y la libertad de las mujeres, independientemente del medio en el que se produzca.

Es un acto de agresión o violencia, situado en un ámbito de desigualdad y en un marco del sistema de relaciones dominantes de los hombres hacia las mujeres, teniendo como consecuencia un daño psicológico, físico o sexual y donde están incluidas las amenazas de dichos actos y la privación arbitraria de la libertad, tanto si ocurren en el entorno público como en la vida personal o familiar.

Hasta hace poco, el concepto «violencia de género» daba nombre a un problema y formaba parte de la vida personal de muchas personas; era considerado un asunto de familia que no debía trascender fuera de casa y por el que no se debía intervenir, haciendo oídos sordos.

Afrontar el abuso

Interpretar esta violencia como un asunto personal fortalece a las mujeres a una situación de subordinación respecto del hombre, lo que implica asumir las relaciones de poder existentes y desiguales entre ambos.

Este motivo ayuda a que las mujeres no denuncien su situación por vergüenza, miedo o culpabilidad.

El problema de marginación de las mujeres y la violencia de género traspasa fronteras y está presente en casi todos los países del mundo, con la peculiaridad de que el maltrato es muy parecido en todas las culturas.

No siempre se emplea la violencia de la misma forma y no siempre se usa igual en nuestras relaciones diarias, por lo que no siempre se obtiene lo que realmente deseábamos en un primer momento.

Pero sea cual sea la manera en que se manifiesta el abuso o maltrato, siempre tiene un mismo fin: subestimar la figura de la mujer y que sea su pareja la que aumente el nivel de posesión y control hacia ella.

Criminología crítica y Violencia de género

La Ley integral contra la violencia de género del año 2004 ha supuesto un progreso importante en el terreno de la violencia contra la mujer, hasta tal punto que ha servido de punto de partida para las feministas de países europeos como Francia.

Pero existen lamentos que invitan a la reflexión. Una de las críticas más intensas se conduce contra el feminismo, donde la Ley de protección integral para la violencia de género es que se considere a la desigualdad de género como la única causa de la violencia contra la mujer y su pareja.

Esto quiere decir que la situación de sumisión que viven muchas mujeres y los valores que justifican esta docilidad son condición suficiente para explicar el maltrato contra la mujer.

Hay factores de riesgo como la marginación social o el alcoholismo que aumentan la probabilidad de que una mujer sea maltratada por su pareja. Sabiendo esto, hay que tener en consideración los factores que hacen más “factible” que las mujeres sean abusadas por sus parejas.

Derecho Penal

Entre los grupos feministas han existido desde siempre departamentos reacios a acudir al Estado y al derecho penal, por considerar a esta institución como uno de los agentes de dominación de patriarcado.

El aumento de las penas se ha mostrado ineficaz como mecanismo de prevención contra la acción de nuevos delitos, ya que no han disminuido los asesinatos cometidos hacia la mujer por su pareja.

Aparte de esto, hay que tener en cuenta que, en este tipo de delitos, es muy habitual que el agresor acabe llamando él mismo a la policía o suicidándose tras haber cometido el delito.

El carácter estructural de la violencia de género, necesita una respuesta que sea totalmente integral, y en esa dirección es en la que deberían moverse los hilos.

Proyecto de la actuación cuando la víctima ha salido de la relación violenta y no existe vinculación afectiva con el agresor

Fases de acogida y evaluación

  • Crear las bases relacionales terapeuta-víctima
  • Acoger de un modo cálido a la mujer
  • Hacerla sentir que la sentimos con acciones específicas. Así como hacerla sentir que nos preocupamos por cómo se siente.
  • Crear en la mujer la conceptualización del espacio terapéutico como un lugar seguro, y proporcionarla protección.
  • Analizar la demanda de la mujer ante el proceso de terapia.
  • Desahogo emocional de la víctima

Fase de intervención

  • Psicoeducación en violencia de género que permita a la mujer la toma de conciencia de que ha sufrido maltrato.
  • Refuerzo de la decisión tomada.
  • Reducción de la sintomatología derivada de la violencia
  • Adquisición de habilidades desaprendidas por la situación de violencia.
  • Entrenamiento y preparación para vencer las dificultades de adaptación de la mujer

Conclusiones

Debemos analizar la resistencia que hay en admitir una realidad alarmante y voraz como es la violencia de género en nuestra sociedad. Tenemos que focalizar la atención en diferenciar esta forma de violencia con un perfil de violencia doméstica.

Las personas maltratadoras son selectivas en el ejercicio de la violencia, demostrando su capacidad de control que mantienen en cualquier otra situación.

Hay que saber que la violencia no es una estrategia innata, congénita, es una táctica aprendida.

Si te sientes identificada con algún tipo de violencia física o psicológica ejercida hacia tu persona, estás siendo víctima de maltrato. ¡Denúncialo!

En Ipsia Psicología contamos con psicólogos profesionales expertos en este tema que pueden ayudarte.